Paritarias de la Alimentación: la burocracia cierra un 59% a la medida de los capitalistas

Escribe Pablo Busch

Tiempo de lectura: 4 minutos

La recientemente electa Comisión Directiva de la FTIA -Federación de Trabajadores de la Industria de la Alimentación- anunció ayer el cierre de la negociación paritaria para el período que va de mayo del 2022 a abril del 2023, con un incremento salarial del 59% para el Convenio principal de la Alimentación (244/94) y un 33% a seis meses para el convenio de la rama avícola.

El aumento del 59% coincide con la pauta salarial que el Gobierno estableció para los adelantos de paritarias, en la línea alrededor del 60% que marcaron Comercio, Bancarios y otros. Las cuotas pautadas son del 18% para el mes de mayo, el 15% a partir de agosto, el 14% a partir de noviembre y el 12% para febrero de 2023. El acuerdo prevé también dos cláusulas de revisión; una para septiembre próximo y una para febrero de 2023. El acuerdo avícola del 33% consta de tres cuotas: 14% a partir de abril, 10% a partir de junio y 9% a partir de agosto, con una cláusula de revisión para septiembre del corriente año.

A la medida de la Copal

El dato distintivo de la paritaria 2022 del STIA es que, contrariamente a la usanza de todas las paritarias, los más apurados en llegar a un acuerdo está vez eran los empresarios de la Copal. El impulsor principal del llamado al adelanto de las paritarias fue el propio Funes de Rioja, Presidente de la Copal. El adelanto de paritarias fue una respuesta al 6,7% de inflación del mes de marzo y a su potencial aceleración a partir de inicio de la guerra mundial, con el objetivo central de evitar un proceso huelguístico fuera del control de los sindicatos.

Así lo explicaba hace un mes el comunicado común entre la Unión Industrial y la CGT; "en el entendimiento de que el diálogo social permite generar las políticas adecuadas para el desarrollo económico con inclusión social, y que la fijación de los salarios mediante la negociación colectiva es la herramienta adecuada para lograr el incremento de las remuneraciones". Cómo se ve, el temor de la UIA, y de la CGT, es que los trabajadores recurran a los métodos "no adecuados".

Si bien la paritaria vence el 30 de abril, año tras año la política dilatoria de la Copal llevaba los acuerdos hasta fines de julio. Este año, frente a la escalada inflacionaria y una proyección anualizada que ronda el 100%, el acuerdo se firmó sin conflictos ni dilaciones el jueves 5 de mayo.

Consolidando lo perdido

En la discusión del acuerdo paritario 2022-23 todas las partes se cuidaron mucho de no mencionar la paritaria anterior. Ocurre que luego de tres cláusulas de revisión, la última en marzo pasado, se llegó a un acuerdo final del 52,6%.

Los índices de inflación de marzo del 6,7% y la de abril, que rondará el 6% dejarán ese número por debajo de la interanual. Esos puntos porcentuales, ya revisados, se perderán definitivamente.

El acuerdo del 59% lleva al trabajador inicial de la Alimentación en mayo a un salario $102.430, que con los descuentos, quedará por debajo de la línea de pobreza – que en abril ronda los $90.000. Muy lejos queda el salario de los trabajadores de la Alimentación de la canasta familiar, hoy no menor a $200.000.

Ambos acuerdos paritarios son otra vez "no remunerativos" a fines previsionales. Es decir que se libera a las patronales de pagar las cargas del aumento salarial hasta noviembre, excepto obviamente las que van a la caja del Sindicato. Esto representa unos centavos más en el salario neto de los trabajadores a costa del vaciamiento de los fondos jubilatorios y del INSSJJPP (Instituto de seguridad social de jubilados y pensionados) y coloca a la Directiva de la FTIA en un campo de complicidad con la política jubilatorios del Gobierno.

La suba del precio de los alimentos fue todavía mayor que el índice general, 7,2%, y llega a un cálculo interanual de casi el 59,8%. En solo tres meses que lleva el 2022, las patronales de la Copal aumentaron un 20,9% los precios de los alimentos. La perspectiva es explosiva.

Ganancias, el techo salarial

En las principales fábricas de la Alimentación del país se gana por arriba del salario de convenio. Esto se debe a acuerdos internos, de premios que dependen del presentismo, de la producción, etc. En esos establecimientos de trabajo, el acuerdo paritario hará llegar a prácticamente el conjunto de los trabajadores al piso del impuesto a las Ganancias, que quedó en $225.000 brutos (unos $18.0000 netos).

Como se impuso un piso para ingresar, pero no sé actualizaron las deducciones, los trabajadores que ingresan al pago de Ganancias lo harán por mucho más de lo que se pasan del piso y con la carga impositiva máxima del 31%. Eso significa que el Impuesto a las Ganancias operará común techo para la percepción del acuerdo paritario, especialmente para los trabajadores de fábricas que perciban salarios más altos. O sea que el acuerdo del 59%, en el bolsillo, será considerablemente menos. El STIA, como ningún otro sindicato de la CGT, ni siquiera amagó con un reclamo de eximir a los salarios de Ganancias.

Una perspectiva

El acuerdo suscripto por la Federación fue sellado a espaldas de los miles de trabajadores de la Alimentación. En las fábricas los trabajadores se preguntaban cuánto se reclamaba, qué condiciones, etc. El sindicato actúa secretamente y acuerda una paritaria de pobreza sin consultar con sus representados. La lucha por un salario igual al costo de la canasta familiar y por erradicar el impuesto a las ganancias de los salarios que la conducción del gremio rechaza, queda en manos del extendido activismo de las fábricas alimenticias. Las reivindicaciones históricas que la burocracia abandonó hace rato deben ser tomadas por los trabajadores. Unificar ese activismo de las fábricas todo el país, a través de un congreso de delegados de base, permitirá abrir paso a esa lucha.

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