Ola de sindicalización en Starbucks de Estados Unidos: avances, aprietes, limitaciones

Escribe Matias Melta

Tiempo de lectura: 2 minutos

A la histórica ola de huelgas en Estados Unidos -2000 desde el comienzo del Covid- le siguió una ola de sindicalización de todo tipo de sectores de trabajadores, que está en su etapa inicial. La crisis pandémica y su peso sobre las espaldas de la clase obrera llevó a amplias capas de ésta al hartazgo y a la necesidad de organizar metódicamente la lucha. A la voraz oposición de empresas gigantes como Amazon, se le sumó con todas sus fuerzas Starbucks, que para intentar frenar el fenómeno contrató nuevamente a su CEO más famoso, Howard Schulz.

En diciembre de 2021 se creó el primer gremio de Starbucks en EEUU, SWU -Trabajadores de Starbucks Unidos- en un local en Buffalo, estado de Nueva York. Al día de hoy, empleados de 15 tiendas ya están sindicalizados y los de otras 185 esperan su certificación o fecha de elección, que debe otorgarles la NRLB -Junta Nacional de Relaciones Laborales de EEUU- en los más diversos rincones del vasto país del norte. Esta tendencia, que se generaliza y es de carácter nacional, tiene en Starbucks sus propias características: en muchos casos es liderada por jóvenes afroamericanos y mujeres -esto se repite por ejemplo en el caso de Amazon- además de tratarse en gran medida de pocos empleados por sucursal, debido a las formas de contratación de la empresa.

Schulz fue CEO de Starbucks en los períodos de 1986-2000 y 2008-2017. Es conocido tanto por haber sido quien ideó el "sistema" de la empresa -que la haría líder de la industria del café a nivel mundial- como por su "mano de hierro" contra la organización de los trabajadores. Apenas asumió nuevamente, escribió una carta a sus empleados en la que los "instaba" a no sindicalizarse, a lo que le siguió una reunión reservada con el mismo tono, que finalmente se viralizó. En la misma dijo: "no podemos ignorar lo que está sucediendo en el país en relación con las empresas de todo el país que están siendo asaltadas de diferentes maneras por la amenaza de la sindicalización". Este apriete descarnado viene de la mano de amedrentamientos, despidos -una purga de trabajadores dirigentes de la organización pro sindicato- y promesas de "mejoras" y "beneficios" a empleados para que se conviertan en agentes anti sindicales.

Pese a esto, los trabajadores de Starbucks se mantienen firmes en su decisión de sindicalizarse. El proceso no carece de limitaciones: SWU utiliza el lenguaje falaz de la empresa, creado por Schulz como una forma para que sus trabajadores explotados, pequeños productores o dueños de tiendas se autodenominen "socios" de Starbucks. Dice SWU en su web: "Muchos de nosotros hemos invertido años de nuestra vida en Starbucks, mientras que otros se han convertido recientemente en socios. Todos tenemos una cosa en común: queremos que la empresa tenga éxito y queremos que nuestra vida laboral sea lo mejor posible." El sindicato entra en el juego de la empresa y termina proponiendo, textualmente, "compartir el poder y la rendición de cuentas" a sus dueños, algo completamente fantasioso en el capitalismo.

Sin embargo, SWU no habla por los miles de empleados de Starbucks que se organizan para crear gremios. El proceso es heterogéneo y recién comienza. El camino a seguir es, sin dudas, el del clasismo.

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