Juicio a CFK: la ´grieta´ en el FIT-U

Escribe Julián Asiner

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El pedido de condena del fiscal Luciani a CFK dejó una nueva fractura expuesta en los partidos del FIT-U. Como escribimos en esta página, cada partido se ubicó en esta crisis detrás de una u otra camarilla capitalista en la disputa. Desde ambas orillas de la ‘grieta’ patronal, el enfrentamiento entre los partidos del FIT-U siguió con munición pesada.

Frente a las públicas divergencias, el PO oficial hizo un llamado a “un debate serio y honesto”, a través de un artículo firmado por Gabriel Solano. El PTS no tardó en responderle: Guillermo Pistonesi denunció esta propuesta como una impostura, ya que en paralelo el PO oficial desarrollaba “una intensa y personalizada campaña sobre distintos periodistas y medios de prensa para intentar demostrar que el PTS y sus diputados defienden a CFK”.

“¿El PTS se ha convertido en abogado defensor de Cristina Fernández?”, se preguntaba hace unos días Prensa Obrera. “Solano y el PO antes que defender la verdad y en pos de intentar conseguir ‘un minuto de fama’ pegándole a Bregman y Del Caño y el PTS, prefieren cantar la música que les gusta a los Leuco, Viale, Feinman, Wiñazki, Majul, Lanata y compañía”, contestaba La Izquierda Diario.

Para Pistonesi, “en su afán de figurar en la vida política nacional Gabriel Solano fue eliminando la caracterización que el juicio contra Cristina tiene un carácter persecutorio”. Pistonesi aleja la sospecha de figuración política por parte del PTS, como si este tuviera una línea de principios, desmentida por lo menos por su voto a favor del acuerdo Netanyahu-Trump y el negociado inmobiliario de Boedo. Por otro lado, adhiere en forma incondicional a la posición que inocenta a CFK de los negociados de la camarilla que acompañó a los Kirchner durante treinta años, incluidos los fraudes ferrovarios que llevaron al asesinato de nuestro compañero Mariano Ferreyra. Pistonesi se anota en la propaganda de la Cámpora y otros, con el propósito de recoger un despojo de votos del oficialismo para la figuración pública del PTS.

La llamada ‘guerra judicial’ (lawfare) no es otra cosa que una guerra entre camarillas capitalistas y una manifestación de la desintegración irreparable de la pseudo democracia burguesa. En la respuesta a Pistonesi, a Solano ni se le ocurre desarrollar esta caracterización. Dice, en cambio, que “entre nuestro rechazo a las medidas proscriptivas por su carácter parcial y negar la corruptela del kirchnerismo hay una distancia fenomenal, que ha sido recorrida en su totalidad por el PTS”. La “distancia fenomenal” de Solano se reduce al patrón de medida para calcular el grado de la corrupción en juego. ¿Harán unas Paso para dirimir esta diferencia o preferirán repartirse candidaturas dejándola de lado?

Mientras exigía que los otros partidos del FIT-U condenaran la corrupción de CFK, el PO oficial se desvivió por aclarar que rechazaba una inhabilitación que impidiera su eventual presentación como candidata en las próximas elecciones. Esto, que fue repetido hasta el cansancio, fue justificado por Solano con la pedantería de que “preferimos ganar los partidos en la cancha” (!). ¿Pretenderá que CFK participe de las elecciones desde su departamento (arresto domiciliario para mayores de 70) o que gobierne desde Juncal y Uriburu? ¿El poder judicial sometería sus sentencias al voto popular? CFK goza de fueros que le garantizan su participación en las elecciones, y seguiría con ellos si conquista una posición electiva. Solano pelea contra molinos de viento.

Lula, en su momento, exigió que la condena a la cárcel y la inhabilitación política que le aplicó la primera instancia judicial y la apelación, sólo quedara firme en la instancia final, una vez confirmada por el Supremo Tribunal. Lamentablemente para él, una ley promovida por Lula mismo (Ficha Limpia) consagraba la inhabilitación una vez confirmada la sentencia en la primera apelación. Atrapados por su propia incoherencia, ambos campos ignoran que el pedido de inhabilitación a CFK, por parte del fiscal, es un adicional a la condena efectiva de cárcel, lo que significa que Cristina Kirchner tampoco podría participar de la competencia política luego de cumplida la pena, que en principio no cumplirá por los fueros señalados. En Argentina no existe la disposición legal de que el Ejecutivo no puede ser sometido a juicio en el curso de su mandato.

Quien se detenga a leer las diatribas que se desperdigan los portales de los partidos del FIT-U comprobará que todos abordan el juicio a CFK desde el Estado actual, nunca desde la crítica a ese Estado y a su contenido de clase.

En esta crisis, el FIT-U y la izquierda democratizante actúan como rehenes de la presión de la pequeño burguesía progresista. El PTS (junto al Nuevo MAS) busca contentar a aquella que sigue al kirchnerismo; el PO oficial, junto a IS y el MST, a aquella que se posiciona el macrismo.

Pistonesi, en un ejercicio de kirchnerismo desvergonzado, insiste en que “no es para nada ajeno a los intereses del pueblo trabajador el fortalecimiento o no de la casta judicial arbitraria por definición, bancada por la derecha”. Hace una distinción de principios entre la casta judicial y la casta política que designa a los jueces y fiscales. A esto ha quedado reducida ‘la’ izquierda. En ocasión de la reforma previsional de la justicia, que es parte del paquete del FMI, el PTS y el PO oficial dieron un quórum imprescindible para convertirla en ley, el PTS sostuvo que elegía el campo del FMI contra la casta, o sea a la casta suprema del capital financiero. La ´casta judicial´ es el resultado de un pacto político entre los partidos de la burguesía. Los tribunales están infestados de representantes de una y otra camarilla, sea por nombramiento o subrogación. La justicia federal, que es campo minado para el kirchnerismo, es un fuero con fuerte injerencia del imperialismo y los aparatos de inteligencia. El PTS propone una Constituyente para democratizar la Justicia, sin pasar por la previa destrucción del estado del capital y de la conspiración.

El escriba del PTS miente fiero cuando sugiere que “el PO vuelve a las andadas de la época de Altamira”, en referencia a que “en 2017 la derecha de Cambiemos encabezada por Elisa Carrió presentó un proyecto para expulsar al exministro y entonces diputado Julio De Vido de la Cámara, y el PO vaciló hasta último momento para rechazarlo”. Pistonesi miente. El aparato del PO, ya en conflicto con la futura tendencia, quería apoyar ese proyecto, con el apoyo del PTS. Cuando Altamira desbarató esa capitulación ante el macrismo, el PTS pidió insistentemente optar por la abstención, a lo que Altamira volvió a oponerse. En ese ocasión, Pistonesi y Solano pateaban para el mismo lado – el lado de Carrió. Pistonesi sabe perfectamente que los dirigentes del PTS llamaban insistentemente a dirigentes que hoy se encuentran en Política Obrera para intentar convencerlos de abstenerse en aquella votación; como sus actuales aliados del PO oficial, arrugaban frente al pedido de ‘inhabilitación moral’ que postulaba Carrió. Pistonesi actúa como un provocador, porque sabe que está mintiendo.

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