Justicia por Ana Ríos: no a la impunidad de su femicida

Escribe Alejandra del Castillo

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El 1 de agosto comenzó el juicio por el brutal femicidio de Ana Ríos, ocurrido hace 4 años en Tucumán. La joven fue arrojada desde el balcón por su novio, Facundo Guerrero. El femicida rápidamente montó una operación para presentar los hechos como un suicidio. La policía no preservó la escena del crimen porque ni bien llegó al lugar creyó la versión de Guerrero. Luego este usó las influencias de su familia -su madre es funcionaria en la provincia de Jujuy- para garantizarse impunidad.

Pese a que, de manera inmediata, la familia de Ana y los amigos salieron a desenmascarar el relato del femicida, la fiscalía actuante no realizó la autopsia. El supuesto despido de Ana fue desmentido por su empleador. Sus amigos la describen como una persona llena de proyectos. La joven estudiaba Veterinaria, estaba por ingresar a una pasantía y quería recibirse para volver a su ciudad natal (Jujuy).

Las amigas de Ana relataron la violencia de género que sufría Ana por parte de Guerrero. En una oportunidad ya la había arrastrado por las escaleras y fue rescatada por una joven que pasaba y vio la escena. Si bien había una denuncia de este hecho nunca se investigó y se archivó y en el actual juicio no es considerado como antecedente.

Al operativo de impunidad, se suma la presencia de la jueza Freindeberg en el tribunal. Fue destituida por liberar a un peligroso delincuente y reinstalada por un fallo de la Corte Suprema de la Nación. Es conocida por su posición amigable hacia policías y femicidas.

Las amigas y amigos de Ana desde el primer momento se movilizaron para exigir justicia. Estuvieron presentes en las distintas instancias de la causa y con el inicio del juicio llamaron a las organizaciones a movilizar por el reclamo de justicia. ¡Ese es el camino que hay que continuar para arrancar justicia!

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