Piñera decreta estado de emergencia frente al avance del coronavirus y del desgobierno

Escribe Partido Obrero Revolucionario (Chile)

Tiempo de lectura: 6 minutos

Compartimos esta nota sobre la crisis política en Chile desatada por la pandemia, en el marco de la rebelión popular. El POR-Chile es miembro de la CRCI y es compañero de ideas de la Tendencia del Partido Obrero de Argentina.

PIÑERA DECRETA ESTADO DE EMERGENCIA FRENTE AL AVANCE DEL CORONAVIRUS Y DEL DESGOBIERNO

En la mañana de ayer, Piñera decretó estado de emergencia y excepción constitucional, el cual comenzó a partir de hoy jueves a las 00:00 y por 90 días. El principal objetivo de esta medida es poder sacar a los militares a las calles para el resguardo de los centros de salud, de fronteras, garantizar las cadenas de producción y distribución de abastecimiento y para tomar el control de la seguridad pública. Esto fue anunciado después de que desde el ministerio de salud se contabilizarán 238 personas diagnosticadas con COVID-19 positivo.

La medida fue tomada por Piñera justo después de que miles de trabajadoras y trabajadores mineros, forestales, del comercio, retail y transportes se movilizan en todo el país frente a la obligación de presentarse a los lugares de trabajo, cuando consideran que no están las condiciones de resguardo de su salud frente al incremento de los contagios. Chile es el país con más casos de coronavirus en América del Sur y con una tasa mayor de diagnosticados- a igual número de días después del primer brote – que países como Italia y España donde la crisis sanitaria ha sido catastrófica.

Las masas obreras y las capas medias del país no confían en Piñera, han adquirido una mayor conciencia de las contradicciones sociales que atraviesan al país después de iniciada la rebelión popular del 18-O, y han asumido, mirando muy de cerca la tragedia que la pandemia ha generado en los países europeos, quienes se encuentran en una verdadera lucha por la vida. Han tomado medidas de resguardo antes de que el gobierno las indique, presionado a los alcaldes de las comunas de Santiago – principalmente los de la coalición de gobierno – para el cierre de escuelas y de centros comerciales a contrapelo de las indicaciones de Piñera, reclamando que al presidente le importa más mantener la actividad económica y las ganancias empresariales que la salud de las personas que día a día se exponen al virus en sus lugares de trabajo y en el transporte público.

El clamor popular reclama una cuarentena general y Piñera responde con la negativa a esa opción con militares en las calles tal como el paso 18 de octubre. Piñera está lejos de resolver su crisis y la del régimen completo que aumenta la intensidad de sus tendencias dislocadoras. La movilización de las masas no ha parado, ahora se manifiesta de otras formas, bajo un contexto de crisis económica y crisis sanitaria extrema.

“Estamos mejor preparaos que Italia”

Aseverando que el sistema de salud chileno está mejor preparado que el italiano para enfrentar la crisis del coronavirus, Piñera se resiste a tomar medidas de fondo para aplanar la curva de contagios y sigue apelando al “autocuidado de la población”. En la noche del miércoles, salió por los medios planteando que su gobierno no solo tiene que “proteger la salud de las personas, sino que también debemos preocuparnos que los que estén en su casa tengan electricidad, agua potable, telecomunicaciones, alimentos, medicamentos”, haciendo defensa del reclamo empresarial de mantener el mayor ritmo de producción posible en medio de la pandemia.

Desde el Colegio Médico, su presidenta afín al Frente Amplio, Izkia Siches, ha manifestado que si las estimaciones sobre la que se basa Piñera son ciertas – 100 mil pacientes en el peak del contagio, 45 mil pacientes terminando abril hospitalizado y 4 mil con uso de respiración mecánica – sería como un “tsunami para la red sanitaria” que ya tiene las unidades de cuidados intensivos ya están llenas. Según fuentes del gobierno, entre el sistema público y privado se cuenta en la actualidad como alrededor de 1.200 respiradores mecánicos, instrumentos cruciales para el tratamiento de las personas que pasan por la fase crítica de la infección. Desde ahí el gremio médico ha planteado que “lo más prudente es limitar el movimiento de las personas, restringir al máximo y aumentar el distanciamiento social porque es una estrategia que nos puede dar tiempo" (La Tercera 18/03).

