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El feminismo, a nivel internacional, se ha pronunciado sobre la cuestión de la guerra. Ya sea de manera colectiva, a través de manifiestos, como así también de manera individual, a través de declaraciones públicas de sus dirigentes más connotadas.
El manifiesto "Resistencia feminista contra la guerra", al que adhirieron un centenar de feministas de más de 21 países, fue elaborado por Nancy Fraser, Cinzia Arruza y Tithi Bhattacharyay, autoras del "feminismo del 99%" o "feminismo anticapitalista". Este manifiesto "condena de forma rotunda la invasión militar liderada por el régimen de Putin en Ucrania". Sólo mencionan a la OTAN para señalarla como "corresponsable de la situación creada por su expansionismo global", pero omiten el envío de armas y de todo tipo de ayuda militar y financiera al gobierno de Zelensky. De modo que se trataría de una guerra de Rusia contra Ucrania y no de la OTAN contra Rusia. Si es así había que crear un movimiento por la paz en Rusia, no en los países de la OTAN contra sus gobiernos. El manifiesto concluye con una frase piadosa: "No hay mayor seguridad que la paz" y pide "una salida democrática a los conflictos". La ‘salida democrática’ es la contraseña de Zelensky y la oligarquía ucraniana y de la OTAN. La salida democrática de un plebiscito internacional de los pueblos acerca de la guerra está fuera del radar feminista
El "Manifiesto contra la guerra de feministas Rusas" define al feminismo como "una fuerza política que no puede estar del lado de la guerra". Toma esta definición para hacer un llamado a los "más de 45 grupos feministas activos en el país" a que se unan a esta resistencia "pacífica" contra la guerra. Este manifiesto, sin embargo, tampoco hace mención a la OTAN. Un siglo atrás, las mujeres de Rusia, ante la catástrofe provocada por la guerra, volteaban al Zar y a Kerensky y declaraban unilateralmente el retiro de Rusia de la guerra.
Por otro lado, se dio a conocer un petitorio de feministas ucranianas, que también cobra forma de "manifiesto feminista" llamado “El derecho a resistir”. A este manifiesto adhirieron referentes del NPA francés y del Psol brasileño. Este texto intenta polemizar con el manifiesto de resistencia feminista contra la guerra, afirmando que sus autoras y adherentes "niegan a las mujeres ucranianas el derecho a la resistencia contra la guerra imperialista desatada por la federación rusa". Las acusan de un "pacifismo abstracto que condena a todas las partes que participan en la guerra, lo que conduce a soluciones irresponsables en la práctica". Las feministas ucranianas hacen un llamado a todas las feministas del mundo para exigir "Una paz justa, basada en la autodeterminación del pueblo ucraniano, tanto en los territorios controlados por Ucrania como en sus territorios temporalmente ocupados". Esa "paz justa" de la cual hablan las feministas ucranianas, es una quimera cuando se vislumbra una anexión y un sometimiento de Ucrania y de su independencia nacional a través de la tutela de la OTAN y de la Unión Europea.
Por último, se conoció una extensa entrevista a Judith Butler, reconocida filósofa feminista, pionera en la fragmentación del movimiento de mujeres en múltiples identidades. Su último libro, titulado “Marcos de Guerra”, intenta esbozar una crítica al feminismo durante la guerra en Irak y las torturas a los prisioneros iraquíes en Abu Ghraib. Pero, como en su momento las feministas institucionales avalaron todo tipo de invasión norteamericana a países islámicos en nombre de la defensa de las mujeres "bajo el yugo del Islam", hoy, estas feministas avalan una guerra imperialista en nombre de la defensa de las mujeres "bajo el yugo de Putin". En la entrevista, Butler afirma que "La guerra de Putin contra Ucrania es obviamente un esfuerzo por impedir que la OTAN reclute a Ucrania como miembro. También es un esfuerzo por detener la influencia de Europa en lo que Putin llama cultura rusa o valores espirituales rusos". Según Butler, el continente donde crecen las protestas y las huelgas contra las consecuencias de la guerra es "el lugar donde se aceptan los derechos de lesbianas y gays". Este embellecimiento de la democracia burguesa con perspectiva de género se aferra a la idea de que el marco de guerra de Putin "está creado hasta cierto punto sobre la base de asustar a la población rusa con un avance de lo que él llama ideología de género, los derechos de las minorías sexuales y el feminismo". Putin representa la destrucción de las conquistas históricas revolucionarias en Rusia. Representa a la clase social y la burocracia que restauró el capitalismo. Pero la OTAN representa a la coalición imperialista dominante, sojuzgando al conjunto de la clase obrera.
En todos estos pronunciamientos del feminismo no sólo está ausente una campaña contra la guerra imperialista, sino que también es inexistente una referencia a la clase obrera, al proletariado, a la burguesía y al capital financiero internacional. Pero esto no es algo propio del feminismo, sino que es también la posición de la izquierda democratizante. Pan y Rosas, la corriente "feminista socialista" del PTS, ha escrito sobre la guerra, sentando una posición prácticamente mimetizada con la de las "feministas del 99%". "En los países imperialistas que son parte de la OTAN, feministas contra la guerra significa hoy rechazar la invasión reaccionaria de Putin, al mismo tiempo que denunciar la escalada guerrerista de la OTAN. Porque no se trata de elegir entre dos bandos reaccionarios, sino defender una posición independiente". De convertir la guerra imperialista en guerra revolucionaria, en cambio, ni una palabra. Pan y Rosas formará parte de un panel en la próxima conferencia internacional marxista feminista, de la cual participarán las autoras del manifiesto de resistencia feminista contra la guerra. Esa conferencia que no tiene ninguna intención de discutir, ni mucho de impulsar una campaña contra la guerra imperialista.
Se aproxima el 25 de noviembre, día internacional contra la violencia hacia las mujeres. Levantamos las consignas por la unidad de los trabajadores y trabajadoras de Ucrania contra la OTAN y contra Putin. Abajo la guerra imperialista. Por la organización internacional y socialista de las mujeres trabajadoras. Esto significa rescatar un programa histórico. Entre tanto manifiesto, se intenta dejar en el olvido uno que marcó una etapa histórica en el debate con las feministas. En 1915, y en medio de la primera guerra mundial, se votó el manifiesto de la tercera conferencia internacional de mujeres socialistas. Esa conferencia estuvo presidida por Clara Zetkin y participaron una treintena de delegadas socialistas, aún en las peores condiciones. Este manifiesto declaraba que "Los trabajadores no tienen nada que ganar en ésta guerra, pero están expuestos a perder todo lo que les queda. Solo el socialismo significa la paz futura para la humanidad".
Más de cien años después, las mujeres socialistas nos encontramos con la tarea de llevar adelante toda una campaña contra la guerra imperialista, que sólo tendrá fin con la victoria del proletariado.