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El fin de semana, los trabajadores de Bagley Córdoba recibieron la noticia de que la empresa habia decidido despedir a un trabajador. Se realizaron asambleas que se convirtieron en medidas de dos horas por turno, "hasta que la empresa revea su decisión". Este mediodía, los delegados y el STIA fueron convocados a una audiencia en el Ministerio de Trabajo con carácter de urgencia para discutir la situación. Al no modificarse el despido por parte de la empresa, han definido profundizar la medida con una huelga indefinida.
En las plantas del grupo Arcor y, en general, en todo el STIA Córdoba se está gestando un nuevo activismo, que se expresa en nuevos cuerpos de delegados que reemplazan a los delegados tradicionales de la Verde del STIA. La empresa busca adaptarlos a su política de flexibilización laboral a través de presiones, atropellos y despidos. Los delegados denuncian que el despido está relacionado con la sobrecarga de tareas que se asignan a los trabajadores.
En 2021, la empresa afrontó en plena pandemia un paro en repudio a su política de manejo del COVID, exponiendo a los trabajadores al contagio para sostener la producción. En 2022, la empresa viene de fracasar rotundamente en sus planes flexibilizadores, como el programa "weekend", que obligaba a un sector de trabajadores a prestar tareas en forma obligatoria los fines de semana. Los planes de flexibilizacion laboral del Grupo Arcor, que no pudieron avanzar en la planta de Bagley Córdoba, sí lo hicieron en la planta catamarqueña de la localidad de Recreo.
La planta de Bagley de Villa Totoral también está en conflicto por sus medidas coercitivas: sancionando a miembros de la Comisión Directiva del STIA, desconociendo certificados médicos y, sobre todo, no dando respuesta a ninguno de los reclamos de los delegados nuevos.
La audiencia en el Ministerio de Trabajo del día de hoy repitió las actuaciones de la cartera laboral en todos los últimos conflictos: no fijar posición y dejar tiempo a las patronales para desgastar cualquier conflicto. Ante la ausencia del dictamen de una conciliación obligatoria, los directivos del STIA incluso ofrecieron a la empresa una complicada conciliación voluntaria -que no obliga a la empresa a retrotraer el despido-. Si se tiene en cuenta que las empresas desconocen la conciliación obligatoria para retrotraer los despidos, la conciliación voluntaria con el despedido adentro era una fantasía.
De todos modos, la empresa rechazó la propuesta del sindicato y sostuvo el despido, lo que desató la decisión de los trabajadores de avanzar hacia la huelga indefinida.
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