3 de junio: salgamos a las calles contra los femicidios

Escribe Alejandra del Castillo

El ajuste del FMI y Fernández y la guerra imperialista.

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Este 3 de junio tendrá lugar el 7° Ni Una Menos, la enorme irrupción del movimiento de mujeres contra los imparables femicidios y el cuadro de creciente violencia social. En ese momento, y como resultado de un intenso debate, se logró colocar la responsabilidad del Estado contra las posiciones que pretendían centrar la denuncia en la cuestión cultural. La propia realidad fue convenciendo a quienes quedaron a medio camino. Detrás de los femicidios hay denuncias cajoneadas en comisarías y fiscalías, medidas de restricción que no se cumplen, jueces que archivan causas, agresores amparados por punteros y funcionarios, refugios que no existen. Luego la lucha por el aborto legal mostró la profunda injerencia de la Iglesia católica, pero también de otros cultos, en el Estado y su rol en la sujeción y disciplinamiento de las mujeres y de las familias trabajadoras.

Después de 7 años podemos decir que, como resultado de la lucha, se logró la visibilización del calvario que enfrentan las víctimas, de la impunidad presente, y se mostró en los hechos la fuerza de la movilización y la lucha para arrancar reclamos. El aborto legal, la destitución de jueces misóginos, condenas en numerosos casos, son la expresión de todo este proceso. Distintas fueron las maniobras provenientes del Estado para cooptar al movimiento de mujeres y retirarlo de las calles. Sin embargo, ninguna de las medidas de maquillaje, como la ley Micaela y la paridad de género, lograron su cometido porque los femicidios no paran y las violencias y miseria son cada vez más críticas. Tampoco la acción de las organizaciones que actúan como diques de contención pudieron evitar que las mujeres trabajadoras estén en la primera línea de las luchas por el salario y contra la desocupación, por las condiciones sanitarias durante la pandemia, contra la impunidad.

Este nuevo Ni Una Menos tendrá lugar en el medio de una guerra imperialista, en la que se dilapidan enormes recursos en la destrucción y la muerte, mientras millones se hunden en el hambre y la desesperación, y que amenaza con un ataque nuclear sobre el conjunto de la humanidad. Las movilizaciones no pueden hacer silencio y deben convertirse en un pronunciamiento contra la guerra imperialista de la OTAN y el régimen de Putin.

Desde Política Obrera vamos a llevar también a las asambleas y reuniones preparatorias la necesidad de poner en pie un congreso obrero para debatir un programa y un plan de lucha, para dar una salida a este régimen de miseria, femicidios y barbarie.

Preparemos movilizaciones en todas las plazas del país para que se escuche el grito contra los femicidios, contra el ajuste del FMI y Fernández, por el efectivo acceso al aborto legal y contra la guerra imperialista.

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