El derrotero de la Ley de humedales

Escribe Patricia Urones

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Diez días han pasado desde el plenario de comisiones que dictamino respecto de la ley de humedales. Como se advirtió tempranamente desde estas páginas, la “ley consensuada” de Humedales murió el mismo día del plenario, pero, lejos de lo que denuncia el FdT, no por obra del encolumnamiento de los votos de Juntos por el Cambio detrás del dictamen propuesto por su espacio. Es que la tarde anterior, en pos de conseguir más votos para su dictamen, el diputado del Evita, Leonardo Grosso, hizo modificaciones sustanciales al proyecto de ley “consensuado”. Se ha modificado la cláusula que establece la realización del Inventario Nacional de Humedales (Art. 6°) introduciendo a las provincias como “autoridades competentes” en “coordinación” con la autoridad nacional de aplicación. Se ha eliminado la exigencia de la Evaluación Ambiental Estratégica y del Estudio de Impactos Acumulativos en la configuración del Ordenamiento Territorial y se han flexibilizado las condiciones impuestas, en el período de elaboración del inventario, cambiando la prohibición del establecimiento de proyectos productivos en los humedales por la previa aprobación del Estudio de Impacto Ambiental, por las autoridades competentes, es decir, por las provincias. Finalmente, pero no por eso menos importante, se ha subdividido la representación del COFEMA en regiones en el Consejo Consultivo de Humedales, otorgando mayor participación a los ministros de Ambiente de las provincias, los que faltaron a la sesión del jueves 3 de noviembre a pedido de los gobernadores. El dictamen del diputado del FdT obtuvo 47 votos frente a los 57 del de Juntos.

Ley de Humedales “Consensuada”, FdT, 2020.

Ley de Humedales votada como dictamen de minoría, FdT, 10/11/2022.

Ley de Humedales votada como dictamen de Mayoría, JxC, 10/11/2022

Debate posterior

En los últimos días se ha desarrollado un debate entre las organizaciones y los intelectuales ambientalistas. Maristella Svampa, reconocida investigadora de temas ambientales, ha intervenido en él llamando a apoyar el dictamen de minoría del diputado Leonardo Grosso: “…el dictamen de Minoría, propuesto por Grosso, aún con sus modificaciones del proyecto original, es una propuesta robusta y superadora; con conceptos, instrumentos, principios y herramientas muy concretas para una correcta gestión y protección de estos valiosos ecosistemas". La investigadora asemejó el boicot sistemático de los gobernadores al proyecto consensuado, por medio de la “ausencia estratégica” de los diputados del FdT que respondían a los gobernadores del litio, al gesto neroniano (dictatorial) del pulgar hacia abajo. Es así que JxC, según ella, obtuvo el dictamen de mayoría para un proyecto “enormemente regresivo” porque “flexibiliza notoriamente la protección de los humedales en todo su articulado”. Respondería, según Svampa, a un plan B del “triple lobby (agronegocio, minero y agropecuario)”: “aprobar una ley menos protectora en vez de no discutir la ley consensuada”, que ha sido ahora modificada (eldiarioar.com, 14/11). El “triple lobby” se ha salido con la suya.

La Asociación de Abogados Ambientalistas se ha referido al dictamen de JxC como “muy regresivo”. En un análisis comparativo, llega a la conclusión de que los objetivos de la ley de Grosso son “notoriamente más amplios y protectores en el dictamen de minoría” (canalabierto.com, 15/11). Por su parte Irina Farrás, de la Multisectorial por los Humedales de Rosario, nacida en 2020 como parte del movimiento de protesta contra los incendios en el Delta del Paraná, afirmó en una entrevista hecha por un medio de Río Negro que no van a apoyar el proyecto de mayoría -“queremos que se vuelva a discutir el proyecto consensuado, queremos un piso de discusión que este proyecto (el de mayoría) no lo tiene” (www.rionegro, 14/11).

En un debate transmitido por TN el viernes pasado, el diputado Leonardo Grosso se mostró condescendiente con el dictamen de mayoría, representado en la persona de Jorge Vara, diputado por Corrientes de la UCR, en JxC. Luego de mostrarse optimista por los acuerdos a los cuales se había arribado con la oposición acerca de la importancia de legislar sobre los humedales (una idea que ya había planteado al término del plenario que votó los dictámenes) decidió someterse a “las reglas de la democracia” cuando afirmó que “los diputados y las diputadas tenemos que hacer honor a la representación popular que tenemos y discutir una norma, ponernos de acuerdo o no, si no nos ponemos de acuerdo votamos, el que tiene mayoría gana, el que tiene minoría pierde, así es la democracia y así está pensado el congreso” (tn.com, 18/11). Podría suceder que el dictamen de mayoría baje al recinto durante la vigencia de su estado parlamentario, y sea finalmente votado. Esto no sucederá sin antes tener asegurados los votos de los diputados del FdT que responden a los “lobbys” (incluidos los lobbys petroleros y mineros de la Patagonia) y también las “ausencias estratégicas”, incluidas las de algunos de La Cámpora. El kirchnerismo, a quien hoy se encuentra aliado el Movimiento Evita, luego de Pilar se encuentra en una línea política de “acuerdo democrático”. La vicepresidenta se ha puesto al lado de la UCR cuando incluyó a ambos partidos en el “campo democrático”. La crisis del régimen político atravesó desde el primer minuto la ley de Humedales.

El FIT-U se lava las manos

En la misma plenaria de votación de dictamen, la diputada Romina del Plá huyó de un balance autocrítico. En vez de reconocer la claudicación que significó apoyar la “ley consensuada”, que no incluía el veto de las organizaciones, los científicos y todos los trabajadores organizados interesados en el cuidado del medioambiente, y renunciar a defender su propio proyecto, que sí lo incluía, optó por lavarse las manos afirmando que como no eran parte de la comisión “no tenían que votar”. Una maniobra burda cuando, a pesar de esta “condición normativa”, el FIT-U no se privó de “apoyar” el proyecto consensuado explícitamente en cada una de las reuniones plenarias. Prensa Obrera pontificó más tarde con aires de superioridad: “Ocurrió con Vicentin, ocurre con la Ley de Humedales; el peronismo es incapaz de enfrentar a los “poderes concentrados” que dice combatir” (prensaobrera.com, 12/11); si esto es así ¿por qué apoyaron el proyecto de Grosso?

Un correcto balance del derrotero de la ley de Humedales debe incluir las limitaciones de la llamada “ley consensuada”, así como las maniobras de quienes prestaron su “firma”, en este caso, el FdT. El movimiento Evita se arrodilló ante el lobby de los gobernadores. Así también lo hizo la izquierda, en este caso el FIT-U, que en su política de alianzas llevó a la derrota al activismo que apoyaba la ley que sí debe funcionar como “piso de debate”, aquella que otorga un poder vinculante al mundo del trabajo y la ciencia, primeros interesados en el cuidado y la protección del medio ambiente.

Proyecto de ley del FITU

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