Subte: porqué votar a la Multicolor

Escribe Matías Cisneros

A un día de las elecciones en el sindicato Agtsyp.

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En las recorridas por los sectores con vistas a la campaña electoral del gremio, recogimos un escenario explosivo de reclamos. Los compañeros describieron los ataques de la empresa a sus conquistas. El pliego votado en el cuerpo de delegados, relacionado con los dos francos semanales, la compra de flota nueva sin asbesto y la incorporación de personal, son sólo la punta del iceberg de una marea de demandas.

Los nocheros (peones del turno noche) sufren la presión de un salario que no alcanza y donde los ascensos están paralizados. Solo es mitigada por las horas nocturnas y la antigüedad. Los peones de limpieza soportan la presión patronal por un mayor ritmo de trabajo, ante el faltante de personal. En los talleres, quienes han accedido a un ascenso reciente son obligados a realizar dobles tareas de mecánico y limpieza: es que la organización de cuadrillas no da abasto con los requerimientos sanitarios de los lugares de trabajo.

En las estaciones, los trabajadores están sometidos a la polifunción. La falta de personal pretende ser suplida con horas extras y jornadas que han llegado hasta las 12 horas. Los peones tienen bloqueados los ascensos, no permitiendo que se cubran los puestos vacantes. Se está promoviendo la bancarización de la tarjeta SUBE, para eliminar todavía más puestos de trabajo. El sector de recontadores ha recibido un golpe de extinción con la complicidad de la conducción Pianelli-Segovia y la UTA.

En los talleres de material rodante, los trabajadores denuncian las maniobras de la empresa para forzar a los trabajadores a manipular el asbesto cancerígeno. La empresa presiona por trabajar sin condiciones de seguridad, un obrero del taller Constitución ha perdido una falange por ello. La tercerización se implementa con el traslado de formaciones afuera del subte, para hacerles mantenimiento general. El vaciamiento de los talleres conduce a la falta de limpieza e insumos elementales. En instalaciones fijas los reclamos de categorías han tenido algunos avances, pero insuficientes con respecto al reclamo general. En este caso, la tercerización se implementa a través de la contratación de empresas de servicios temporales.

En los tráficos, es imperioso el recambio de flota nueva, principalmente en la línea B donde los trabajadores denunciaron el colapso y donde ningún tren está libre de asbesto. Pero sigue en la línea C, donde los trabajadores resisten la vuelta de los Nagoya 5000, y E donde todavía circulan formaciones contaminadas. El reclamo de insalubridad toma fuerza en un sector donde la mayoría tiene 25 años de exposición al asbesto y más de 55 años de edad. La cuestión salarial también pesa: los trabajadores de la línea C han levantado el reclamo de gratificación por cambio de empresa, porque la salud y el salario van de la mano. La amenaza de polifunción está colocada en el manual operativo que repartió la empresa, donde se coloca la idea de eliminar el puesto de guarda. Las compañeras de línea A y H levantan la denuncia de violencia y acoso laboral de los jefes. Los compañeros de Rancagua vienen de parar junto a la línea B por el traslado de un supervisor que violentó de golpes a un trabajador. La violencia es utilizada con el objetivo de imponer la reforma laboral en los hechos y disolver la organización de los trabajadores.

Y el sindicato, ¿dónde está?

El reguero de reclamos, buscando una respuesta y una acción, ha puesto de manifiesto el vacío que existe en términos de un verdadero sindicato de lucha. La UTA es una agencia directa de la patronal, mientras la AGTSYP navega en la “política” oficial, pero desde el punto de vista gremial sigue siendo una asociación “simplemente inscripta”. La directiva Pianelli-Segovia ha sacado de la agenda la cuestión del reconocimiento del sindicato. En última instancia, la actual directiva y Fernandez de UTA apoyan al mismo gobierno, el responsable de haber abatido los salarios reales en más de 20 % en tres años. Hoy, el “plan de acción” por el doble franco es una rutina de paros parciales y aislados, que han servido de acompañamiento a la campaña electoral en el gremio. A contrapelo de esta realidad, la agitación que desarrolló nuestra agrupación ATM Granate –integrante de la lista de izquierda Multicolor- ha puesto de manifiesto el abismo que existe entre la realidad de los trabajadores del gremio y la burocracia kirchnerista. Numerosos compañeros han expresado su interés en seguir debatiendo y organizarse, con independencia de lo que ocurra el día de la elección. Las recorridas han mostrado el camino para desarrollar una oposición clasista en el subte, que debe combinar la preparación de la huelga general por las urgentes reivindicaciones planteadas y, en conexión con ello, la delimitación política frente a los agentes del gobierno en el gremio.

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