La clase obrera no asiste pasiva a la pandemia

Escribe Lucas Noguera (Santa Cruz)

Tiempo de lectura: 3 minutos

"El virus de la protesta se extiende por el mundo", así titulaba y describía el diario español La Vanguardia en diciembre de 2019 la situación en el mundo. Ese proceso de ningún modo se pudo haber extinguido en tres meses, porque no tiene que ver con una rebelión espontánea, episódica, sino con un estado de ánimo profundo de descontento generalizado al hambre y el desempleo que no resuelven los regímenes políticos. Ninguna cuarentena ni parcial ni total le podrá poner pausa a ese sentimiento de las masas que "salta de país en país, de continente en continente" (ídem).

Frente a la negligencia patronal, organización y presión obrera

La pandemia colocó a los ojos de los trabajadores el carácter anárquico del capital. Las empresas de distintos rubros en el desarrollo de esta situación regulan en función de su tasa de ganancia la vida de miles y miles de trabajadores.

Desde la planta de Mondelez Pacheco (alimentos) en Tigre, el Astillero Río Santiago (ARS), Techint, al Ingenio Ledesma en Jujuy, por señalar algunos, la regla de las patronales fue el incumplimiento de medidas como establecer la distancia de un metro y medio entre trabajador y trabajador, permitir la aglomeración en lugares comunes (comedor, vestuarios, transporte), la falta de personal sanitario para el reforzamiento de la higiene en los pasillos, cocina y baños, y la ausencia de elementos para medir la fiebre en los accesos del personal.

El régimen de licencia establecido por el gobierno se vio a las claras con graves limitaciones. Con asambleas por sector, los trabajadores del Astillero se dirigieron a la dirección de la empresa para que extienda la licencia a casos particulares no contemplados ya que el solo hecho de trasladarse en transporte público y la aglomeración de personal contradecía los "esfuerzos" para que el virus no circule. Con esta acción se logró que se reduzca la jornada laboral a cinco horas por turno y que los jueves y viernes haya asueto para desinfección y acondicionamiento del lugar.

Donde ni siquiera se cumplía la resolución del gobierno fue en el Ingenio Ledesma, que se negaba a conceder licencia por 14 días a los mayores de 60 años, en nombre de la 'esencialidad'.

Los call center, mercados y shoppings se encuentran sacudidos por rebeliones contra el hacinamiento de tercerizados. En distintos pueblos como San Pedro de Colalao (Tucumán) emprendieron el método de la acción directa armando piquetes en la ruta para no permitir el acceso a quienes no vivan en forma permanente en el pueblo. Advirtiendo a los turistas, restringiendo ómnibus, dejando ingresar solo a la gente del lugar, y permitiendo el paso de vehículos de proveedores de alimentos, remedios y artículos básicos, los pueblos de esta manera han tomado la defensa de la salud y sus vidas en sus propias manos y no la delegaron a ningún gobierno.

Lucha en tiempos de pandemia

El coronavirus tardó dos meses en desplazar su centro de infección de Asia a Europa, luego menos de treinta días en cruzar el océano Atlántico hacia EE.UU. La pandemia avanza con celeridad. En la marcha, vino a agravar las contradicciones sociales de clase, no a conciliarlas contra un "enemigo en común".

En Italia ya tuvo lugar la primera "Sciopero Generale" (Huelga General) por 24 horas contra el gobierno de Conte, que fue saludada por la mayoría de las barriadas y trabajadores del país.

Numerosos intelectuales de la pequeña burguesía han salido a concluir en las columnas de opinión de los diarios internacionales que luego de la pandemia "el mundo ya no va a ser igual". Y es que el curso "normal" de la crisis mundial ha sido alterado, en el sentido de una aceleración de ella. Tenemos a los estados capitalistas del mundo en plena desorientación, donde avanzan y retroceden no por voluntad propia (signo de vitalidad) sino por la presión de las circunstancias, es decir por el carácter potencial de rebeliones populares, por un lado, y recesiones y defaults por el otro.

Los dos billones de dólares que el Congreso en Estados Unidos ha aprobado como "Plan de Emergencia", donde la mayor porción de la torta se la llevan las empresas, no va a solucionar de ningún modo el problema del desempleo que en la última semana de marzo ha ascendido a niveles históricos, con un total de más de 3 millones de despidos. Las "huelgas salvajes" de Italia probablemente tengan también lugar, pero con mayor grosor en EE.UU.

"El virus de la protesta..." no tiene remedio en los marcos de una organización social volcada en función del lucro. Es precisamente esta pandemia de rebelión que "... se extiende por el mundo" el verdadero temor de los capitalistas, y por ello nuestro faro para una salida de fondo para los explotados del mundo.

La explosión de las rebeliones populares en 2019 late y retumba en las cuarentenas más restrictivas del 2020.

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