Una etapa y un régimen político agotados

La lucha por construir un liderazgo de la clase obrera. Tapa de Política Obrera impresa N° 41.

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Las movilizaciones y piquetes de desocupados, choferes y trabajadores de la salud de los últimos días ha desatado una jauría de ataques. Los lanzan, sin distingos, “nacionales y populares”, macristas o libertarios.

Han llegado a atacar a las madres, jefas de hogar, que concurren a la lucha con sus hijos, como si contaran con vacantes en guarderías o jardines.

Aseguran que los desocupados no quieren trabajar, como si sus familias pudieran sobrevivir con ingresos de 9 mil a 16 mil pesos. Hacen changas (trabajos ocasionales, temporales e inciertos) en industrias y en domicilios particulares. Son el 12% de la población activa.

Han amenazado, desde un puesto que ofrece de 4 mil dólares para arriba, con retirar la asistencia social y los planes de trabajo a quienes marchan, para negar el espacio público para aquello que es mś importante que todo – el ejercicio de la lucha.

Para refrendar esa extorsión, apresan y procesan a decenas de luchadores.

Es la respuesta de un gobierno débil y sin rumbo, que acepta sin chistar las imposiciones del FMI, la secretaría de Finanzas de la Otan. Quienes hicieron lo mismo en el pasado, militares o civiles, fueron volteados por la rebelión popular.

La burocracia sindical y las patronales acaban de coincidir en adelantar paritarias, para aumentar los salarios en cuotas, sin recuperación de lo perdido – que es enorme -, y en función de la inflación pasada, que se la come la que viene enseguida. Con los Pablo Moyano y los Yasky son el ala kirchnerista del gobierno del FMI, el mismo que ha impuesto tarifazos promedio del 60 por ciento.

Estamos ante una etapa política agotada y un régimen político agotado; impera la improvisación, la pelea por los cargos, el inmovilismo. El peronismo va por completo a la rastra de una derecha que fracasó sin atenuantes cuando fue gobierno.

La disputa por la calle es la disputa por el liderazgo político. El pueblo argentino necesita un liderazgo político de la clase obrera. La alternativa contraria la tenemos a la vista: hiperinflación y miseria al interior y guerra imperialista internacional.

Llamamos a reunirnos en asambleas, plenarios, coordinadoras para discutir un plan de lucha propio.

Con reivindicaciones claras.

Salario mínimo igual a la canasta familiar.

Plan de obras públicas, bajo control obrero y reparto de las horas de trabajo sin afectar el salario, para enfrentar la desocupación.

Apertura de los libros de bancos y empresas.

Por un congreso obrero, por un congreso de trabajadores.

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