Alimentación: la ola de despidos requiere una respuesta de conjunto

Escribe Politica Obrera

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Las expectativas de una “transición ordenada” entre las elecciones del domingo pasado y la asunción del presidente electo el 10 de diciembre, están siendo saboteadas desde el minuto uno por la clase capitalista. No pasó un día de la elección que ya la multinacional Unilever, y las nacionales Alco-Canale y Arcor anunciaron despidos masivos -sumándose así a los que venían en discusión en Pepsico y otras empresas.

El cierre de Arisco

La planta de Arisco, ubicada en la Ciudad de La Rioja, produce la mostaza Savora, el kétchup Hellmann´s y las salsas listas Knorr para la multinacional anglo-holandesa Unilever. En esa planta venían enfrentando despidos por goteo, que llevaron a que los delegados convocaran a una asamblea hace unos meses en repudio. La empresa hizo un compromiso de no despedir por seis meses, pero que luego de anunciarlo se negó a firmar.

Sin mediar aviso previo, los jerárquicos de la empresa convocaron al personal el lunes 28 a comunicarles el cierre definitivo de la planta, despidiendo en total a 150 trabajadores. Para evitar un conflicto, la empresa ofreció indemnizaciones al 180% y una serie de beneficios con la obra social, que en su mayoría fueron aceptados por los trabajadores, ante la presión del propio Gobierno Provincial -que declaró que “ya no hay vuelta atrás”- y la complicidad del STIA riojano, que había acordado esto de antemano con la empresa.

Unilever, empresa que presume de desenvolver un “capitalismo con rostro humano”, lleva adelante un ajuste en todo el país contra sus trabajadores. El cierre de la planta de Arisco se suma a los despidos masivos que llevara adelante Unilever en Gualeguaychú y Villa Gobernador Gálvez, a la venta de su planta de Ades en Pilar a Coca Cola -con más de 50 despidos incluidos- y a los despidos por goteo en sus plantas de Mendoza y Tortuguitas.

Arcor y un escenario explosivo

La misma línea sigue el Grupo Arcor, principal fabricante del mundo de golosinas y uno de los representantes de la “burguesía nacional”: ayer despidió de su planta de San Luis a 42 trabajadores. En los últimos meses, venía adelantando vacaciones tanto en San Luis como en todas sus plantas del país, tanto alimenticias como papeleras Zucamor y Cartocor. La respuesta de los despedidos fue organizar una movilización a la puerta de la planta para el 5 de noviembre, el día que vuelve la mayoría a trabajar en la planta. La empresa también viene de cerrar dos plantas de La Campagnola y de achicar personal en todas las demás plantas del país. Como se pasó de las vacaciones adelantadas a los despidos masivos en San Luis, no se descarta que el mismo rumbo lo recorran el resto de las plantas del país, en las que más de 2.000 trabajadores se encuentran en vacaciones adelantadas.

Continúa el desguace de Alco Canale

La empresa perteneciente a la familia Carballo, que integra la vicepresidencia de la Copal, despidió ayer a 25 trabajadores, y anunció que prescindiría todavía de 50 más. La empresa frutihortícola viene de un proceso de desmantelamiento a través de una quiebra fraudulenta. Cerró su planta de Lavallol -que fue ocupada por sus trabajadores que conformaron una cooperativa- y de desprenderse de sus tres plantas en Mendoza, dejando un tendal de despidos y de deudas por todos lados.

La empresa ofrece pagar la mitad de las indemnizaciones, en 30 cuotas. Los trabajadores respondieron a los despidos con bloqueos en los portones, acompañador por el STIA catamarqueño.

Una respuesta de conjunto

La Federación de Alimentación -ahora dirigida por Héctor Morcillo, ante el fallecimiento de Luis Morán- emitió un comunicado en solidaridad con los despedidos y convocó a una reunión de secretarios generales de emergencia para evaluar los pasos a seguir. Mientras esto se desarrolla por los canales de la conducción, los trabajadores ya habrán sido forzados a aceptar las condiciones de las empresas.

Si los trabajadores aceptan las indemnizaciones es porque la perspectiva de defensa de los puestos de trabajo que debería ofrecer el STIA no existe: allí donde los trabajadores son convocados a luchar la tendencia a la lucha aparece. Un agravante es que cepo mediante, las indemnizaciones se desvalorizarán al ritmo de la inflación y la devaluación. El cepo al dólar que no pusieron hasta después de la elección, condena a los trabajadores despedidos a afrontar sin alternativas la desvalorización de la moneda nacional.

Reclamamos la convocatoria de la Federación a plenarios de delegados en todas las seccionales del país, para discutir un plan de lucha contra los despidos -comenzando por un paro nacional de la Alimentación- y por la recuperación del salario. Un ataque de conjunto requiere de una respuesta de conjunto

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