Escribe Soledad Domínguez
La complicidad del FIT-U.
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En los Encuentros Nacionales de Mujeres, históricamente las comisiones de mujer y trabajo eran el escenario de una verdadera batalla contra la burocracia sindical. Allí se presentaban comisiones de mujeres en lucha, y delegadas combativas que describían la terrible realidad de las mujeres en los lugares de trabajo: licencias que no se respetan, el incumplimiento de brindar un espacio para un lactario, las largas horas de trabajo incompatibles con la crianza de hijas/os, los despidos, la desocupación, el trabajo precario, los salarios a la baja. Este año, los talleres y su fragmentación no se condicen con la necesidad del momento. El Encuentro Plurinacional de Mujeres que se realizará en octubre en San Luis, ofrece una batería de 105 talleres, divididos en 15 ejes. La fragmentación y disgregación de los talleres divide a una gran cantidad de mujeres que se van a convocar ese fin de semana en identidades y temas. ¿Dónde queda el lugar de la mujer trabajadora?
En el caso del eje: “Feminismos, transfeminismos, mujeres y diversidades indígenas y sus luchas en el mundo del trabajo”, por ejemplo, se presentan once talleres distintos que dividen a las mujeres entre trabajos del cuidado y reproducción de la vida, desocupación y estrategias de organización, feminismos, transfeminismos y activismo sindical, Feminización y transfeminización de la pobreza, Trabajadores de la economía popular, economía social y solidaria, trabajo sin patrón, medios de comunicación, trabajo de plataformas, les trabajadores sexuales, cupo laboral travesti trans. En el marco de una inflación que perfila superar el 100%, la mayoría de las mujeres ocupadas cobran sueldos con aumentos de un 60% quedando abajo, inclusive, de la línea de pobreza que hoy el INDEC estima en $120.000. Enfermeras, docentes, trabajadoras de comercio se encuentran en esta situación. Ni hablar que una cantidad importante son mujeres que se hacen cargo solas de la crianza y manutención de sus hijos/as. El trabajo por medio del monotributo, en negro y los contratos precarios son moneda corriente. La discusión de cómo nos organizamos para luchar por salarios iguales a la canasta familiar debe ser un eje fundamental en una instancia en donde nos reuniremos miles de mujeres de todo el país. Otra cuestión a tener en cuenta: en este momento se estan discutiendo revisiones paritarias de los convenios de las trabajadoras de salud tanto pública como privada y una cantidad de gremios están discutiendo la reapertura de las paritarias.
La burocracia sindical de la CGT y de la CTA, se ha encargado de aplaudir el acuerdo con el FMI, apoyar la designación de Massa como ministro y hasta organizar encuentros con el embajador yanqui. Son cómplices y responsables de los salarios de pobreza, mientras hace demagogia con los derechos de las mujeres. Realizan cursos y capacitaciones en género, pero no son capaces de organizar la lucha para que se cumpla efectivamente la reglamentación que indica que debe haber salas maternales en establecimientos que cuenten con más de 100 trabajadoras.
Pese a que las organizadoras del Encuentro que forman parte del FIT-U, convoquen a luchar contra el FMI, no tenemos un espacio de organización para potenciar la lucha por nuestros salarios y por trabajo. Rechazar el acuerdo con el FMI, en la práctica no es otra cosa que luchar contra el cepo a los salarios. Contradictoriamente a este enorme desafío que tenemos por delante, en estos talleres se diluye el rol de la mujer trabajadora para embellecer la economía popular y la precarización laboral y fragmentar a las trabajadoras en diversos rubros, cuando es más que necesario unirnos.
Desde el Plenario de Trabajadoras, Política obrera, llevaremos al Encuentro de Mujeres el planteo de la necesidad de una lucha decidida por el salario igual a la canasta familiar (valorizada hoy en 200.000), por reapertura de paritarias y la necesidad de un congreso obrero autoconvocado que organice la huelga general para darle una salida a la crisis que golpea fuertemente a las trabajadoras.