La banda sinfónica, en pie de lucha

Escribe Marcos Cabezaz

Tiempo de lectura: 3 minutos

El 25 de mayo pasado la Banda Sinfónica de la Ciudad de Buenos Aires cumplió 112 años. Sin embargo, lo único que hay para festejar es el compromiso de sus integrantes para defenderla frente al vaciamiento que amenaza su disolución. La Banda se encuentra en estado de deliberación, en lo que va del año lleva seis movilizaciones. El pasado viernes 27 la Banda hizo una última convocatoria frente a la Casa de la Cultura. Sutecba, gremio de los municipales de la ciudad, prometió una reunión con autoridades para tratar los reclamos.

El organismo que depende de la Dirección General de Música del Ministerio de Cultura de la Ciudad no cuenta con una sala de ensayo propia y tiene 30 vacantes sin cubrir, lo que impide su normal funcionamiento; sus trabajadores y trabajadoras reclaman una sala definitiva y la apertura de concursos para cubrir los cargos vacantes, así como el reconocimiento del aporte de instrumentos, la provisión de ropa de trabajo, la recomposición salarial y una programación que fortalezca y jerarquice su misión cultural y social.

Por otra parte, el incumplimiento por parte del Ejecutivo porteño de la ordenanza Nº 45.604 B.M. 19.286 Publ. 18/05/1992, por la que se rige la agrupación sinfónica, motivó el inicio de acciones legales por parte de un número significativo de músicos y músicas desde el 2001. Dichas demandas cuentan con sentencia firme del Poder Judicial de la Ciudad, lo que obliga al gobierno a pagarlas, pero este se niega a pesar de estar los fondos depositados en sede judicial, (Muchnik Eleonor y otros c/ GCBA s/ empleo público expte. 13052/2004; Cosentino Edgaŕdo y otro c/ Gcba S/ empleo público incidente expte. 4314/2001-0 y _8; Laikan Luis y otros c/ Gcba S/empleo público incidente expte. 41743/2011-2).

Uno de los reclamos más sentidos es el reconocimiento de la antigüedad, que figuró en la ordenanza desde su publicación en 1992 hasta que fue eliminado en el Acta de Negociación Colectiva Nº38/18 firmada entre el Gobierno de la Ciudad y SUTECBA en 2018, en función del encasillamiento dentro de la nueva Carrera Administrativa Pública. La poda de la ordenanza alcanzó a ocho artículos, los que el gobierno nunca cumplió y motivó los reclamos en la Justicia y en las calles.

En la vuelta a la presencialidad luego del aislamiento por la pandemia, el Ministerio de Cultura fue por más en la precarización de los trabajadores. En lugar de acondicionar el espacio de trabajo según los protocolos vigentes, ¡pidió a la Secretaría Legal y Técnica que elimine del protocolo todo lo que significaba un gasto!

La jornada del 27 llegó a oídos del Consejo Directivo del SUTECBA, quien pidió suspenderla para “no entorpecer” la concreción de una mesa de diálogo. Si bien esta vez no hubo concierto, la Banda confirmó la convocatoria y con una asistencia numerosa se organizó una asamblea. Esto concitó la atención de algunos medios de comunicación visibilizando lo que a esta altura es inocultable: que la Banda está en pie por la conquista de todas sus reivindicaciones históricas.

La lucha de la Sinfónica se da en un cuadro de agitación de la clase obrera en general. La anteúltima de las movilizaciones frente a la Jefatura de Gobierno coincidió con otra de organizaciones sociales, hubo intercambio de solidaridades y en el cierre se cantó la histórica consigna “¡Unidad de los trabajadores y al que no le gusta, se embrome!”

Quienes trabajamos en el Estado en particular nos encontramos en lucha; entronca con lucha de Enfermería por su reconocimiento profesional y con la Docencia que sale a defender el Estatuto Docente; los embates contra los empleados y empleadas de la Ciudad son un globo de ensayo de la reforma laboral que exige el FMI, de ahí su importancia. Hay que profundizarla: solidaridad entre los municipales para enfrentar juntos estos embates. ¡Viva la lucha de la Banda Sinfónica de la Ciudad!

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