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Tras el vencimiento de la conciliación obligatoria -floja de papeles- dictada por el Ministerio de Trabajo nacional, finalmente se impuso el paro de 24 horas reclamado por la base. Los trabajadores reclaman mejoras salariales.

Los trabajadores de las tercerizadas vienen desde hace meses buscando recomponer su salario, que en la mayoría de los casos se ubica por debajo de los $200.000 gracias a los salarios convenio de pobreza que se firman a nivel nacional.

El sindicato, en vez de tomar la iniciativa por conseguir un sueldo que garantice cubrir el costo de la canasta familiar, va por una serie de reivindicaciones particulares que no abarcan a la totalidad de los tercerizados y podrían atomizar la lucha. Durante la conciliación, el sindicato convocó a la retención de horas extras durante tres semanas, pero el resultado fue el desgaste en los trabajadores: cobraron el sueldo pelado y con el pago del bono anual 2022, (cuyo acuerdo no se difundió a los delegados) y con el agregado de un presentismo extorsivo que no sólo dejó un pago ínfimo, sino que además hubo compañeros que quedaron debiendo parte del anticipo realizado en diciembre de 2022.

La lucha de los tercerizados de Acindar como también del resto de la UOM debe apuntar a que la categoría “Ingresante” cubra el costo de la canasta familiar. En julio se producirá la reapertura de paritarias y ese debe ser el objetivo. Organizarse en cada industria y taller metalúrgico en reclamo de un salario acorde, impulsando el paro y la huelga como método. Ya son varios los ejemplos en el país que demuestran el hartazgo de la base metalúrgica que no busca una suma fija o premios de producción o presentismo. Necesita un salario que permita seguir manteniendo a sus familias.

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