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El lunes 9 de enero, Política obrera se movilizó a la embajada de Brasil en la Ciudad de Buenos Aires para repudiar el golpe trumpista de Bolsonaro. Hablaron Mariano Hermida, Eva Gutiérrez y Jorge Altamira, cuyo discurso transcribimos a continuación
Compañeras y compañeros,
No han pasado 24 horas desde el asalto del día de ayer a las principales sedes del gobierno brasileño. La lucha contra los golpes de Estado no admite dilaciones y no admite treguas porque abren el camino a la componenda y a la victoria de los golpes de Estado.
Lo ocurrido ayer en Brasil es absolutamente extraordinario. Se tomó por asalto la sede del gobierno con pleno conocimiento por parte de la Policía y con pleno conocimiento por parte del Ejército. El asalto de ayer en Brasilia fue anunciado por el bolsonarismo y en las redes sociales, y no hubo ninguna fuerza que se movilizara en Brasil para impedir lo que podría ser una suerte de Marcha sobre Roma, o sea, una marcha sobre Brasilia como aquella que Mussolini, hace exactamente 100 años, encaró en Italia y abrió el camino al fascismo europeo.
Se han tomado algunas medidas por parte de algunos funcionarios judiciales debido a que el Distrito Federal donde ocurrieron estos hechos tiene un gobierno propio, como nosotros lo tenemos en la Ciudad de Buenos Aires, cuya seguridad está a cargo de la policía porteña. Entonces se ha ido a intervenir a lo que allá sería la policía porteña y al ministro de Seguridad del Distrito Federal.
Lo que no se dice es que la guardia del Ejército que está acuartelada en el subsuelo de los tres poderes, para defenderlo en cualquier circunstancia, en el día de ayer no movió un pelo. Hasta el día de hoy se desconoce por qué el comandante del Ejército no movilizó a la Guardia Presidencial que se encuentra permanentemente en Brasilia para enfrentar estas situaciones.
¿Qué nos describe esto? Esto nos describe un golpe de Estado. No nos describe solamente una turba que pide un golpe de Estado. Nos describe un golpe de Estado con todas sus conexiones. Es un hecho de una gravedad inusitada, porque hace tres semanas tuvimos un golpe de Estado en Perú , que derrocó a un presidente constitucional. En este momento tenemos una movilización sediciosa en el principal departamento de Bolivia, Santa Cruz de la Sierra, contra el gobierno boliviano. Santa Cruz de la Sierra y su gobierno fueron la base de operaciones de Bolsonaro para derrocar al gobierno del MAS en Bolivia e instaurar la dictadura de Añez.
Todo esto forma parte de un entorno general golpista en América Latina. En otra época tuvimos un golpe de Estado en Uruguay, y el gobierno nacional y popular de ese entonces no dijo nada. Después tuvo un golpe de Estado en Chile, con Pinochet ,y el gobierno nacional y popular tampoco dijo nada. Esto terminó con el derrocamiento del gobierno nacional y popular que no decía nada, y la instauración de la dictadura de Videla.
Al movilizarnos contra el golpismo estamos defendiendo los derechos más elementales de los trabajadores: poder ir de la casa al trabajo y del trabajo a la casa en libertad; de ser explotados en libertad; de que les revienten el sueldo en libertad; y de que los precaricen en libertad. Porque si los trabajadores también pierden la libertad, nunca más van a recuperar el sueldo; nunca más van a recuperar las condiciones laborales; y nunca más van a recuperar absolutamente nada. Ese es el significado político de este acto. No importa todavía el número de la concurrencia. Importan los principios políticos que están en juego para millones y millones de trabajadores.
A ustedes les va a parecer un atrevimiento, pero hoy debió haber una marcha de la Confederación General del Trabajo a la embajada de Brasil. Una Confederación General del Trabajo saliendo una hora antes de las jornadas de trabajo para venir acá y decirles a los explotadores y fascistas de Brasil que no vamos a tolerar que en las fronteras de Argentina se instaure el fascismo. Éste es el significado de éste acto. Ésta es la lucha que está en juego.
Compañeras y compañeros, el golpe prosigue. En este momento siguen los acampes en las refinerías y depósitos de petróleo de Petrobras y no hay nadie que los desaloje. Lo acaba de denunciar la Federación de Sindicatos de Petroleros de Brasil. Es decir que están apostando fuerte.
