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El día martes 14 de febrero, unas 400 personas marcharon desde la gobernación hasta la municipalidad de Rosario para exigir justicia por Lorenzo Altamirano, más conocido por sus allegados como “Jimi”. Lorenzo era un joven que se dedicaba a la música y al arte callejero. Fue secuestrado en las inmediaciones de la cancha de Newell’s, golpeado enn el interior de un auto y posteriormente ejecutado a balazos en la puerta del estadio.
Los medios de comunicación intentaron instalar, en un primer momento, una supuesta vinculación de “Jimi” con la barra del club, dando a entender que el asesinato obedecía a una interna de la barra brava. Desde el minuto uno, sus familiares y allegados desmintieron rotundamente cualquier tipo de nexo entre el “Jimi” y el club, recalcando que ni siquiera era apasionado del fútbol. En su bolsillo apareció un mensaje mafioso que decía “dejen de reclutar pibes”.
Lo que aparece de fondo tras el crimen de “Jimi” es el entrelazamiento manifiesto entre el club, la barra brava y el narcotráfico. El grupo “Los Monos”, que sigue operando con sus cabecillas en la cárcel, es el que comanda la barra. La vida de “Jimi” fue utilizada para dejar un mensaje mafioso en el marco de una disputa por el control de negociados millonarios por el control del tráfico de droga. La disputa entre los narcos se llevó la vida de alguien que nada tenía que ver con el ambiente, ya que “Jimi” fue escogido al azar para dejar un mensaje de advertencia entre las diferentes facciones.
El crimen de “Jimi” pinta de plano la vida de miles y miles de jóvenes de Rosario y el gran Rosario. Afectados por la pobreza, la marginalidad, la falta de trabajo o la precarización laboral, la delincuencia y el control territorial de los narcos de los principales barrios de la ciudad. El negocio multimillonario que gira alrededor de la droga no podría realizarse sin la complicidad de jueces, fiscales, la policía y el poder político, que son cómplices necesarios y muchas veces participes del negociado. Bajo este régimen social, un verdadero Estado “narco-sojero”, la juventud trabajadora y de las barriadas no tiene porvenir alguno.
La continuidad de las acciones para exigir Justicia por “Jimi” está planteada para la próxima semana. La movilización popular incesante de familiares y victimas del gatillo fácil y la narco-delincuencia tiene que aunar sus fuerzas y denunciar a los verdaderos perpetradores de la violencia que vive Rosario a diario: los gobiernos municipal, provincial y nacional. Exigimos el esclarecimiento inmediato del asesinato de “Jimi”, cárcel efectiva a sus responsables materiales e intelectuales. Desde Política Obrera acompañamos a los familiares e impulsaremos con nuestras fuerzas todas las acciones por el pedido de justicia.