“Abajo los ricos: la saga Gamestop”

Escribe Walter Sánchez

Tiempo de lectura: 2 minutos

La plataforma Netflix hace unos días subió una miniserie de tres capítulos llamado “Abajo los ricos: la saga Gamestop”. La trama narra la historia de pequeños inversionistas que apostaron masivamente a una empresa en quiebra, destruyendo el negocio de grandes fondos de inversión que invierten "en corto”, o sea por la quiebra de la empresa.

El documental tiene la virtud de trazar una línea de conducción entre la crisis 2008 y los millones de ciudadanos norteamericanos que se quedaron sin casa, por un lado, y demostrar que la idea de gente común poniendo en jaque a grandes empresarios está lejos de la realidad.

Primero por el modelo de negocios en el que se sustentan estas transacciones (la aplicación se llama Robín Hood): "Pago por flujo de órdenes", actividad prohibida en casi todos los países. En este sistema el pequeño inversor es el "producto" y las transacciones la "mercancía". En la cantidad de operaciones está la ganancia. Por otro lado, el socio de esta empresa es Citadel Segurities, que a su vez era socio del fondo de inversión Melvin Capital, el fondo de inversión que apostaba en la Bolsa contra la empresa Gamestop. Justamente esta alianza hizo que la aplicación borrara la opción COMPRAR, haciendo que las acciones de Gamestop se desplomaran, provocando la pérdida de dinero que esta multitud de pequeños ahorristas había ganado días antes.

El documental también muestra que una multitud de gente común invirtiendo en una empresa no es suficiente para generar un cambio de la tendencia o una crisis. Se necesita de los "big players", los grandes jugadores del mercado. Ahí es donde aparecen multimillonarios vinculados al sector tecnológico, redes y criptomonedas, comprando acciones de Gamestop: Elon Musk, Cameron Winhlevoss, el multimillonario Palihapitiya (Facebook, AOL, etc) entre otros, o sea, que hay un fuerte condimento de guerra y conspiración entre capitalistas. Ellos hicieron que las acciones rompieran el techo de los 150 dólares que los inversores pequeños no podían. Lamentablemente el documental no profundiza en esta vía.

Los grandes nunca pierden

En su tercer capítulo el documental muestra que el dinero que manejan los fondos de inversión son jubilaciones, fondos de maestros, universidades, hospitales etc. O sea, que no estarían perdiendo los grandes capitalistas. El Estado norteamericano y Wall Street también salen al rescate de los grandes.

Pero más allá de esto, los grandes nunca pierden por una razón muy sencilla: todo el sistema financiero es un sistema de extracción de riqueza, no de creación de riqueza, un mecanismo de expropiación que va del inversionista chico a unos pocos grandes, los únicos con capacidad REAL de manipular el mercado.

El documental tiene un enfoque multicausal: la crisis del 2008, la ejecución hipotecaria que dejó sin hogar a miles de familias, una clase media que se cae del sistema, pandemia, crisis económica, en una palabra “la tormenta perfecta”. Sin embargo, el documental no explora las causas profundas: impresión de dinero sin respaldo varias veces mayor que toda la base monetaria de los Estados Unidos, desde el 2008 y se repitió en el 2020 con la única intención de salvar a las multinacionales. La sobreespeculación financiera ha alcanzado niveles exorbitantes, la capitalización alcanzada por las Bolsas no guarda ninguna relación con las ganancias efectivas de las empresas. Como explicamos en nuestro periódico “…Es el ‘cisne negro’ que emerge de las contradicciones del proceso económico capitalista en su conjunto, exacerbadas por la pandemia. La más destacada de ellas es el desequilibrio entre la acumulación financiera, de un lado, y la producción industrial, del otro, que ha llevado la riqueza ficticia a niveles colosales…” text

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