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En las últimas semanas Cuba se ha visto movilizada por el paso del huracán Ian, que ha provocado serios destrozos en las provincias occidentales de la isla, con epicentro en Pinar del Río y con un saldo de 3 muertos. Asimismo, ha llevado al colapso al maltrecho sistema energético cubano que ha dejado a la población de la isla sin luz más que unas horas al día.
El gobierno cubano no había terminado de rehacerse del fracasado referéndum sobre el Código de Familia, al cual solo apoyaron casi 4 millones de los 8,5 millones electores habilitados. En ninguna elección el régimen cubano había obtenido menos del 90 % de votos positivos y la participación jamás había bajado del 86 %. Un número que ha quedado muy lejos en el reciente referéndum.
Ahora, enfrenta movilizaciones importantes con cortes de rutas incluidas en la capital, La Habana. Las protestas entre el 29 de septiembre y el 2 de octubre se han sostenido en diversos barrios de la capital. Ni los cortes de internet ni la falta de electricidad o agua ha doblegado durante cuatro jornadas consecutivas a la población. La persistencia de movilizaciones en La Habana -principalmente en los barrios El Cerro, Arroyo Naranjo y San Miguel del Padrón- es una novedad en relación, incluso, a las movilizaciones del 11J.
En un comunicado emitido por el blog Comunistas de Cuba, se hace referencia a la imposibilidad del Partido Comunista para poder siquiera dialogar con los manifestantes. Los representantes del gobierno son abucheados y expulsados de las concentraciones, incluso el propio presidente Díaz-Canel ha sufrido este trato -algo nunca antes visto-.
El gobierno enfrenta una crisis mayúscula con la provisión de energía. El presupuesto cubano se encuentra enteramente comprometido a dos aspectos: el turismo y el pago de la deuda externa. El plan de normalización provocó una furiosa devaluación de los ingresos de los trabajadores cubanos y el comienzo de un desabastecimiento feroz.
Al día de hoy 7 de las 14 plantas del país están paradas, entre ellas las dos mayores (Infobae, 02/10). Esto coincide con la obsolescencia de las instalaciones mismas. El bloqueo del imperialismo ha jugado un gran rol en esta situación, lo mismo que la falta de mantenimiento y de inversión.
El gobierno cubano ha intentado sin éxito aplacar las protestas. Informó -vía twitter- un subsidio a los damnificados por el huracán: “el 50 % de los precios de los materiales de construcción, tanques [de agua] y colchones que se vendan a la población damnificada por el huracán [Ian]” (Comunistas, 02/10). La población no puede abonar el 50 % de nada. Finalmente, el gobierno envió a las fuerzas represivas.
En los medios periodísticos se hace apelación a una movilización “espontánea”. Los trabajadores cubanos han retomado un proceso de la rebelión popular.