Ganancias: cobramos menos, pagamos más

Escribe Pablo Busch

Lo que no dice Alberto Fernández sobre el impuesto al salario.

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Alberto Fernández declaró ayer que, cuando llegó a la Casa Rosada, los docentes estaban preocupados por ganar más, mientras que ahora su “preocupación” pasa por no pagar el impuesto a las ganancias. Dejando de lado el verso compartido con la burocracia de CTERA sobre una supuesta suba de los salarios docentes, la realidad es que el piso del impuesto a las ganancias se actualiza por debajo de la inflación, por lo que cada vez más trabajadores, con salarios reales más bajos, pagarán ganancias.

La actualización 2023 dejó el piso para ingresar a pagar el impuesto en 404 mil pesos brutos, por lo cual los trabajadores que alcanzan un salario más o menos igual a la canasta familiar, empiezan a pagar el impuesto de entrada. El impuesto de este modo, actúa como un techo al salario. De no modificarse el piso, podría terminar, en 2023, confiscando el salario de casi todos los trabajadores de convenio.

Las patronales

Para las patronales, la actualización del piso por debajo de la inflación genera algunos problemas productivos, ya que los trabajadores no quieren hacer horas extras, debido a que el impuesto se queda con más del 30 % del salario. El otorgamiento de bonos navideños e incentivos a la producción también está alcanzado por el impuesto. La orientación de las patronales es modificar el régimen de trabajo de los fines de semana y convertirlos en obligatorios.

Un ejemplo es lo ocurrido en Toyota el fin de semana del carnaval. Toyota había decidido convocar a trabajar el martes feriado. En parte, por el deseo de los trabajadores de disfrutar del fin de semana largo y por lo que se queda el impuesto a las ganancias de las horas extras, la patronal no reunió al personal necesario –con menos del 85 % no puede producir. Dentro de la planta, ya se rumorea que se negocia con el SMATA volver al esquema de "francos rotativos" que obligaba a los trabajadores a trabajar los sábados, cuando por el impuesto a las ganancias no iban. El esquema de francos rotativos había sido desarmado a partir de la incorporación de un tercer turno de producción, que obliga a los trabajadores a sumar a su rotación al turno noche.

Los sindicatos

Los sindicatos barajan distintas vías de reclamo para compensar la confiscación o al menos parte de ella. Palazzo, el dirigente bancario y diputado kirchnerista, reunió el apoyo de todo un arco sindical -incluido el moyanismo- y legislativo para un proyecto de ley que cuadruplicaba el piso en 2022. De esa forma, quedarían pagando impuesto a las ganancias tan solo un 10 % de los asalariados. Sin embargo, el proyecto de Palazzo naufragó, y el bancario no convocó a una sola medida de lucha para que se lleve adelante. El proyecto de todas maneras significaba patear el problema para adelante: con el método de actualización por debajo de la inflación, en unos años el impuesto a las ganancias hubiera vuelto a ser generalizado.

Otra corriente en los sindicatos que incluye a bancarios, petroleros, supervisores, aceiteros, siderúrgicos, automotrices, de pesca, etc. reclaman un nuevo ajuste del piso salarial o que las patronales absorban el impacto del impuesto sobre el aumento salarial de las paritarias. Esto convierte a ganancias en uno de los puntos claves de la paritaria: la burocracia está dispuesta a firmar el 30 % semestral que propone Massa.

Otros sectores reclaman que ciertos ítems del salario sean exentos: CTERA viene de acordar que los ítems específicos de la función docente no se contabilicen para el impuesto -como el material didáctico, la conectividad, etc. En la misma línea, el SUTNA reclama que las horas trabajadas en forma obligatoria los fines de semana, no sean contabilizadas para el impuesto.

Por la derogación definitiva

Ya existe una tradición del activismo de la clase obrera en la defensa de la eliminación definitiva del impuesto a las ganancias a los trabajadores. Está demostrado que cualquier modificación o mejora de las condiciones no perdura en el tiempo y la confiscación de los salarios se sostiene. El ingreso de cientos de miles de trabajadores al pago del impuesto, que crecerá a lo largo de 2023, es la oportunidad para una campaña por su derogación definitiva.

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