El Partido Obrero (oficial) “invita” a la OTAN y a Putin a “irse” de Ucrania

Escriben Julián Asiner y Jorge Altamira

El FIT-U y la guerra imperialista en vísperas del 1° de Mayo.

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La consigna adoptada por el aparato del Partido Obrero (Oficial) frente a la guerra en Ucrania llama la atención por su aparente falta de lógica: “Fuera el imperialismo y la OTAN del este europeo. Fuera Putin de Ucrania”, reza una nota reciente firmada por Gustavo Montenegro en Prensa Obrera (19/4). Es decir, que se vayan todos y reine la paz. La OTAN debe retirarse del “este europeo”, pero de ningún otro lugar del mundo, y Putin sólo de Ucrania, pero no de Chechenia y el norte del Cáucaso, ni de Bielorrusia o las naciones kazakas, uzbeskas o turcomanas. El imperialismo y la OTAN son descriptos en términos territoriales, no de sujeción económica y política, ni como organización mundial del capitalismo. La caracterización de la Rusia restauracionista y del régimen de Putin y la oligarquía se encuentra ausente. En estos términos estamos ante una consigna electoral que ocasionalmente pretende servir para Argentina, no ante un planteo de movilización internacional de la clase obrera.

¿Adónde se supone que deberían irse el imperialismo, la OTAN y Putin? El aparato que usurpó el PO no lo dice, pero no es complicado imaginarlo –en el resto del mundo. No estamos ante una consigna socialista internacional, sino proimperialista. Si la OTAN, de un lado, y Rusia del otro, con el apoyo de China y la ‘benevolencia’ de India, que representan la mitad de la población mundial, se disputan Ucrania, no estamos ante una guerra nacional, sino ante una guerra imperialista de carácter mundial. No se trata entonces de que alguien se vaya a ningún lado, sino de convertir a esta guerra entre explotadores en una lucha de clases internacional para acabar con el conjunto del imperialismo. Lo que propone el aparato oficial es reemplazar la guerra imperialista por una paz imperialista, como si el imperialismo no fuera la base de todas las guerras modernas.

Desde el primer día de esta guerra -incluso antes- los bandidos de la OTAN y de Putin han venido discutiendo la propuesta del PO Oficial –un ´retiro´ que evite una guerra prolongada y el peligro de que se transforme en mundial-. Zelensky, quien de acuerdo al Washington Post no abre la boca sin concertar antes con Blinken, el secretario de Estado de Biden, ha venido proponiendo todo el tiempo un cese del fuego y un acuerdo de paz, “para evitar más víctimas civiles”. La viabilidad de esta posición está condicionada al desarrollo de la guerra en el terreno, o sea, que el ‘retiro’ de unos y de otros supone la continuación de la guerra. Mientras Putin ha extendido su objetivo de guerra a todo el sur de Ucrania, incluida la anexión de Trasnitria, en Moldavia, Biden está enviando armamento de mayor sofisticación a las fuerzas armadas y unidades territoriales de Ucrania, lo cual podría derivar, potencialmente, en una extensión del conflicto militar al territorio de Rusia y Bielorrusia. El retiro de la OTAN y de Putin de Ucrania es un delirio infantil de una corriente oportunista, que en tres años ha perdido hasta el recuerdo de lo que ha sido el Partido Obrero. En cualquier caso, es una posición pro-imperialista. Por eso, el FIT-U no incluye a la guerra en la propaganda del acto que ha convocado para el 1° de Mayo. El domingo que viene, sin embargo, sus oradores ventilarán sus posiciones nacionalistas, con diferencias de matices, en la jornada que celebra el internacionalismo de la clase obrera.

La artificialidad del planteo de este aparato es de tal magnitud que soslaya un aspecto estratégico de esta guerra, como lo es la guerra económica, que busca la quiebra de los Estados en pugna, en primer lugar Rusia, aunque también de Alemania, cuyo gobierno atraviesa una crisis terminal. ¿Adónde pretende trasladar esta guerra el aparato del PO, a qué territorio? Ni siquiera podrá llevarla al espacio exterior terrestre, desde que Elon Musk, el dueño de Tesla, ofreció sus satélites a Ucrania, para hacer frente al hackeo de comunicaciones de parte de Moscú. El PO Oficial, por donde se lo mire, ha roto con el internacionalismo socialista y ha elegido para hacerlo el 1° de Mayo.

