Tiempo de lectura: 2 minutos
La Corte Suprema de los Estados Unidos se prepara para derogar el fallo Roe vs. Wade, que hace medio siglo -1973-, en el contexto de enormes movilizaciones de mujeres, prohibió obstaculizar la interrupción del embarazo hasta la 23 semana.
La filtración de un borrador -algo absolutamente inusual- reveló que la mayoría de los jueces -tres de ellos nombrados por Donald Trump- se aprestan a dar un golpe literalmente mortal a las trabajadoras del Sur y del medio Oeste norteamericano. En el dictamen, el juez Samuel Alito menciona que este “debe ser anulado”, que Roe “estaba extremadamente equivocado desde el principio” y que su razonamiento era “excepcionalmente débil, y la decisión ha tenido consecuencias perjudiciales”.
Por lo menos 22 estados están esperando esa resolución. Límites a la interrupción del embarazo -aún en caso de violación- ya rigen en por lo menos 12 estados a partir de las Legislaturas locales. En alguno ni siquiera es legal comprar píldoras como el misoprostol. “Muchas mujeres estadounidenses ya piden este tipo de píldoras en línea o cruzan la frontera a México, donde se venden sin receta como medicamentos para las úlceras.” New York Times 3-5.
Sin el amparo del fallo Roe, las clínicas en 22 estados cerrarían inmediatamente. Allí viven el 42 por ciento de las mujeres estadounidenses en edad fértil.
Algunos gobernadores demócratas se apuraron a garantizar la continuidad de la práctica. Bernie Sanders reclamó en sus redes sociales: “El Congreso debe aprobar una legislación que codifique Roe vs. Wade como la ley del país, en este país AHORA MISMO. Y si no hay 60 votos en el Senado para hacerlo, y no los hay, hay que acabar con el obstruccionismo para aprobarlo con 50 votos”. Tarde piaste, hace medio siglo que los demócratas NO codifican la ley a pesar de los reclamos de sectores del movimiento de mujeres no colonizados por el partido.
La derogación plantearía un insólito doble estándar: las mujeres de medio país tendrían aborto legal y las otras retrocederían medio siglo. Diversos estudios dicen que la mitad seguiría con el embarazo no querido y la mitad apelaría a métodos caseros exponiendo su vida. “A principios de la década de 1960, el Hospital del Condado de Cook en Chicago trataba a más de 4.000 mujeres al año por los efectos potencialmente mortales de los abortos ilegales fallidos” informa el New York Times.
La alternativa de que las embarazadas se trasladen a otros estados para abortar no es viable. Todos los medios norteamericanos reconocen que la mayoría de las trabajadoras, desocupadas u ocupadas, y especialmente las migrantes, carecen de esos recursos. “Inmigrantes desproporcionadamente pobres, negras, latinas, adolescentes, sin seguro e inmigrantes indocumentadas”, reza la lista.
La resolución de la Corte es una prueba más de que ningún derecho es intocable bajo este régimen social. En su agonía, el capital arrastra a la barbarie a toda la especie humana.
La confianza en los demócratas ha maniatado al aguerrido movimiento de mujeres que más conquistas arrancó en la llamada segunda ola, en la década del 70, unidas a la lucha contra la guerra de Vietnam y por los derechos civiles de la negritud. Las y los jóvenes trabajadores norteamericanos están de pie y en guerra por sus derechos sindicales. También para las mujeres ese es el camino.
