Escribe Julián Asiner
Recuperemos el movimiento autoconvocado.
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No por esperada, la noticia dejó de impactar en el ánimo de los trabajadores de la Salud. Larreta y las burocracias de Médicos Municipales, Federación de Profesionales y Sutecba decidieron tomarse un largo descanso de verano para retomar las negociaciones paritarias en marzo próximo. Esto confirma que los aumentos arrancados con la lucha en el mes de noviembre fueron solo un suspiro. La paritaria postergada venció en diciembre pasado. Entretanto, la Salud debe enfrentar una nueva oleada de casos de Covid y una escasez creciente de personal y de turnos de atención. La inflación de diciembre fue superior al 5%, y en enero y febrero entrarán en vigencia los aumentos en la luz y el gas, y las mismas prepagas, cuando ya subió el transporte. El cobro lastimoso del aguinaldo recordó a todos el carácter fraudulento de la hoja salarial, plagada de sumas no remunerativas.
La mesa de negociación por los derechos laborales de las concurrencias naufragó frente a la decisión inamovible del gobierno porteño de desmantelar el sistema público de formación profesional. La masa de cargos que se pierde no será reemplazada por puestos de residencia, porque el gobierno está jugado a la privatización de la capacitación especializada y al cierre de los hospitales históricos, particularmente en salud mental. La baja del piso del puntaje necesario para ingresar a la carrera profesional obedece al propósito de compensar la deserción masiva que produce el empeoramiento laboral.
La situación alarmante de los centros de salud del área del Hospital Piñero retrata otra faceta de esta crisis: el CeSAC 31 de Bajo Flores debió cerrar por problemas edilicios, el 24 de Villa Soldati por cuestiones de seguridad. Dos médicas residentes fueron atacadas en la puerta del centro y les gatillaron. La situación del CeSAC 24 es un reflejo de lo que vive el barrio, transformado en una zona liberada, responsabilidad que los gobiernos porteño y nacional se disputan entre sí. Tras la denuncia y la movilización de los trabajadores, se alcanzó una solución precaria con la reposición de la presencia de Gendarmería.
La política acordada entre Larreta y las burocracias de AMM, Federación y Sutecba, plantea la necesidad de recuperar las autoconvocatorias, como únicas organizadoras de las luchas. Es necesario impulsar asambleas y plenarios en todos los efectores, los pliegos de reivindicaciones comunes a todos los sectores y el voto de medidas de acción. La principal conquista del movimiento autoconvocado, el reconocimiento de su propia fuerza y de su capacidad de lucha y organización independiente, sigue viva en la conciencia de los trabajadores.