La Plata: femicidio de Romina Videla

Escribe Gabriela López Matos

La violencia que agudiza la cuarentena.

Tiempo de lectura: 2 minutos

Romina ingresó al Hospital Alejandro Korn con el 80% de su cuerpo quemado. Tras cinco días de lucha por su vida, falleció. Su marido, Héctor Carrizo, la había amenazado con prenderla fuego. Según afirman vecinos y familiares, la pareja tenía constantes peleas y volvían con la promesa de que Carrizo dejaría de tomar alcohol.

En la casa vivían once personas. Tras el incendio, todos resultaron ilesos menos la mujer. Cuando le preguntaron al marido de la víctima si alguien quedaba adentro, él respondió que nadie. Mentía.

Con ella ya son 13 los femicidios en 14 días de cuarentena y 86 en lo que va del año.

En tiempos de cuarentena, se agudiza la violencia doméstica. El hacinamiento es moneda corriente en muchos hogares, donde llegan a vivir más de diez personas en un solo espacio. El consumo de alcohol aumentó extraordinariamente, la venta de cerveza se disparó en un 34% y lo mismo sucede con el consumo otras bebidas y drogas como la marihuana. La incertidumbre ante la falta de trabajo o la violencia laboral ejercida por los patrones luego es volcada en forma de violencia sobre las familias.

Como es de público conocimiento los llamados a la línea 144 han aumentado un 60%. Recordemos que quienes responden los llamados en muchos casos son trabajadoras precarizadas que ya han tenido que soportar del contagio de enfermedades por falta de higiene y escases de elementos de trabajo (vinchas para responder llamados). Con la presencia de un virus de alta propagación como el covid-19 las condiciones se agravan. Han enfrentado despidos y denunciado la falta de herramientas de intervención para acompañar la salida de una situación de violencia.

AF se autodenomina feminista y en nombre de esto pide comprensión y vuelca la responsabilidad en las mujeres afirmando por cadena nacional que “hay que denunciar estos hechos para poder actuar”. La ministra de Género, Mujeres y Diversidad, Estela Díaz, parece muy consciente al afirmar que en “estos días estalla la demanda” y, sin embargo, sólo ha reforzado una campaña en las redes que parece más propaganda de autolegitimación que una salida real para las mujeres. Lo mismo que la absurda campaña del barbijo rojo, la cual desconoce en absoluto las situaciones concretas de sometimiento en las que viven muchas de las víctimas. Muchas de estas mujeres no recibirán siquiera los $10.000 que otorga el gobierno, en sus hogares lo cobrarán otros.

El movimiento de mujeres tiene memoria

Fue aquel multitudinario movimiento por #NiUnaMenos, que emerge durante el 2016 bajo el gobierno cristinista, el que elaboró un pliego de reivindicaciones. Una de las más importantes consistía en la creación de casas refugios en todo el país. Fueron miles las marchas, concentraciones, radios abiertas, presentaciones en los consejos deliberantes donde las mujeres levantamos esta reivindicación señalando al Estado como responsable. Los gobiernos desoyeron a las mujeres y privilegiaron negocios con ONG de las iglesias a quienes subsidiaron por refugios preexistentes. El estado viene impulsando despidos como los de la casa refugio de La Plata, imponen un régimen carcelario y nuevamente de hacinamiento, además que no otorgan ninguna salida laboral para la mujer que en muchos casos con tres hijos vuelve a la casa del violento.

El aislamiento social en contextos de violencia, de hambre, de hacinamiento, de desocupación es incompatible con la vida. Que se implemente un programa de emergencia, casas refugios en todo el país para las víctimas, salarios igual a la canasta familiar para poder salir de ese núcleo, asambleas de mujeres vecinales para tender una red de acompañamiento, programas de asistencia integral, puestos de trabajo genuino, aumento de presupuesto.

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