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La semana pasada, el legislador del PO-FITU, Gabriel Solano, se presentó ante los delegados de la asamblea de residentes y concurrentes. Según sus propias palabras, el presidente del PRO de la Legislatura le había preguntado cómo se podía resolver el conflicto. Con diversas consideraciones sobre el conflicto, Solano planteó que era importante retomar un canal de negociación directo con el gobierno.
En la minuta que la agrupación de Solano, “Tribuna Municipal”, difundió sobre esta reunión, se explica que la intervención de las direcciones de los sindicatos -Sutecba y Médicos Municipales- en el conflicto es “un arma de doble filo. Por un lado nos dan un mejor marco para continuar el paro y la movilización pero por otro pueden sacarnos de la negociación y nuestro reclamo quedar diluido”. “Esta situación -continúa el acta- nos impone (sic) precisar nuestro reclamo como un plus salarial ‘residente’ que implique sumar un porcentaje del sueldo bruto”.
Lo del doble filo es una caracterización confusionista. La intervención de la burocracia sindical apunta a un solo objetivo: quebrar la huelga de residentes y concurrentes y sus reclamos. Por eso, la dirección de AMM bajó a 200.000 pesos el reclamo del salario inicial de bolsillo, cuando las asambleas votaron un mínimo de 250.000, y obvia cualquier mención a las concurrencias. En los hospitales, esta burocracia está desplegando un operativo de amedrentamiento para imponer el fin de la huelga a partir del miércoles.
En este sentido, es claro que el “marco para continuar el paro y la movilización” no está condicionado por la intervención de la burocracia, pues la lucha arrancó al margen de ella, o sea, desde el comienzo. Se trata de denunciar los objetivos antiobreros que esconde su llamado al paro del martes. En los debates de la asamblea y sus delegados, la agrupación de Solano se opuso a que se denunciara, en los comunicados, la maniobra de la burocracia, porque caracteriza a ese paro como un “evento histórico” y un triunfo del movimiento de lucha.
Más impresionante aún es que se afirme que la intervención de la burocracia “nos impone” reformular nuestro reclamo y presentarlo ahora como un “plus residente”. En buen criollo, esto significa abandonar el reclamo de aumento del sueldo básico, por un plus o adicional que eleve el salario de bolsillo del trabajador. Este cambio apunta a facilitar un retorno a las negociaciones con el gobierno, en lugar de incrementar la presión fortaleciendo y expandiendo al movimiento de lucha. A través de este “plus”, los residentes abandonarían cualquier pretensión de que el aumento salarial se realice sobre el sueldo básico.
En Prensa Obrera (1/11), puede leerse un desarrollo más amplio de esta “propuesta”. Luego de denunciar la tendencia de los gobiernos a destruir los salarios con sumas fijas y no remunerativas, la nota afirma, sorprendentemente, que “todas estas artimañas no existirían si cada aumento fuera al básico, remunerativo y bonificable. La entrega de esta conquista hace más ardua la defensa del salario, pero no imposible”. Pero, ¿quién está entregando, en este caso, la posibilidad de que la recomposición salarial por la que luchamos los residentes vaya al básico? Precisamente, el régimen de primas de Solano.
Para retomar las negociaciones con el gobierno, Solano se asume como mediador con un ´mandato´ definido: modificar los reclamos de la lucha. Usurpa, desde una posición en el aparato del Estado -la legislatura-, lo que debe ser una negociación sin intermediarios de parte de los trabajadores. Esta usurpación es manifiestamente más grave que la postura de él y la agrupación del PO oficial acerca del salario. Solano alega que defender el salario sin introducir la cuestión de las primas haría “más arduo” alcanzar una negociación. Es un planteo de acercamiento a la posición patronal. Veamos: “para llegar a un neto de 200 mil pesos -explica la nota-, el plus no debería ser menor a 50%”. De un plumazo, “Tribuna Municipal” acomoda su “plus residente” al techo que el gobierno y la burocracia le pusieron a la negociación paritaria. Para acceder a semejante “plus”, los residentes no necesitarían una reunión propia con el gobierno, bastaría que las negociaciones continuaran en manos de AMM.
Además de bajarse del básico y del monto votado en las asambleas, el “plus” de Solano tiene otro defecto: encierra a los residentes en un planteo corporativo, cuando sectores de planta se vuelcan hacia el movimiento, atraídos por su lucha consecuente contra el derrumbe salarial y el vaciamiento de la salud pública. En lugar de ofrecer una pelea común por un piso de 250 o 300.000 pesos para todos los trabajadores de la salud, el PO oficial se enfrasca en una propuesta de exclusivismo para un sector en particular. Tribuna “Municipal” debería revisar su nombre.
El impacto de esta orientación en el movimiento es fuertemente negativa. Favorece la conformación de un cuerpo de “negociadores” presionado por un elemento extraño al movimiento. Solano adopta una ‘tercera posición’ entre los trabajadores y la patronal, a pedido de la patronal. Sustrae el protagonismo de los activistas en la base del movimiento de lucha, para centrar su atención en la letra chica de un acuerdo que hasta el momento el gobierno no se mostró dispuesto a negociar con la asamblea. Solano, candidato a “presidente trotskista”, según sus palabras, quiere centrar la atención sobre sí mismo.
La mediación de Solano no tiene nada de trotskista, como no lo tuvo antes su aspiración presidencial. El PO oficial quiere validar frente al Estado capitalista su capacidad para mediar en los conflictos sociales. Ya no estamos ante un abandono del programa socialista, sino ante un pasaje de campo de clase.
Nuestra agrupación, Tribuna de Salud Tendencia/Política Obrera, denuncia que la intervención de la burocracia apunta a ahogar al movimiento de residentes y concurrentes y convoca a defender el pliego de reclamos votado en asamblea. Rechazamos cualquier cuestionamiento a la plataforma de reclamos de residentes y concurrentes como condición para negociar.
Cualquier compromiso tendrá lugar en la negociación misma, si la base la avala. Llamamos colocar toda la fuerza en la extensión del movimiento de lucha, desarrollando las autoconvocatorias junto a profesionales de planta y a la población, con la mira en una huelga nacional de todos los trabajadores de la salud.