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El lunes pasado los trabajadores portuarios de la Terminal Puerto Rosario (TPR), se movilizaron hasta las puertas de su sindicato, el SUPA, para exigirle que profundice las medidas de lucha por la reincorporación de los despedidos y contra la ´reforma laboral´ que pretenden introducir las patronales.
Los obreros de TPR exigen la realización de una asamblea. La cúpula del gremio, apremiada por la movilización de las bases, montó un verdadero operativo represivo. Una patota de la burocracia y 50 policías se hicieron presentes. Valientemente, los trabajadores se mantuvieron firmes hasta reunirse con los representantes del sindicato. Estos prometieron “seguir la lucha” hasta que todos los obreros sean reincorporados, una promesa que no vale nada. En la víspera, el secretario general del SUPA afirmaba a los medios que los despidos eran “con causa” y que nada podía hacer por ellos. Uno de los compañeros despedidos se encadenó en los portones de ingreso al puerto con un bidón de nafta y amenazó con prenderse fuego si no lo reincorporan a su puesto de trabajo.
Vicentin y Ultramar, concesionarios del puerto, han echado a rodar esta ofensiva como parte de un plan de flexibilización. El SUPA está ansioso por cerrar el conflicto y no seguir alimentando el activismo que se ha organizado independientemente de él.
A medida que los días pasan, las patronales automotrices, agro exportadoras, la UIA, entre otras, pusieron el grito en el cielo por las perdidas millonarias que trae la paralización del puerto. Exportar desde otros puertos de la Provincia de Buenos Aires desmanda un costo mucho mayor.
Si bien hace más de un mes que los trabajadores del puerto de Rosario están movilizados, la semana pasada hubo una escalada en el conflicto. Lo que agudizó la situación fue la conciliación obligatoria que decretó la ministra de trabajo, Kelly Olmos, tras la huelga indefinida que declaró el SUPA. Con la conciliación obligatoria en la mano, los estibadores despedidos se presentaron en las puertas de la TPR para empezar su jornada de trabajo. La respuesta de Vicentin y Ultramar fue no dejarlos entrar.
Lo que procura la patronal es imponer una flexibilización laboral, aumentar las horas de trabajo, llevarlas de 6 a 8 horas y con ello eliminar un turno completo
¡Viva la lucha de los portuarios! ¡Por un paro general de todos los puertos del cordón industrial, hasta vencer!