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El 12 de agosto de 2019 se abría una nueva etapa en la lucha por justicia por el femicidio de Lucía Pérez, cuando a raíz de la gran presión ejercida por el movimiento de mujeres el Tribunal de Casación Penal de la Provincia de Buenos Aires daba lugar a la apelación de la familia de Lucía que rechazaba que se haya absuelto a Farias, Offidani y Maciel por el femicidio y sólo los condenaba por tenencia y comercialización de drogas.
Desde el 2019 mucha agua ha corrido bajo el puente, con la pandemia de por medio y una crisis social y económica que dan cuenta de la descomposición social a la que asistimos. La pandemia y la cuarentena agudizaron el problema de la violencia género porque obligó a las mujeres que sufrían violencia de género a convivir constantemente con esa violencia, mientras que el Estado no aumentó ni un peso el presupuesto para la prevención y el tratamiento de estos casos. El sistema de salud colapsado por el covid 19 y desfinanciado no dio abasto para atender física y psicológicamente a estas mujeres. La desocupación, la caída de los salarios y el empleo precario son factores que día a día empeoran y que agravan este cuadro de manera general.
El movimiento de mujeres no ha quedado al margen de estas presiones sociales, sino que se ha visto profundamente afectado por todos estos factores. Un sector del movimiento de mujeres ha abandonado la lucha callejera que alcanzó su expresión más radical durante el año 2018, porque ha sido cooptado al aparato del Estado mediante la creación del Ministerio de la Mujer. Sin embargo, esto no fue un impedimento para que las bases del movimiento femenino continuaran saliendo a la calle en búsqueda de justicia para Lucía Pérez. Esto no es casual ni accidental; este terrible femicidio movilizó, fundamentalmente en la juventud, a grandes masas de mujeres que salieron a exigir justicia.
Con sus alzas y bajas, las mujeres nunca abandonaron esta lucha y este 23 de Marzo de 2023 podemos decir que el movimiento de mujeres ha logrado que se condene a Matías Farías a condena perpetua por femicidio y abuso sexual y a Offidani a 8 años de prisión por ser participe secundario. Por su parte, Maciel murió en el año 2020. La presión ejercida por el movimiento de mujeres, con la familia de Lucía a la cabeza, obligó a la justicia a condenar a los femicidas por sus crímenes y no por delitos menores.
Con la lucha, organización y movilización podemos arrancarle al Estado todas nuestras reivindicaciones. Una vez más, las mujeres nos marcan el camino.