Piñera en vez de reforzar las medidas de control del virus y de incremento de los recursos para potenciar la salud pública tanto en infraestructura, insumos y condiciones laborales de las y los trabajadores de la salud, ha tomado el camino de la militarización del país, para insistir en “tareas de orden público”. La clase obrera tiene motivos de sobra para desconfiar del presidente y organizarse por su salud y la de sus familias.

Semi cuarentena ded facto

Las medidas de resguardo que han tomado el grueso de las familias trabajadoras frente a la crisis de coronavirus, que ya no envían a sus hijos a jardines infantiles y colegios, y que en muchos casos han logrado acordar con los patrones, después de aplicar diversas formas de movilización incluso sin tener sindicatos activos, formas de “trabajo remoto” o “turnos éticos” para liberar de actividades a partes de los equipos de trabajos, ha generado en los hechos una semi cuarentena de facto. Sectores económicos como el transporte interurbano, las aerolíneas y el comercio en general, han manifestado que sus ventas han caído de forma dramática esta semana.

Metro de Santiago ha anunciado que esta semana ha bajado el flujo de pasajeros a la mitad, lo que representado una paralización económica que está solo comenzando y en que avizora un próximo periodo de recesión. Es en este contexto es que los empresarios se han negado al cierre total de los centros comerciales, identificados como importantes focos de contagio. La presión popular obligó a que el alcalde Carter de La Florida y Matthei de Providencia – ambos de Chile Vamos –amenazaron con el cierre obligado de los mall en sus comunas. Esto provocó un nuevo choque al interior del gobierno y desde hoy los centros comerciales solo abrirán sus supermercados, farmacias y bancos.

El problema es que los capitalistas están intentando aplicar múltiples mecanismos para traspasar la crisis a las y los trabajadores frente a la paralización económica. Crece el descontento entre los laburantes que se mantienen activos en sus lugares de trabajo en la más completa inseguridad, denunciado la ofensiva de los patrones quienes los han obligado a firmar vacaciones anticipadas, firmar de forma indefinida “permisos sin goce de sueldo” como ocurrió en los restaurants “La Píccola Italia”, dejándolos en completa incertidumbre respecto a los salarios y la tendencia al despedido. El caso más dramático es el de más una veintena de choferes de Subus que fueron desvinculados después de realizar una huelga ilegal reclamando condiciones mínimas de higienes para poder hacer funcionar los buses. Los despidos en general crecen cada día y se estima que para el próximo mes la tasa de cesantía se encumbre sobre el 10%. Bajo este escenario, es urgente que las y los trabajadores puedan deliberar y delinear un programa para organizarse y enfrentar esta crisis, donde Piñera no va a resolver nada que choque con el interés capitalista, o sea, nada en favor de las y los trabajadores.

Es urgente la aplicación de un impuesto extraordinario a los grandes capitales y fortunas para apalancar los recursos fiscales que se están perdiendo por la caída del precio del cobre y la devaluación del peso. Urge la centralización de estos recursos para la construcción de hospitales, compra de respiradores mecánicos y la compra masiva de test de coronavirus para desplegar un plan de detección masiva. Intervención de las clínicas privadas, bajo la dirección de las y los trabajadores, para asegurar la atención de toda la población del país frente a la pandemia.

Entrega gratuita de útiles sanitarios en todas las poblaciones afectadas.

Creación de comités de trabajadores en todos los lugares de trabajo e instituciones estatales, para que el Estado y los patrones aseguren la prevención, elementos sanitarios básicos y licencias para ausentarse del trabajo sin descuentos de salario.

Bono de emergencia para todas y todos los trabajadores informales y cesantes, para quienes ejercen el trabajo doméstico y canastas familiares para asegurar la alimentación de todos los desempleados del país.

Duplicación del presupuesto público de salud. Incorporación de nuevos médicos y enfermeras con estabilidad laboral y bajo turnos de 6 horas.

Derogación de los despidos “por necesidades de la empresa”. Prohibición de los despidos mientras dure la pandemia y fin al IVA a los productos de primera necesidad.

La crisis del coronavirus, tal como la rebelión iniciada el 18-O, dejan al desnudo el carácter pro capitalista del gobierno de Piñera, donde su principal objetivo está puesto en proteger a los empresarios a los que sirve, incluso bajo una crisis sanitaria que amenaza la vida de todo el país. Vamos por una Asamblea Constituyente libre y soberana, vamos por un gobierno de las y los trabajadores.

Suscribite al canal de WhatsApp de Política Obrera