Las Fuerzas Armadas y su alto mando militar no se han pronunciado. El alto mando militar brasileño tiene la responsabilidad de todo lo que está ocurriendo en la región. El comandante en jefe de las fuerzas de ocupación de América Latina en Haití es un brasileño (Augusto Heleno, N.R.), que se transformó en jefe de la Casa Militar del gobierno Bolsonaro, y fue quién organizó el golpe de Estado que, eventualmente, llevó a Bolsonaro al poder. La última vez que estuve aquí fue para denunciar como golpe de Estado al llamado ‘juicio político contra Dilma Rousseff, que se hizo bajo las órdenes de las Fuerzas Armadas de Brasil. De ninguna manera fue un procedimiento parlamentario independiente y constitucional. En aquel momento chocamos con opiniones adversas a las nuestras, pero la prueba definitiva de que fue un golpe de Estado es que Bolsonaro terminó llegando a la presidencia de Brasil.
El motivo del golpismo en Brasil no es como dice Clarín y los columnistas de Clarín, que Brasil está dividido en dos. De ninguna manera. El golpe de Estado en Brasil es porque las Fuerzas Armadas brasileñas fracasaron bajo el gobierno de Bolsonaro y son conscientes de las consecuencias que tiene esta derrota. Lo metieron a Bolsonaro al gobierno e instalaron a 6 mil militares en puestos oficiales en el gobierno para emprender una limpieza profunda de los derechos democráticos en Brasil: liquidar la autonomía universitaria; aprobar una reforma laboral que termina con todos los derechos de los trabajadores; y continuar con una reforma previsional que ya venía de los gobiernos anteriores. Es decir remodelar completamente Brasil, destruir sus sindicatos y destruir la vida política independiente. Pero han fracasado. La derrota de Bolsonaro es el fracaso del mayor intento de las Fuerzas Armadas de Brasil por transformarse en el eje del gobierno luego de la dictadura militar que se instauró en 1964.
Señalamos esto para explicar por qué estamos acá y por qué llamamos a volver a acá otra vez. Se juega el futuro político de Argentina en el futuro político de Brasil. Brasil es el eje de América Latina. Esto hay que derrotarlo. Y la derrota tiene que ser por medio de la lucha de los trabajadores.
Acá termino con un concepto de fuerte crítica. Una de las grandes conquistas de la caída de la anterior dictadura militar en Brasil fue la organización y la aparición de la Central Única de Trabajadores, la CUT. Sindicatos completamente nuevos. Hoy la CUT está integrada al Estado. Hoy el secretario general de la Central, Luiz Marinho, es ministro del Trabajo de Lula, y ayer la única palabra que no se escuchó en Brasil fue la palabra de Marinho y los secretarios generales de la Central Única de Trabajadores de Brasil. No ha habido una movilización. No ha habido una convocatoria. Hoy probablemente haya un acto del PT en Brasilia. Pero no hay huelga general. Es nuestro deber proponer la idea de que contra el golpe debe haber una huelga general. Además, la mayor parte de los golpes de América Latina son precedidos por un pregolpe: el bombardeo en la Plaza de Mayo en el año 1955 preparó el golpe de septiembre que derrocó a Perón; y el golpe de la aviación argentina en diciembre de 1975 precedió al golpe de Videla en mayo de 1976.
Ahora este acto golpista es la preparación y precedente de otros golpes. Es lo que hay que combatir con la huelga. En el año 1975, en diciembre, nuestra organización llamó a la huelga general contra el golpe de Cappellini, advirtiendo que si no había una huelga general y Cappellini no iba preso y los militares no eran derrotados, íbamos a tener la dictadura de Videla.
El arma de la huelga general es fundamental. Es el arma de los derechos. Es el arma de las conquistas que nuestros abuelos, nuestros padres y nosotros mismos nos empeñamos en defender. Eso es lo que tiene que inspirar. Es lo que nos inspira Perú, que ha declarado la huelga indefinida en las zonas andinas. Y por eso la lucha contra el golpe en Perú, es una batalla que sigue empeñada y que por eso tiene una perspectiva. Éste es el significado de nuestro acto, y llamamos a volver a esta embajada como símbolo de la defensa de los derechos democráticos en Brasil, contra el golpismo, contra el fascismo, contra el bolsonarismo y contra el golpe de Estado militar de las Fuerzas Armadas brasileñas.
Gracias.