EE.UU.: la clase obrera enfrenta a Trump y a su burguesía

Escribe Norberto Malaj

Tiempo de lectura: 3 minutos

Una ola de luchas como consecuencia de la pandemia y, sobre todo, contra la prepotencia de las patronales y la legislación anti-obrera y anti-sindical –una de las más estrictas a nivel mundial– está sacudiendo a EE.UU.

“El 11 de marzo el CEO de Whole Foods, John Mackey, sugirió a los empleados que podrían donar sus horas libres para compensar a sus compañeros” en uso de licencia. Pero “los 95 mil empleados” de la subsidiaria de Amazon y el “mayor supermercado de alimentos naturales en los EE. UU. y quinto más grande del mundo” respondieron con un faltazo masivo el martes 31, para “que la tienda duplique sus salarios normales por ´pago de riesgo´ por trabajar en la primera línea durante la pandemia” (Lois Beckett, The Guardian, 1/4). La medida fue adoptada por “Whole Worker, una organización de empleados de Whole Foods, que presionó a la compañía para que “mejore la protección de salud para los trabajadores, incluida la licencia por enfermedad remunerada para todos los trabajadores que necesitan aislarse, por el restablecimiento de la cobertura de salud para los trabajadores a tiempo parcial, mejores equipos de saneamiento y el cierre inmediato de cualquier tienda donde un empleado dé positivo por Covid-19”. “´Estamos trabajando más duro que nunca. Estamos poniendo nuestras vidas en riesgo´, se planteó en una petición en línea” (ídem). La patronal temiendo medidas de fuerza había aumentado, temporariamente “hasta finales de abril u$s 2 la hora, (incrementó también) el pago de horas extras ofreció dos semanas adicionales de tiempo de enfermedad pagos para los trabajadores que dieran positivo y a aquéllos en cuarentena” (ídem). Pero la medida se adelantó: “Originalmente planeada para el 1ro. de mayo, pasó al 31 de marzo. ´Los empleados de Whole Foods ya se están enfermando. Debemos actuar AHORA´” (ídem).

La protesta de Whole Foods sigue a huelgas organizadas por los trabajadores para obtener mejores protecciones contra el coronavirus en Instacart, el servicio de entrega de comestibles y en un almacén de Amazon en Nueva York, el gigante de ventas online. Estos pulpos están haciendo las ´delicias´ en medio de la pandemia: “El 16 de marzo Amazon anunció planes para sumar 100,000 trabajadores” (ídem). La compañía quiere aprovechar la próxima aprobación “en el Congreso del proyecto de ley de licencia por enfermedad que exime a los trabajadores de Amazon y otras grandes corporaciones de las protecciones legales” (ídem).

Según informa Katie Ferrari, en Labor Notes (31/3) de EE.UU. ese día mientras tenía lugar un “seminario web “Don't Die for Wall Street” (No mueras por Wall Street) fue el día que más trabajadores, sindicalizados o no, estaban tomando al asunto en sus propias manos. El lunes, los trabajadores de General Electric salieron para exigir que sus plantas fabricaran respiradores, y los trabajadores de Amazon en Nueva York protestaron frente al enorme almacén que emplea a 5.000 personas y que los trabajadores denunciaron como caldo de cultivo para el COVID-19”.

Esta ola de conflictos amenaza extenderse: “Walmart, el mayor empleador (privado), no da a sus empleados licencia por enfermedad con goce de sueldo, y limita a sus 500.000 trabajadores a tiempo parcial a 48 horas de tiempo libre con goce de sueldo por año … (En una encuesta, el 88% de sus empleados informan que a veces van a trabajar cuando están enfermos). (Tampoco la da) ninguno de los gigantes de la industria de comida rápida –McDonald's, Burger King, Pizza Hut, Duncan Donuts, Wendy's, Taco Bell, Subway” (The Guardian, 22/3).

United, una de las más grandes compañías aéreas de EE.UU. “advirtió que, si el Congreso no rescata a la aerolínea para finales de marzo, comenzarán los despedidos” (ídem). Trump “generoso con las aerolíneas y otras industrias, en el proyecto de ley (enviado al Congreso) es absurdamente tacaño con la gente, estipulando un pago único de hasta 1.200 dólares por cada adulto y 500 dólares por niño ... Esto no hará casi nada para ayudar a los que pierdan el empleo y no puedan pagar sus hipotecas, alquileres y otras cuentas” (ídem).

Se impone una conclusión: hay que defender la vida de los trabajadores, a como sea: pagar los salarios y las jubilaciones, sostener la salud pública y proveer de todo lo necesario para enfrentar la emergencia. Para hacer frente a las necesidades, sobre todo, de asistencia a la salud, de equipos médicos, de construcción de hospitales públicos se debe reconvertir toda industria ociosa para satisfacer lo que se requiera a ese fin. Hay que cubrir ya la necesidad de respiradores, camas y todo el instrumental que requiera multiplicar la oferta de recursos al servicio de la emergencia.

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