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De acuerdo a un comunicado de la Federación de Comercio (Faecys), el aumento paritario firmado por Cavallieri habría sido de arriba del ciento por ciento. La realidad es otra.
Cavalieri firmó, para 2022, una paritaria del 59,5% -mucho menos en términos reales- porque se terminó de cobrar en diciembre. Esta paritaria dejó el básico de convenio para jornada completa en 140 mil pesos. Como no cubre el tramo "no remunerativa", no impacta sobre los adicionales de convenio, ni sobre las vacaciones, las horas extras y el aguinaldo. Las patronales lograron mantener congelados los valores de todos esos ítems en un año con 96% de inflación.
Sobre esa base, la revisión de enero no cumplió con pasar el 59,5% al básico y que abarque todo concepto del salario. Simplemente se añadieron dos cuotas acumulativas – 13% en febrero y 9,9% en marzo. La contabilidad creativa de la burocracia: inclusive contabilizando los premios y otros ítems, reduce el aumento del 101% a un 82,4% nominal.
Con estos números, se anuncia en los medios que el básico de convenio será de 180 mil pesos. Además de ser falso -la suma no remunerativa no es salario básico. Pero tampoco deja de ser una miseria. La canasta familiar acaricia los 400 mil pesos.
Un punto importante es que Comercio es uno de los rubros que registra más trabajo a medio tiempo y ´factureros´. Para los empleados ‘part time’, el aumento es todavía menor, porque es proporcional a las horas trabajadas. Si se tiene en cuenta que la mayoría de ellos son empleados de ‘call center’, con jornada reducida por insalubridad, el pago proporcional de la paritaria es una doble confiscación.
El derecho de guardería, conquistado en las huelgas de 1975 y reglamentado el año pasado luego de un fallo de la Corte Suprema, fue reemplazado por Cavalieri por una suma de $33.000, equivalente al 40% de lo que vale un salario del personal de cuidados. Ninguna guardería se construirá entonces en los establecimientos de comercio.
El anuncio de “una paritaria superior a la inflación” encubre un retroceso fenomenal del salario, y expone una escisión sin retorno entre los intereses de la burocracia sindical y de los trabajadores.
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