Escribe Corresponsal
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Mediante una Carta Abierta, las trabajadoras y trabajadores de la planta de Manaos en Virrey del Pino denuncian la situación desesperante por la que están atravesando por la superexplotación y el negreo al que son sometidos por su dueño, Orlando Canido.
Los compañeros denuncian que están obligados a trabajar jornadas extenuantes de 12 horas, a diario, y que, en temporada de mayor producción y venta, se trabaja los fines de semana y feriados. A esto se suma el hecho de tener que trabajar con escasas o nulas medidas de seguridad, lo cual hace que los accidentes laborales sean cosa cotidiana.
También denuncian el maltrato verbal, psíquico y hasta físico que padecen por parte, principalmente, del dueño de la empresa y del jefe de planta. Las constantes amenazas de sanciones o despidos, la imposibilidad de efectuar reclamos o de ejercer los más elementales derechos, generan en los trabajadores un nivel de estrés insoportable, causa por la cual algunos deciden renunciar.
La denuncia que hacen incluye al cuerpo de delegados de la planta, que desde hace casi veinte años son los mismos, afines a la burocracia y que no mueven un dedo por ningún compañero. El sindicato, además, manda a patotear a los compañeros que se organizan para presentar listas en las elecciones de delegados, todo esto con el aval de la empresa.
Finalmente, en su Carta Abierta -dirigida a los organismos de DD HH, a los medios de comunicación y a las organizaciones políticas y sindicales- los compañeros exigen que se respeten sus derechos a no trabajar más horas extras ni los fines de semana, a reclamar por sus reivindicaciones, a postularse como delegados sin recibir patoteadas o ser despedidos y a poder faltar por enfermedad sin sufrir represalias.
Canido, en su prontuario, cuenta, además, con la usurpación de terrenos en la provincia de Santiago del Estero mediante patotas armadas que echaron a las familias campesinas que allí vivían.