UOM Villa Constitución: el impuesto a las ganancias desata un conflicto

Escribe Juan Ferro

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El cuadro de viva disconformidad de los metalúrgicos de Acindar por la afectación de Ganancias sobre el salario derivó en un cese de horas extras que comenzará a regir a partir de este miércoles. La comisión interna de la planta reclama que la empresa absorba los descuentos de Ganancias.

Actualmente, un obrero especializado en Acindar tiene un descuento de Ganancias de entre 20.000 y 30.000 pesos mensuales, sobre unos 200.000 pesos de sueldo bruto. Estos descuentos se duplican cuando se cobra el bono anual de mayo y el llamado sueldo 14, que constituyen un sueldo más. En esa fecha, lo distorsivo de la aplicación de Ganancias hace que los descuentos lleguen a los 50.000 o 60.000 pesos. Ante los reclamos de la interna, la empresa ofreció trabajo a destajo para ir aun acuerdo de “productividad” en la acería y pagar por cuatro meses las extras al 130% sin tocar Ganancias, y acordó verbalmente ir prorrateando en los meses siguientes los descuentos del bono y del sueldo 14, cosa que no cumplió y produjo un enorme malestar entre los trabajadores de la planta.

El planteo de la directiva local de la UOM no era el de la comisión interna -que la empresa absorbiera el descuento de Ganancias- sino reclamar el pago del 400% la hora extra, de manera de que, aunque los descuentos fueran brutales, lo cobrado equiparara el pago de las extras sin Ganancias.

La directiva busca posicionarse en medio del comienzo de la paritaria siderúrgica que tiene como base la ruinosa firma del Secretariado Nacional de la UOM del 45% del sueldo en tres tramos -18, 15 y 12 por ciento a pagar en abril, julio y octubre- de la rama 17, que constituye el 80% del conjunto de los metalúrgicos. La UOM tiene uno de los básicos de convenio más bajos del país, al extremo de que en las últimas paritarias se ha incorporado el IMGR (Ingreso Mínimo Global de Referencia), que integra parte de los premios al salario mínimo a percibir y “disimula” básicos de indigencia.

La medida tiene todo el aspecto de una maniobra de la directiva, que no determinó la acción en una asamblea general ni estableció cual sería el plan de lucha para frenar la aplicación de Ganancias sobre los salarios. La comisión interna, en un comunicado, acaba de reclamar una junta interna de delegados para mañana, para discutir la acción y un plan de lucha. Este tipo de maniobras le costaron la dirección a Reguera del sindicato de los aceiteros de San Lorenzo. Por eso es importante, además de cumplir a rajatabla con la acción del quite de horas extras, que la decisión de levantarla, llegado el caso, sea a través de una asamblea general.

La cuestión del impuesto a las Ganancias y las horas extras ponen en juego cuestiones estratégicas del movimiento obrero. Hoy el cupo de cantidad de horas extras impuesto bajo el menemismo, por decreto (484/2000), es de 200 horas anuales, pero que ninguna empresa cumple y por el que, por los distintos acuerdos establecidos por la burocracia sindical, hay miles de trabajadores con un régimen de 12 horas diarias.

Cuando en las paritarias de 1975, en medio de una gran alza de los trabajadores, se buscaba limitar las horas extras a 80 horas anuales, se defendía la creación de nuevos puestos de trabajo. La burocracia sindical no luchó nunca para obstaculizar las extras indiscriminadas, ni por abolir los premios al presentismo y a la producción. Siempre se limitó a reclamar más dinero a costa de la salud de los propios trabajadores. No hay que olvidar que el trabajo a destajo es un crimen laboral.

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