Pergamino y la cuestión de la seguridad

Escribe Lucio Servidía

Tiempo de lectura: 2 minutos

La población pergaminense fue sacudida esta semana por dos hechos delictivos que se caracterizaron por una brutal violencia. El primero, el asesinato a quemarropa de un ciclista que se resistió al robo de su bicicleta. El segundo, el de un joven fuertemente agredido a la salida de un gimnasio por intentar evitar que roben su motocicleta. Se ha autoconvocado una movilización popular para este fin de semana en pedido de justicia y por mayor seguridad.

Los robos acompañados de violencia, que a veces llegan al extremo de la muerte, son producto de un sistema que se cae a pedazos. Por lo tanto es urgente una deliberación entre la clase trabajadora.

El lumpenaje que lleva adelante estas acciones, muchas veces vinculadas al consumo de drogas, es producto de la descomposición social intrínseca al capitalismo. Cada vez es mayor la masa de trabajadores empujada al desempleo, la indigencia y la miseria. El derrumbe de la educación pública que arroja a los jóvenes a la calle y la falta de una perspectiva de progreso son carne fresca para un narcotráfico que crece amparado por el Estado. Un caldo de cultivo para la violencia que brota al interior de las familias trabajadoras atadas a una miserable asistencia social que está muy lejos de poder ofrecer una salida.

Los gobiernos hace décadas que ofrecen como única solución el reforzamiento del aparato represivo. Un aparato que está tan podrido como el mismísimo sistema. No es novedad la existencia de cajas negras en las comisarías que se alimentan del narcotráfico, las redes de trata y un sinnúmero de delitos organizados con la venia del Estado y la Justicia, y que tiene a punteros y barras bravas como brazos ejecutores. Bancos, juegos de azar y grandes negocios inmobiliarios se encargan de lavar el dinero.

El reforzamiento de los aparatos represivos solo ha fortalecido el ataque a los reclamos populares, el gatillo fácil y la desaparición de personas.

Ante esta situación desesperante, los pergaminenses recurren a la seguridad privada (alarmas, sistemas satelital de monitoreo, policías exonerados de las fuerzas). Pero es evidente que la salida debe ser por otro lado.

Este régimen de la inseguridad debe ser removido por los trabajadores mediante la movilización popular. La conformación de comisiones de vecinos que discutan esta situación es una necesidad urgente. El control de las fuerzas de seguridad y las comisarías por parte de las organizaciones vecinales y de derechos humanos solo serán impuestos por la acción de las grandes mayorías populares. La única perspectiva de salida de la miseria es un gobierno de trabajadores.

Suscribite al canal de WhatsApp de Política Obrera