Escribe Jorge Altamira
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Mientras la inmensa mayoría del mentidero político ve a Sergio Massa como un barrilete perdido en la estratósfera, la AmCham, como se conoce a la Cámara de Comercio de Estados Unidos en Argentina, tiene una opinión por completo diferente. Las AmCham tienen presencia en alrededor de 150 países y representan mucho más que a las corporaciones norteamericanas: son el brazo político más relevante de los Departamentos de Estado y del Tesoro de Estados Unidos. Sólo para ilustrar, han jugado un rol fundamental en el golpe de estado en Ucrania en febrero de 2014 y constituyen una de las cajas más importantes de la guerra de la Otan. Los ejecutivos locales de esas corporaciones son, en su mayoría, nativos del país, lo cual les permite un lobby más fluido con las autoridades correspondientes, con ventaja incluso sobre la embajada norteamericana.
En declaraciones a La Nación, el domingo 7, el CEO de AmCham en Argentina despejó cualquier duda acerca del apoyo del FMI a Massa, en medio de la disputada negociación de un adelanto de fondos con el FMI. Interrogado acerca de si Massa logrará la venia del Fondo, Alejandro Díaz fue rotundo: “No hay ninguna duda …; hay un interés colaborativo y un rol muy activo y positivo de Estados Unidos para que la Argentina encuentre los vehículos (sic) para la transición hasta el 11 de diciembre”.
Pero no se trata de un apoyo incondicional. Entrevistado también por Clarín, Díaz señaló: “Hay una revisión estratégica de Latinoamérica, una revisión estratégica de China. Eso ... justifica el apoyo sistemático (sic) que el gobierno norteamericano le está dando a la Argentina en esta transición. Ese apoyo no es incondicional porque en las estrategias geopolíticas no existe la incondicionalidad. Pero si un soporte o ‘bridge’ para que Argentina transite este puente de 9 meses, sin fuertes descalabros (!!!!)”.
El hombre de los yanquis no ahorra palabras: el apoyo está condicionado a un distanciamiento político de Argentina respecto a China. Ahí están en juego el control de la Hidrovía del Paraná, la licitación del espectro telefónico 5G y muchos otros asuntos decisivos. En medio de una guerra de alcance mundial de la Otan con Rusia y una guerra comercial de parte de EEUU, China reclama garantías de que la exportación de soja hacia su país y su presencia en la industria aceitera de Argentina no sea obstaculizada o bloqueda por el control de esa vía navegable por parte de una potencia hostil a sus intereses, como Estados Unidos o sus socios, la empresa belga que cuenta con su apoyo. En cuanto al 5G, Telecom-Clarín, asociada a la china Huawei, se deja llevar por sus intereses más que por su ‘ideología’. China ha quebrado una resistencia similar en Alemania, a sus inversiones en el puerto de Hamburgo, aunque ya está en marcha una ‘contraofensiva’ para desalojarla. Un punto último, aunque no final, China no acepta que sus créditos a Argentina puedan ser calificados como deuda pública financiera, de modo que exige prioridad absoluta de pago en caso de una declaración de default. El apoyo de Díaz, AmCham y el Tesoro de Estados Unidos está “condicionado” a una carga “geopolítica” muy pesada y no a cuestiones de dinero.
Díaz dice algo más, que no estaría en boca del jefe de una Cámara de Comercio corriente. Le dice a Clarín que Biden pensaba que Lula podía ejercer la “subadministración” de lo que llama “el patio trasero del siglo XXI”. Pero ante la “desilusión” que provocaron las posiciones de Lula acerca de la guerra de la Otan y su mayor aproximación a China, Estados Unidos se interroga: “¿Qué otros países quedan? Y ahí asoma Argentina”.
De modo que los problemas que enfrenta el adelanto de 10 mil millones de dólares del préstamo que Massa pide al FMI, no tienen que ver solamente con que venga acompañada por una devaluación del peso oficial por parte del gobierno argentino. Como anticipamos en estas páginas, la negociación para que Brasil otorgara un crédito de 15 mil millones de dólares para exportar a Argentina, fue bloqueada por el Banco Central de Brasil, que está dirigido por un sector abiertamente pro-norteamericano de los fondos internacionales. El fracasado candidato a subadministrar el patio trasero atraviesa una disputa ‘geopolítica’ interna, que también paraliza la gestión de gobierno en Brasil. Como Alejandro Díaz asegura que Massa vendrá con el adelanto del FMI bajo el brazo, hay que concluir que además de una devaluación intermedia del peso oficial y una cadena de tarifazos, vendrá también con el compromiso de alineamiento, ahora sí incondicional, con el imperialismo norteamericano. En Washington, añade Díaz, “tienen en claro que los intereses de largo plazo y las oportunidades de Argentina son monumentales”.
Para el CEO de AmCham,de todos modos, “no está claro aun quién será la futura administración (de Argentina) y tampoco cómo se va a salir de esta transición”. De otro lado, “el sector empresarial (está) fragmentado y (ha sido) incapaz de construir propuestas consistentes…”. “Hay discrepancias que se perciben tanto dentro del Gobierno como en la oposición. En cosas tan obvias uno encuentra interpretaciones y respuestas que en muchos casos son absolutamente opuestas. Ese es el primer gran problema de Argentina”.
Lo que Díaz observa en Argentina lo puede ver en su propia casa matriz – Estados Unidos, donde hubo incluso un golpe de estado. El capitalista apunta a la paja en el ojo ajeno pero no a la viga en el propio. Lo que el CEO ha descripto a su modo es el carácter estratégico de la decadencia del capitalismo mundial y de su tendencia a las crisis cada vez más severas, a la violencia y a la guerra. Le guste a la Cámpora o no, AmCham apoya a Massa.