Nota de tapa de Política Obrera N°69 edición impresa.
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El gobierno se vanagloria de haber frenado la “corrida” contra el peso.
Pero en lo que importa a los trabajadores, no se ha frenado nada.
Los precios de los alimentos y demás productos de primera necesidad siguen fuerte para arriba.
Los aumentos de la electricidad y el gas, sin verificación de los costos por parte de los trabajadores, premia a las distribuidoras de energía; están entre el 50 y el 100 %.
Los alquileres sufren sus reajustes anuales por arriba del ciento por ciento.
La deuda pública se halla protegida por una indexación ilimitada.
Sólo los salarios, las jubilaciones y los gastos sociales corren por atrás de la inflación.
¿Cuál es la salida que pergeñan a esta crisis, sin excepción, los que gobiernan o los que pretenden sustituirlos a través de las elecciones?
Una devaluación, que reducirá todavía más los salarios y jubilaciones, y licuar el valor de una parte del gasto público. También circula la versión de un nuevo bono para reemplazar los depósitos de los ahorristas.
La primera responsabilidad en ese derrumbe social le cabe a una burocracia sindical que se ha asociado a todos los atropellos estatales y patronales contra el mundo del trabajo.
Necesitamos una huelga general:
-Por un aumento general de salarios y jubilaciones de $150.000.
-Ningún despido, reparto de las horas sin afectar el salario.
-No pago de la deuda pública usuraria.
-Autoconvocatorias y plenarios en todos lados, para impulsar una huelga general en defensa de todas las reivindicaciones y conquistas.