Prostitución y el déficit fiscal

Escribe Javiera Sarraz – Militante de Política Obrera y sobreviviente de prostitución

Sobre el lobby proxeneta de AMMAR.

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La Asociación de Mujeres Meretrices Argentinas (AMMAR), un intento de “sindicato de prostitutas” integrado a la CTA Autónoma y con fuertes lazos con el gobierno, se encuentra en una campaña por la legalización de la prostitución en Argentina. Para ello se vale de las legítimas denuncias de violencia que las fuerzas represivas ejercen contra las prostitutas callejeras. Apoyándose en el enorme grado de vulnerabilidad en que se encuentran las prostitutas, AMMAR actúa como un lobby a favor de la legalización de la prostitución, de la cual sus principales dirigentes funcionan como proxenetas.

AMMAR cuenta en su prontuario con diversas denuncias, demandas y condenas por trata de personas con fines de explotación sexual. En los últimos meses ha desplegado una campaña política alrededor del lanzamiento del libro “Puta feminista” de la Secretaria General de la organización, Georgina Orellano. El libro, que fue presentado en universidades nacionales de todo el país y en la Feria del Libro de este año, ha sido promocionado por diversos dirigentes y legisladores del Frente de Todos, quienes se han comprometido con AMMAR a tratar de manera favorable la legalización de la prostitución.

El texto carece del menor interés literario. Se trata más bien de un panfleto de propaganda por la legitimación la explotación sexual de la mujer. Con ese fin, levantan el lema “el trabajo sexual también es trabajo”. Lo mismo podría decirse del trabajo esclavo o del trabajo servil. Otro aspecto de esta campaña es la reivindicación de la imagen de los y las proxenetas, que son disfrazados de ‘cooperativista’ y de organizadores sindicales.

“Puta Feminista” relata en primera persona historias donde las proxenetas (las ‘cobraplazas’, dueñas de prostíbulos y otras punteras de la cadena prostituyente que se enriquecen con la explotación sexual de otras mujeres) son heroínas trágicas y maternales. Allí también se defiende el “derecho” a lo que sería una suerte de consumo recreativo de mujeres. Orellano niega que el deterioro físico y psicológico que sufren las personas que son explotadas sexualmente a cambio de un ingreso, ni la elevada tasa de femicidios y travesticidios que sufren, ni el bajo promedio de esperanza de vida de las prostitutas, ni de la drogadicción y la tasa de suicidios, etc., sean inherentes al ejercicio de la prostitución tengan o no estas prostitutas ‘derechos laborales’. Orellano vende un cuento de hadas, pero detrás de él se esconde un negocio fabuloso que se monta sobre la base de la destrucción de la vida de miles de mujeres y trans.

Prostitución y “control de daños”

La prostitución surge siempre como una posibilidad de ingresos para las mujeres cuando son golpeadas por el desempleo; algo similar a lo que hacen las bandas narcos en las villas. La base material de la prostitución es la pobreza, la guerra, el hambre e inclusive la falta de vivienda, que es uno de los principales ofrecimientos de los proxenetas que regentean migrantes recién llegadas y familias desalojadas. Junto al narcotráfico, la banca y la guerra, la explotación sexual de mujeres es uno de los negocios de mayor rentabilidad para el capital.

En los barrios y en nombre de las famosas campañas de ‘reducción de daños’, las organizaciones de la UTEP captan a chicas pobres para que se prostituyan con AMMAR. El modus operandis del ´reclutamiento´ es repartir folletos que con planteos como “si eres trabajadora sexual usá condón y sindicalizate con AMMAR”; o “recuerda cobrar antes de subirte al auto de un cliente”. Luego AMMAR le ofrece a las chicas un carnet sindical.

Diversas mujeres han denunciado en Encuentros Nacionales de Mujeres, y también en televisión, que AMMAR les entrega a los proxenetas este carnet de afiliación al ‘sindicato’ con los nombres de las chicas captadas para que, frente a cualquier allanamiento, denuncia o demanda, las mujeres prostituidas figuren como ‘trabajadoras que ofrecen voluntariamente un servicio’. Por cuestiones como estas es que se encuentra condenada por proxenetismo la ex dirigente seccional de AMMAR en Mar del Plata.

Que la deuda la paguen las prostitutas

Legalizar la figura del proxeneta tiene por objetivo convertir a la prostitución y el proxenetismo en una actividad económica que, como cualquier otra, deba pagar impuestos al Estado. Esto es promocionado por Grabois y la UTEP, Patria Grande, las feministas de Mala Junta, Movimiento Evita, entre otros. En esa línea es que la concejal del FdT de Mar del Plata, Sol de la Torre, se encuentra consensuando con un sector de JxC una ordenanza municipal que regula los lugares de la ciudad donde se puede ejercer la prostitución. Una especie de plan piloto del regulacionismo.

