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El pasado lunes en el barrio Padre Carlos Múgica (ex villa 31 y 31 bis) vecinos y trabajadores del Centro de Salud y Acción Comunitaria (Cesac) 25 se concentraron en puertas del mismo para manifestarse y reclamar su reapertura, presupuesto para infraestructura, personal y medidas de seguridad. Participaron de una jornada de lucha general que personal de la salud llevó a cabo este miércoles 14 en toda la ciudad. Evalúan montar un centro de salud de urgencia en la puerta del mismo a modo de protesta.
El cierre es la consecuencia de que el mismo personal en enero de 2023 realizaron una asamblea abierta donde expresaron su malestar por diversas situaciones de inseguridad sufridas. En estos últimos días se asignaron consignas policiales en la salita y se brindaron hasta remises para el personal de salud. Esto no ha conformado a los trabajadores. Saben que es espuma de campaña electoral. Ante cada situación desafortunada donde se sufre algún incidente por violencia, robó o hasta asesinatos, el gobierno pone policía por unos días y luego la vida continua. No hay soluciones.
Varios años estuvo fuera del barrio el Cesac 25 “Banderas Argentinas” conocido como “Banderita”. Allí funciona también una escuela a la que asistían la mayoría de los niños del asentamiento. Luego de muchos reclamos se logró que una propuesta de infraestructura para insertar el centro dentro del barrio se hiciera posible. La escuela que fue remodelada mantuvo su ubicación original.
Con el cambio médicos, personal de salud en general, de limpieza, etc. mantuvieron sus puestos de trabajo, pero se sorprendieron al ver que no era lo que se había prometido. El lugar era pequeño con muchas falencias muy notorias. Tampoco tuvieron en cuenta la localización del lugar para que el personal, y usuarios lleguen y se vayan bien de su lugar de trabajo. La inseguridad que se vive en ese lugar es indetallable pero si imaginable.
El crecimiento de la inseguridad se desarrolla al ritmo de la pobreza, desempleo y deserción escolar. La policía camina por los pasillos “seguros”, y miran hacia adentro como los jóvenes pierden sus vidas con el consumo de drogas, mientras en el resto del barrio crecen los enfrentamientos narcos. El ingreso y salida del barrio de los jóvenes a sus escuelas es el principal momento de mayor vulnerabilidad. La única solución ante los asesinatos, son un día de luto en la escuela y un policía en la esquina algunos días. Las fuerzas de seguridad como parte del estado han sido compradas por el circuito de la delincuencia y narcotráfico.
En el barrio Padre Carlos Múgica ubicado en Retiro habitan 10 mil familias de distintas nacionalidades que llegaron para realizar distintos trabajos ya que en sus países no contaban con esa posibilidad. Es un barrio carenciado como muchos otros, pero a su vez muy costoso debido a su localización geográfica.
Desde los años 70, la unidad de los vecinos ha logrado que no se desalojen esos terrenos. A lo largo de su historia se han construido casas provisorias o como cada situación particular lo permitía. Fueron quedando así pocas medidas para espacios públicos como espacios para centros de salud.
El gobierno de la Ciudad sabe y está al conocimiento de este sector rojo donde no hay seguridad ni apoyo ni a vecinos ni al cesac. Los médicos de tantos años son parte de la comunidad, pero tampoco pueden ejercer su profesión en estas condiciones poniendo en riesgo sus vidas. Muchos prefieren renunciar al trabajo antes que renunciar a seguir viviendo.
Nosotros los vecinos estamos pidiendo que la salita siga dentro del barrio, necesitando una re ubicación que garantice la seguridad tanto para el personal de salud como para los vecinos donde tantos niños y ancianos son atendidos.
No queremos parques donde no poder ir con tus hijos porque tenés miedo de algún delincuente. No queremos las paredes pintadas de colores si nos sentimos presos en nuestros hogares al no poder ser libres. No está bien ocultar la realidad que vivimos los vecinos y trabajadores de la ciudad.
