Escribe Lucas Benvenuto
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El Concejo Deliberante de Avellaneda aprobó un proyecto que establece el Salario Mínimo Vital y Móvil como piso para el sueldo de los trabajadores municipales del distrito. La iniciativa parlamentaria local tuvo la aprobación del Frente de Todos y los concejales de Juntos por el Cambio. En el recinto se encontraban los dirigentes del Sindicato Unificado de Trabajadores Municipales de Avellaneda (SUMA), el secretario General de la Federación de Municipales de la Provincia, Oscar Ruggiero.
No contento con esta medida, el concejal Maximiliano Gallucci, de JxC, señaló en su intervención que la “gran medida adoptada debería aprobarse en toda la provincia”.
Los representantes del pueblo votaron en tándem una referencia salarial mínima para los municipales vinculados con el SMVM que en agosto fue de $47.850, cuando una familia para ese período necesita al menos necesita $49.466 para no caer en la indigencia y $179.990 para llegar a la canasta familiar. En pocas palabras, el “salariazo mínimo” constituye una línea de apoyo político de los dos bandos del Concejo Deliberante a las políticas de ajuste de Massa en función de la necesidad de hacer frente a los pagos del FMI y demás acreedores criollos e internacionales.
Lo que no se informa en la resolución votada es si esta medida de miseria alcanza a la mayoría de los trabajadores municipales que se encuentran vinculados al municipio de manera precaria, es decir, con contratos de 1 año sin garantía de renovación en diciembre.
Chornobroff-Ferraresi junto con la burocracia sindical municipal ya habían firmado una paritaria de miseria en abril de un 65% en cuotas de 12% que llevaba el salario promedio de los municipales al orden de $45.000, es decir, el salario garantizado por el CD es apenas unos miles de pesos por encima de la miseria ya cerrada en abril. Esta línea de ataque y precarización contra los trabajadores se complementa con 700 trabajadores de los planes Potenciar Trabajo, que trabajan en el municipio en forma precarizada durante estos meses.
En momentos que los sindicatos municipales y los concejos deliberantes sellan todos-juntos acuerdos de miseria frente a la disparada de la inflación y el deterioro de las condiciones de vida de los trabajadores, por abajo se desarrollan luchas en el municipio de Avellaneda como lo marcan los docentes y estudiantes del Hospital Fiorito, los trabajadores de Exolgán del puerto de Dock Sud y los papeleros de Maxipack que están enfrentando el cambio del régimen de trabajo que intenta imponer la patronal.
Vincular todas estas luchas, mediante coordinadoras y congresos de trabajadores podría servir para el desarrollo de una huelga general, que conquiste una indexación mensual de los salarios tomando como mínimo el costo de la canasta familiar.