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El 25 de noviembre, Día Internacional de Lucha contra la Violencia hacia las Mujeres, en Argentina, se organizaron movilizaciones y actos en distintos puntos del país como, por ejemplo, Salta, Tucumán, Santiago del Estero, Córdoba, San Juan, Mar del Plata, La Plata. En Bariloche, ciudad que será sede del próximo Encuentro Nacional de Mujeres, la movilización fue encabezada por las mujeres mapuche denunciando el desalojo de sus tierras y la represión que se ensañó brutalmente contra mujeres y niños.
En Buenos Aires, hubo dos convocatorias centrales. Por un lado, la de organizaciones y partidos de izquierda, que partió desde el Obelisco para culminar en Plaza de Mayo con la lectura de un documento. Por el otro, el colectivo Ni Una Menos, junto a organizaciones kirchneristas, convocaron a las puertas de Tribunales exigiendo una "reforma judicial feminista". Ambas movilizaciones, se daban horas antes de conocerse la noticia del femicidio de Eliana, en la Plata, y poco antes del femicidio de Susana Cáceres en Ituzaingó.
La movilización convocada por el feminismo kirchnerista tuvo como objetivo, no sólo lavarle la cara al gobierno nacional, sino colocarlo como víctima de una justicia "patriarcal y racista". En el documento leído, expresan la urgencia de una "reforma judicial feminista", ya que "el Poder Judicial interviene en todas las esferas de la vida cotidiana ‘legalizando’ las violencias". En un intento por rescatar al gobierno nacional y de liberarlo de toda responsabilidad, mencionan que es la Justicia quien "revictimiza a quienes sostienen las denuncias, que nos persigue cuando luchamos por nuestros derechos y que criminaliza la protesta social y, especialmente, al pueblo mapuche”. Pretenden encubrir bajo la perspectiva de género un plan de guerra contra la clase obrera que no reconoce grieta ni división de poderes. Por último, hicieron mención a la pobreza como la primera de las violencias. Pero nuevamente apuntando a la Justicia que, acusan, obstaculiza las "políticas de redistribución y control de precios" por estar "legalizando el saqueo de la deuda". El feminismo kirchnerista pretende tirar al movimiento de mujeres el Código Penal por la cabeza para intentar disimular, de manera vergonzante, la responsabilidad de un Estado que descarga toda la crisis capitalista sobre los trabajadores, pero principalmente sobre las mujeres y la niñez. El acto de ayer se coloca de cara a la campaña electoral, la cual tendrá un posible juicio a CFK como un eje central de la misma. En el mismo sentido, la ministra de Mujeres y Diversidad Ayelén Mazzina, junto a su par bonaerense Estela Díaz, estuvieron en un congreso de políticas públicas el cual tuvo como lugar central una campaña por la prevención de la violencia de género. Ambas se pronunciaron a favor de la reforma judicial feminista declarando que "El cambio estructural, cultural, no es posible sin una justicia que entienda que no es dueña de nuestras libertades”.
La movilización de las organizaciones sociales y partidos de izquierda tuvo como consigna "Basta de femicidios y travesticidios, Libertad a las presas políticas mapuche y No al ajuste de los gobiernos y el FMI”. Esta convocatoria se dio totalmente de espaldas al movimiento de mujeres. No estuvo precedida por asambleas o debates abiertos sino que fue la culminación de reuniones previas de aparatos sin ninguna injerencia real sobre la lucha real y genuina de un movimiento de mujeres que es internacional, como se puede evidenciar desde Irán hasta Haití.
El documento de esta convocatoria también apuntó a la justicia "patriarcal y capitalista" pero al mismo tiempo denunciaron que 'la propaganda oficialista en torno a una supuesta reforma judicial feminista nunca fue más que un slogan vacío. El poder judicial sostiene sus privilegios, mientras tejen lazos con los negociados de la policía, las redes de trata y todo tipo de corruptelas". A la opresión "capitalista y patriarcal", le oponen un "movimiento feminista que es la tendencia que contrapesa a los reaccionarios y fascistas". Nuevamente, nos encontramos con saludos, celebraciones de luchas y párrafos que fueron copiados y pegados en un documento donde no hubo una intervención directa y un plan de acción contra un Estado responsable de un empobrecimiento general de la población que vive de su trabajo. Este acto, fundamentalmente organizado por el FITU, denunció al gobierno por dejar solo en propaganda o slogan la aprobación de un código de justicia feminista, con la cual acuerda y crítica su no aprobación.
El Código Penal es un código esencialmente represivo. Su función es preservar el régimen y sistema capitalista. Sus códigos defienden la propiedad privada y descargan una batería de penas y castigos para quienes lo violen o lo pongan en peligro. Para las socialistas lo primero es rechazar cualquier reforzamiento de este código que tiene como objetivo principal la represión de toda protesta social. Ante la violencia hacia las mujeres el Estado solo ofrece el Código Penal. Ninguna de las políticas de género significó terminar con los femicidios, muy por el contrario aumentaron y cada 24 horas tenemos una nueva víctima. Es fundamental esta delimitación desde el punto de vista de clase y no de género.
En este marco, Política Obrera se hizo presente en la movilización de Obelisco a Plaza de Mayo, con casi mil compañeras y compañeros de CABA y Gran Buenos Aires. La movilización, en nuestro caso, fue precedida por una campaña de charlas y asambleas abiertas que tuvieron como eje principal la lucha contra la guerra imperialista de la OTAN y de la invasión rusa en Ucrania. En todas estas charlas y asambleas, quedó en evidencia que los derechos conquistados por las mujeres están amenazados en todo el mundo, expresando la necesidad de una unidad internacional de los trabajadores y las trabajadoras. La campaña previa nos sirvió para entablar un debate sobre una organización socialista de las mujeres trabajadoras, donde es fundamental la delimitación política, en momentos en que el movimiento de mujeres atraviesa una deriva. Somos socialistas: queremos abolir el régimen, no edulcorarlo con reformas feministas.
El balance del 25N nos ratifica un camino: la tarea de ganar al contingente de mujeres trabajadoras que ya están luchando a una lucha consciente de cara a las grandes confrontaciones que tenemos por delante -devaluación etc.- y a una organización socialista de las mujeres trabajadoras, que divida aguas entre el régimen y sus corrientes y las y los explotados.