Viruela del mono en Argentina y en todo el mundo

Escribe Florencia Suárez

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En base al Boletín Epidemiológico Nacional se conocieron los números de casos actuales en el país: se reportaron 133 confirmados, un aumento del 80% respecto de la semana pasada.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) viene alertando sobre la subida exponencial de casos, declarando el brote como emergencia internacional, que ya afecta a 124 países. Los casos confirmados a nivel mundial se elevan a 41.661 y ya se han reportado 12 muertes.

La viruela puede contagiarse por contacto con una persona infectada, principalmente si tienen contacto físico directo, con materiales contaminados, o con secreciones respiratorias. Además las personas contagiadas presentan un sarpullido en el cuerpo, que al principio pueden tener forma de granos o ampollas y puede causar picazón. Además puede incluir los síntomas de fiebre, escalofríos, inflamación de ganglios linfáticos, dolores de cabeza y musculares.

Al momento actual, si bien existe una vacuna disponible para la enfermedad, las dosis son escasas. Sucede que la viruela fue la única enfermedad erradicada en el mundo desde 1980, que es el momento en que se dejó de vacunar. El laboratorio que produce la vacuna llamada Bavarian Nordic, anunció un acuerdo con la OMS, América Latina y el Caribe. La distribución de vacunas comenzaría en septiembre.

Los países que tienen un número reducido de dosis se encuentran aplicando la estrategia de “vacunación por anillos”, la aplicación de dos dosis con 40 días de intermedio para el sector de salud, convivientes de infectados y funcionarios sanitarios. Sin embargo, la noticia del primer caso fue en Enero de este año y todavía no se ha adoptado una política de erradicación del virus. Las personas que ya han sido inmunizadas (previa a la década de los 80) están protegidas durante décadas. Un informe en Inglaterra durante el brote a principios del siglo XX demostró que el 53% de los mayores de 50 años vacunados en la infancia evitaron cuadros graves y la muerte por la enfermedad, mientras que la mitad de los contagiados falleció.

Esto deja a las nuevas generaciones sin ningún tipo de inmunidad ante el rebrote de viruela. Dejando a la población al libre contagio, es la misma política que se ha llevado a cabo en torno al Coronavirus: la reducción del costo en salud al mínimo, a costa de la vida y salud de la población. Para erradicar la viruela que se superpone con la pandemia del coronavirus, hace falta políticas sanitarias claras de vacunación, testeo, y prevención de la salud. Algo que en Argentina está siendo burdamente recortado. En las últimas declaraciones de Massa el nuevo Ministro de Economía, informó sobre el recorte de la inversión en Educación y Salud, para un “reordenamiento fiscal”, acorde con el plan pactado entre el país y el FMI.

Particularmente en Salud se percibe un recorte de $10.000.000.000 del programa de Prevención y Control de Enfermedades Transmisibles e Inmunoprevenibles, que es el que se encargaría de la compra de vacunas. Por otro lado, se suma un recorte de $10.000 millones de pesos a las obras sociales. Esta medida fue comunicada por la Superintendencia de Servicios de Salud, lo que generará un estallido en las prepagas ante la demanda de atención, particularmente en tratamientos de alta complejidad y servicios de discapacidad.

Es claro que la prevención y la salud están como último punto en la agenda de un gobierno que se encuentra con una inflación galopante con una previsión del 95%, y siguiendo fielmente la tutela del FMI. La lucha por una salud digna también es la lucha por las condiciones más elementales, la vida misma, solo puede ser planteada por la clase trabajadora.

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