El interés por legalizar el proxenetismo ya lo demostró Alberto Fernández durante la pandemia, cuando incluyó la opción de ‘trabajadora sexual’ en el formulario de Registro Nacional de Trabajadores de la Economía Popular (RENATEP).

Las lobbystas del regulacionismo (y pequeñas proxenetas) son el lumperío asociado al Estado a través del negocio de la explotación sexual. Al igual que sucede con las drogas, los gobiernos encuentran en la legalización de la prostitución un fondo de recaudación estatal, fundamental en momentos de crisis fiscal. Es lo que hizo Grecia para poder aumentar su PIB y entrar en la Unión Europea. Allí la prostitución es legal a partir de los 18 años y el Estado emite los permisos que habilitan el funcionamiento de los burdeles. Un caso similar es el del gobierno español, que en 2018 discutió la legalización de la prostitución como ‘actividad laboral’ con el fin de reducir el déficit público en el área de Seguridad Social y Jubilaciones (cuyos números negativos eran cercanos a 18 mil millones de euros).

Del otro lado del Atlántico, los Estados de países latinoamericanos también se benefician con los impuestos que cobran de la importación de dinero que envían prostitutas latinas para sus familias desde países de Europa u otros lugares. Una parte importante de mujeres azotadas por las guerras y las crisis económicas en los países del Este, como Ucrania, son arrastradas a prostituirse en el centro de Europa.

Trabajo y prostitución

En su discurso, Orellano iguala social e individualmente la fuerza de trabajo que ocupa una obrera con sus manos para trabajar en una fábrica, con la energía que ocupa una mujer prostituta con sus genitales: "-¿Y vos con qué parte de tu cuerpo te prostituís?’’, dice. Y así como los militantes de las drogas acusan a la ilegalidad de los estupefacientes como responsables del narcotráfico, Orellano acusa a la falta de regulación y de ‘derechos laborales’ en la prostitución como responsables de las redes de trata y de la violencia policial.

El capitalismo ha entrado en una fase en la que ya no sólo explota la fuerza de trabajo de la mayoría de la humanidad para producir mercancías, sino que ha transformado a la humanidad en su mercancía. La prostitución sexual es la mercantilización del cuerpo y la sexualidad de la mujeres y trans como algo que se vende, se compra y compite dentro del mercado.

En los manuscritos filosóficos, Marx escribe: “el trabajador pone su vida en el objeto y su vida no le pertenece ya a él sino al objeto. Pero la vida que le ha dado al objeto se le opone como una fuerza ajena y hostil”. Diversos estudios psicológicos revelan que existe una fuerte tendencia a la despersonalización y rechazo del propio cuerpo en mujeres prostitutas. El objeto enajenado, en este caso, resulta ser el propio cuerpo, voluntad y sexualidad de la mujer; el estrés post traumático de una mujer sobreviviente de prostitución suele ser comparable al de los veteranos de guerra. La prostitución no es trabajo, porque si es que hubiera un producto sería el de la vida de la mujer que es consumida.

El supuesto derecho individual de prostituirse que defiende AMMAR es la negación del carácter social de la experiencia individual.

Las mujeres, las drogas y las armas, en su ‘libre e individual consumo’, se corresponden con ‘actividades recreativas sociales’ como la prostitución, el narcotráfico o el juego de masacrar escolares en una escuela. Son probablemente los eslabones más oscuros del capitalismo porque le ofrecen un mercado propio a la perversidad y la alienación.

El problema no gira entonces sobre la libertad individual que debe tener o no una mujer para prostituirse, sino en torno a cómo las mujeres y la clase obrera nos organizamos contra el desempleo, contra la pobreza, contra la violencia policial y estatal, en el entendimiento de que la prostitución ocupa un lugar bajo el régimen capitalista: el de explotar a las mujeres y disidencias sexuales de la clase obrera y rescatar a los Estados quebrados y darle rentabilidad al capital. Las mujeres trabajadoras y las disidencias sexuales necesitamos organizarnos y luchar, no como un imperativo moral, sino como una realidad objetiva.

Desde Política Obrera, invitamos a todas las familias víctimas de trata y drogadicción, y a todas trabajadoras y trabajadores en situación de prostitución a discutir este 16 de julio, en la Asamblea abierta del Polo Obrero Tendencia, cómo trazar una línea estratégica de lucha contra esta brutal opresión y explotación que atravesamos con esta crisis política y económica.

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