Tiempo de lectura: 2 minutos
El 20 de noviembre se van a cumplir 100 años del nacimiento de Club Atlético Huracán de Córdoba. Un club de barrio que sobrevivió a todo, que perdió su cancha y se rehízo; que se fusionó con otro club y, más tarde, volvió a ser Huracán. Es importante conocer algo de su rica historia como una referencia para todos los hinchas del futbol de porqué se deben defender los clubes de barrio.
El club nació en 1920 y tuvo 15 años su cancha en el barrio San Martín de la capital cordobesa. Sin alambrado perimetral ni tribuna alguna, los domingos “enlonaban” los bordes de la cancha con arpilleras para que la gente se pudiera sentar. Aquellos dirigentes del club, sin siquiera imaginarlo, hicieron famoso ese potrero de barrio. Ahí, en 1932, para gran orgullo de toda la comunidad del globo cordobés, inauguraron un precario sistema de iluminación; en realidad, cables que cruzaban la cancha como los que hoy cruzan cualquier esquina y en ellas se colocaban los focos y se jugaba Así nació un apodo que lo llevaran para siempre con gran honor, “Los Luminosos”.
En 1935, Huracán fue despojado de sus terrenos en lo que fue el golpe más grande a la institución, pero nadie quiso que ahí terminara la historia. Finalmente, en 1951, pudieron ubicarse en el predio actual del barrio La France. Un barrio histórico para la clase obrera. De ese barrio salió Máximo Mena, obrero nacido y criado en La France, quien integró, en el año 69, la columna de 3.000 obreros de la planta de Santa Isabel de la empresa IKA que ingresó a la ciudad y chocó con la policía. Máximo Mena cae asesinado, convirtiéndose en la primera víctima de las protestas. La muerte de Mena fue una de las causas inmediatas que desencadenó el Cordobazo. Máximo Mena fue velado ante una multitud de miles de personas en calle N° 7 del Barrio La France.
Como casi todos los clubes de barrio, “Los luminosos” tienen su ídolo salido de sus inferiores. En el caso de Huracán, el ídolo fue muy lejos, pues salió campeón del mundo en el 86. A los 17 años, una fría tarde de noviembre del 78, debutó para el “luminoso” José Luis Cucciufo un flaquito que ni siquiera tenía la pinta clásica de un jugador de fútbol, pero que rápidamente se destacó. Los viejos vecinos de La France recuerdan un partido en particular donde “Cuchu” la rompió -le ganaron nada menos que a Talleres 4 a 0-, lo que fue la gran vidriera y el inicio de una carrera por varios clubes y la selección. Todos dicen que nunca olvidó su barrio ni su club y que, ya triunfador en el fútbol, ayudó económicamente al “globo” que lo vio nacer. Es por eso que el modesto estadio de 5.000 personas del luminoso lleva su nombre.
En 1982, Huracán se fusionó con Peñarol Argentino, formando el equipo Alianza San Martin para enfrentar a los equipos poderosos de Córdoba. La alianza duró poco, los hinchas querían seguir siendo del globo, sentían los colores verde y amarillo y su mote de “luminosos”. En 1983 volvió a su nombre original.
En 1993, los Luminosos logran su primer título y, en 2016, el segundo en el apertura de la Liga Cordobesa de Fútbol. Pero sigue siendo el mismo club de barrio donde en su salón se festejan los cumpleaños de 15 y se casan los jóvenes, que van a sus bailes, a la humilde pileta, a las clases de patín y también donde llevan a las inferiores los hijos de los trabajadores.
Vaya en este pequeño homenaje ante los casi 100 años del Huracán cordobés a todos “Los Luminosos” desparramados por la Argentina y por el mundo que le hacen bien al futbol y a los trabajadores.
Hasta la próxima.