El oficialismo del PO nos devuelve, aunque con mayor grosería, a la misma posición que ya hemos criticado en estas páginas (ver acá https://politicaobrera.com/6637-el-cambalache-del-pts-ante-la-guerra-de-la-otan-y-putin, acá https://politicaobrera.com/6748-el-pts-una-posicion-reaccionaria-frente-a-la-guerra-otan-rusia y acá https://politicaobrera.com/6750-un-pesimo-polemista-y-peor-difamador).

El derecho a la autodeterminación de Ucrania depende del derrocamiento de los campos imperialistas y opresores en pugna, por parte del proletariado mundial. Una paz imperialista no abriría paso a la autodeterminación de Ucrania, que tiene, por otra parte, una deuda externa del 65% del PBI y estaba desde antes de la guerra bajo la tutela del FMI. Un grupo de pacifistas ha lanzado recientemente una campaña por la cancelación de esa deuda, por parte de la OTAN y el FMI. Esto podría ocurrir solamente si la OTAN consigue anexar a Ucrania, no cuando corre el peligro de que la anexe Rusia. El pacifismo naufraga en todo el mundo y asume un carácter imperialista, porque es hipócritamente ciego al carácter imperialista de la guerra y promueve el armamentismo de Ucrania por parte de la OTAN.

Si se trata de cancelar la deuda de Ucrania hay que advertir que su mayor acreedor es China, por un monto que no está determinado, pero superior a cualquier otro país. China opera en Ucrania bajo las condiciones establecidas por el FMI, al mismo tiempo que integra el bloque de oposición a la intervención de la OTAN en Ucrania. El tejido de la guerra imperialista mundial abraza a Ucrania hasta la asfixia. El nacionalismo del aparato del PO ignora todo debido a su analfabetismo teórico (sus dirigentes se han expresado en este sentido en forma reiterada), pero también ex profeso, porque ningún marxista puede desconocer el carácter mundial de la economía, el carácter reaccionario del imperialismo y el carácter internacional de la lucha de clases. Pero también ignora lo siguiente: Ucrania no tiene destino fuera del mercado mundial, sea la Unión Europea y la Organización Mundial del Comercio, o la Comunidad Económica Euro-Asiática de Rusia y su periferia. Esto ya lo había advertido Putin cuando pidió adherir a la OTAN, se incorporó al G-8 y aún integra el G-20. La autarquía para Ucrania, o para quien sea, no tiene destino. Sólo la revolución proletaria mundial puede dar a la relación entre las naciones un carácter igualitario y colaborativo. Ni la OTAN, ni Putin, en una guerra (no en una segunda vuelta electoral) es una consigna necia en grado superlativo.

Desde antes incluso que Putin invadiera a Ucrania, Política Obrera, el Partido Obrero Tendencia, viene explicando que está en curso una guerra de alcance mundial. De nada serviría ‘exigir’ (!!!!) que el imperialismo, la OTAN y Putin, ‘se vayan’, porque lo que ha estallado en el Donbass, en Ucrania, en Europa del este, en la Unión Europea, en Rusia y en Estados Unidos son contradicciones históricas de alcance mundial. Se acaba de ver en las elecciones francesas y, el año pasado, en el golpe de Estado fracasado de Trump. El mapa del conflicto incluye la crisis en Estados Unidos, los choques al interior de la Unión Europea, la necesidad del capital financiero de avanzar sobre Rusia y, por sobre todo, China, la creciente intervención yanqui sobre América Latina y la creciente hambruna y crisis humanitaria mundial.

