CGT: una marcha de apoyo al gobierno

Escribe Pablo Busch

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Durante la jornada de hoy, la mesa chica de la CGT se reunirá en la Sede de UPCN, para discutir la nueva situación económica ante la salida de Guzmán y el paquete de anuncios de la nueva ministra de Economía, Silvina Batakis. Como conclusión de la reunión, anticiparon, los dirigentes de la central anunciarán una movilización para el 17 de agosto.

Si bien los medios afirman que la CGT habría recogido el guante de la presión de los movimientos sociales y los sectores sindicales "críticos", la movilización del 17 de agosto apuesta a llamar a las fuerzas políticas y sociales a un gran "consenso nacional" para superar la crisis, en un sentido muy diferente a la marcha “contra la inflación” que reclamaban Pablo Moyano y otros sectores.

Un consenso nacional para superar la crisis es una forma (algo pretensiosa) de llamar al acuerdo precario prohijado entre Cristina Kirchner y Alberto Fernández, alrededor del nombramiento de Batakis y su nuevo paquete de medidas económicas. La marcha de la CGT es entonces rabiosamente oficialista, a tal punto que fue consensuada en una reunión con la vicepresidente por los dirigentes Andrés Rodríguez (UPCN), Gerardo Martínez (Uocra) y José Luis Lingeri (Obras Sanitarias). "Hablamos de la necesidad de armonizar el ambiente político de la coalición (oficialista) y la necesidad de garantizar la estabilidad económica", declaró uno de los dirigentes. La burocracia sindical busca asegurar su lugar en la transición política.

El programa que levantará la central obrera en la marcha pretende darle una vía de escape al malestar general de los trabajadores, pero sin cuestionar al Gobierno ni lesionar el privilegiado vínculo que mantiene con la administración de Alberto Fernández. Del cuidado de ese vínculo depende la devolución de una suma multimillonaria que las Obras Sociales le reclaman al Estado por el transporte de personas con discapacidad, pero también un objetivo más profundo como es la reconversión del Plan Médico Obligatorio (PMO) en una canasta básica de servicios en salud, lo que reduciría costos y obligaciones de las obras sociales, además de insistir en que el Estado subsidie los medicamentos más caros.

La vicepresidenta usó la lapicera, está vez para tachar de la marcha cualquier reclamo contra los “formadores de precios”, una modificación rotunda de los ejes originales que tenía ésta. El viraje de la CGT se produce a la par que el del Gobierno, que tanto en los anuncios de Batakis cómo en el discurso de Wado de Pedro, dejó en claro que busca un acuerdo con los formadores de precios. De todos modos marchar contra los formadores de precios era lo mismo que marchar contra nadie, en primer lugar porque cada Sindicato actúa como representante de sus Cámaras Empresarias, es decir que cada uno defiende a sus propios formadores de precios.

El borrador que han difundido los dirigentes de la CGT plantea la coincidencia completa de los objetivos de la movilización con los del gobierno: “gran acuerdo nacional para salir de la crisis”, dirigido a los principales actores políticos y sociales; “paritarias libres” junto a “políticas urgentes para contener la suba de precios”; y “modelo productivo que asegure la creación de empleo y el desarrollo económico”. Como se ve, los ejes de la movilización de la CGT son un canal de apoyo a la precaria recomposición del Frente de Todos.

La agenda de los reclamos reales de los trabajadores será la principal ausente de la marcha. Los que quieran luchar por el salario igual a la Canasta Familiar, por el derecho al trabajo, por las jubilaciones al 82% móvil, o por cualquiera de las reivindicaciones históricas de la clase obrera, deben sumarse a la lucha por poner en pie un gran Congreso Obrero.

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