Escriben Patricia Urones y Julio Gudiño
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La aguerrida lucha de los trabajadores del hospital Eva Perón por mejoras salariales y laborales terminó con 17 despidos y la posibilidad de la profundización del vaciamiento y de la política de gerenciamiento impulsada por el intendente Menéndez. Un ejemplo concreto es el avance de la empresa Filippelli-Salazar en el servicio de laboratorio, que hace todos los trabajos, excepto la extracción de sangre.
Menéndez enfrentó a los trabajadores con diversos métodos. Primero apostó a la división del movimiento de lucha separando, con el auxilio del Sindicato de Municipales, a los médicos residentes, que peleaban por pasar a la órbita provincial, de los técnicos y administrativos. La maniobra se concretó con éxito cuando, en medio del plan de lucha unificado, el gobierno municipal ofreció una mesa de negociación separada para el personal no médico. La dirección del STMM abrazó esta política aceptando un compás de espera. Esto fue un golpe para el movimiento porque quebró su unidad, vital para cualquier victoria. El gremio jamás preparó, desde el inicio de la lucha, la huelga indefinida. No hubo durante todo el conflicto un plenario de delegados con el fin de unir a todos los trabajadores del sector –en Merlo hay cuatro hospitales municipales, además del Eva Perón-.
El segundo método utilizado por Menéndez fue típico del otacehísmo. Para derrotar la resistencia de los trabajadores en huelga, que ya había quedado reducida al sector de laboratorio, Menéndez envió a la policía y a la infantería a ocupar las instalaciones del hospital. Además, apostó en las inmediaciones del edificio a los barrabravas, con el fin de montar una provocación ante una eventual asamblea. En esta situación crítica y ante el reclamo de los activistas, la dirección del gremio se negó a convocar un paro general en repudio a la militarización.
En la actualidad, el 80 % de los trabajadores de la salud municipales se reparten entre planta transitoria, monotributistas y cooperativistas. Sobre esta base, el gobierno municipal intentará profundizar el ajuste.
La destrucción de la estructura sanitaria pública es un proceso generalizado. La lucha de los trabajadores de la salud es una resistencia objetiva a este vaciamiento. La política del municipio y de los gerenciadores alimentará nuevas luchas, que recogerán la experiencia de la huelga que los trabajadores del Eva Perón acaban de recorrer.
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