El informe político presentado por la camarilla oficialista para su próximo Congreso se deshace en críticas al MST e Izquierda Socialista, sus laderos en el FIT-U, por “militar en el campo de la resistencia con Zelenski a la invasión de Putin (…) sin denunciar la responsabilidad de la OTAN en la guerra” (Prensa Obrera, 21/4). Pero el aparato del PO llega a las mismas conclusiones que el MST e IS: que la guerra es de carácter nacional y no mundial, que es emancipadora y no pro imperialista, a condición, ¡claro!, de que se denuncie tanto a Putin como a la OTAN y se “exija” que “se retiren”, como si el PO Oficial tuviera el monopolio del “derecho de admisión”. Por otro lado, exime de críticas al PTS, para quien la ‘autodeterminación de Ucrania es el elemento central (???) de la guerra actual’ (¿Cuál sería el ‘otro’ elemento ‘central’: los imperialismos yanquis y europeos?). Todo esto inspira un electoralismo necio, que supone que los electores tienen ‘horror’ por Putin, muchos son ‘razonablemente’ críticos de la OTAN, pero no quieren escuchar nada de internacionalismo proletario ni lucha revolucionaria contra la guerra imperialista.

Para Pablo Heller, las potencias intervinientes deberían ‘irse’, porque “el fantasma (sic) de una guerra mundial aparece en el horizonte (?) como una amenaza al conjunto de la humanidad” (Prensa Obrera, 13/4). O sea que si la OTAN y Rusia no se van, el “horizonte” de la guerra mundial quedaría más cerca. Aquí la necedad es múltiple, en primer lugar porque los horizontes son tales dado que conservan la distancia; en segundo lugar, porque una guerra mundial que aparece en el horizonte de esta guerra es, en principio, una guerra mundial. Como la guerra mundial se encuentra en el horizonte, la lucha internacional contra esta guerra imperialista la dejamos para cuando madure. Los usurpadores del PO (con el apoyo de la Justicia Electoral) se refugian en el sofisma.

El reciente Congreso del Partido Obrero (Tendencia), Política Obrera, deliberó sobre el lugar histórico de la guerra imperialista en desarrollo (https://politicaobrera.com/6842-resolucion-sobre-la-guerra), como parte de una época de decadencia histórica del capitalismo signada en estos últimos años por la pandemia, la crisis mundial y la tendencia de las masas a la revolución social. La consigna que encabezó el Manifiesto votado por el Congreso es “¡Abajo la guerra imperialista de la OTAN y la invasión de Putin a Ucrania!” (https://politicaobrera.com/6855-manifiesto-del-congreso-de-politica-obrera). Una brutal diferencia con el diplomático “go home, please”.

La “guerra en el horizonte” se manifiesta dramáticamente en la dislocación de la economía mundial que ha producido la “militarización de las relaciones económicas”, que es como la prensa occidental ha denominado a las sanciones económicas internacionales contra Rusia y colateralmente contra el 60% del resto del mundo, que comercia con Rusia (“weaponizing the economy”). ¿Esta guerra, como “febo”, también “asoma” sólo en el horizonte? Como consecuencia, miles de millones de trabajadores enfrentan la carestía, la hambruna y la dislocación de la industria. Los nacionales y populares pretenden zafar de esta crisis mediante el impuesto a “la renta inesperada”, lo cual raya en la idiotez. La IV Internacional debe denunciar el vínculo entre la carestía y el hambre con la guerra imperialista, y llamar a la clase obrera de todos los países a unificar la lucha contra la carestía y el hambre, con la lucha contra la guerra imperialista para convertirla en una lucha de clases, también internacional, que ponga fin al capitalismo. Pedir que los belicistas se retiren del terreno es caer en la pavada y paralizar a la clase obrera del propio país.

Que el 90% de la izquierda, en el mundo, desarrolle las mismas posiciones que el FIT-U, destruye otra pavada: que el FIT-U es un caso nacional excepcional de independencia de clase. No es así, es un caso vulgar de nacionalismo de izquierda como todo el resto. Nuestra corriente denuncia esta guerra como imperialista y mundial y llama a derrocar a todos los gobiernos que la promueven, participan activamente de ella, con los métodos de la lucha de clase internacional.

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