Telefónicos: el debate por el salario

Escribe Flavio Pereyra

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Doscientos cincuenta delegados telefónicos participaron del plenario convocado por la Comisión Administrativa de Foetra el pasado jueves 22. El temario tenía por único punto: definir la propuesta de paritaria del próximo semestre. Una amplia mayoría de los delegados votó la propuesta de la conducción. Conclusión: otra vez pierde el salario contra la inflación.

La MUS (Mesa de Unidad Sindical de las Telecomunicaciones) pedirá a las patronales un 30%. Si las patronales accedieran al planteo la paritaria -en el mejor de los casos- totalizaría un 48% semestral (10% de julio y 8% de septiembre). La excusa para pedir el 30% es que permitiría “equiparar la inflación”. Como sea, con un acuerdo así una gran cantidad de telefónicos y telefónicas, seguirá en la línea de la canasta de pobreza medida por el Estado en $111.000 para el mes de agosto.

La lucha por un salario mínimo igual canasta familiar es totalmente ajena a la conducción. Cuando los delegados tomamos la palabra para defender esa perspectiva debatida en asambleas la respuesta fue: “cerrar rápido para que ingresen algunas sumas”. Pese a la zanahoria de “equiparar la inflación” el sueldo está cada vez más lejano de las necesidades. La Junta Interna de ATE Indec señaló que en agosto una familia de 4 personas necesitaba un mínimo de 194 mil pesos para vivir un mes, por eso vemos que el segundo trabajo crece en el gremio: reparación de computadoras, pasar música, fotografía o venta de diferentes productos, son “changas” cada vez más extendidas.

¿A quien defienden?

La conducción ni siquiera pide que los incrementos vayan al básico, dice que “es difícil”, porque cada peso que va al básico equivale a $1,3 que paga la patronal por las cargas patronales y adicionales. Esta adaptación al presupuesto de la patronal viola el convenio, porque no cumple el valor históricamente fijado para la productividad (sueldo 14), los turnos diagramados. Argumentan que “el contexto de inflación dificulta mejorar o mantener el salario”. El mismo argumento que los voceros de las patronales.

Después de 15 años de argumentos sobre “el contexto” la directiva ya se acostumbró a firmar paritarias a la baja y a aceptar modificaciones como el pase de la histórica jornada de 7 horas a la extendida de 9 horas. Si querés llegar a pagar el alquiler, tenés que trabajar más: una premisa propatronal.

Al atraso salarial, se suma el atraso y diferencia de categorías. De forma permanente se suman las tareas y responsabilidades, por el avance tecnológico y el monumental vaciamiento de puestos de trabajo. La incorporación de los trabajadores fuera de convenio se realiza mediante el pase plano, sin mejora de jornada o salario, reproduciendo las condiciones a la baja y diferencias salariales dentro del convenio.

Hoy dependemos de las horas extras, las ventas, o los adelantos para llegar a fin de mes.

Las mociones

Durante el plenario, un sector menor del oficialismo (CTA Godoy) se intentó diferenciar votando el 30%, pero en un pago y al básico. La conducción que no pudo mantener unificada su propia fila rechazó y advirtió -en voz de Claudio Marín, secretario general- de que esa no era la postura oficial. La oposición mocionó por aumentos entre el 40 y 50%. En nuestro caso, teníamos mandato para votar un ingreso mínimo a la canasta familiar en $190.000.

Conclusión

El retroceso salarial que atravesamos no se trata de un problema de contexto, sino del abandono de la lucha por defender el salario y las conquistas, en pos de buscar compromisos con las patronales abaratando el “costo” laboral.

Pero las cosas van a empeorar. Esta conducción está alineada con la conducción de la CTA de Yaski-Baradel y la CGT, que recientemente visitaron la embajada de EEUU para acordar la “paz social”, mientras se aplica el plan de guerra del FMI contra los trabajadores.

Llamamos a realizar asambleas en todos los sectores, si es necesario autoconvocarlas, tenemos que debatir sobre la propuesta del plenario que hundirá más aún nuestros salarios. Rechacemos el 30% y organicemos petitorios de base por un ingreso mínimo de $190.000 -lo que vale una canasta básica- y las escalas de ahí para arriba.

El plan de ajuste que el gobierno lleva adelante con el apoyo de la burocracia sindical sólo puede ser derrotado mediante la movilización de las y los trabajadores.

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