Escribe Jorge González
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La asamblea de SUTEBA San Martín, convocada de un día para otro, reunió a 84 personas entre afiliados activos y jubilados. Con esa raquítica asistencia y sin mandato de las escuelas, la directiva logró aprobar la “propuesta” del aumento a cobrar en agosto que lleva el salario de bolsillo de un preceptor a $177.000 y $200.000 para un maestro de grado. Salarios por debajo de la canasta familiar y también de la de pobreza.
Mientras tanto, los “sueldos de bolsillo” se llenan con los ítems fuera del básico (plus por conectividad e incentivo), que además nunca se terminan cobrando “limpios” porque el sueldo tiene descuentos como afiliación sindical, seguros a lo que ahora hay que agregarle los descuentos que hizo el tándem Sileoni-Kicillof “por adhesión a los paros".
Los directivos de la Celeste alineados con Massa (y entre ellos un militante de Grabois) no sólo estuvieron de acuerdo con estos descuentos sino con su vergonzante justificación de que no se los considere paros, sino faltas injustificadas porque no fueron convocados por SUTEBA provincia. También atacaron a los huelguistas diciendo que los paros vaciaban a la escuela pública responsabilizándolos del deterioro educativo.
En cuanto a los problemas de infraestructura de las escuelas sostienen que “este es un gobierno que da respuesta,” que “hoy se llama al Consejo Escolar y se ocupan”. La Celeste bate el parche que “desde hace 30 años no se realiza una escuela en San Martín”. Ahora se construyó... una.
La intervención de varios delegados de la oposición puso al descubierto la falta de respuesta a los problemas (filtraciones, falta de conectividad, problemas de calefacción y refrigeración, vulnerabilidad de las escuelas) o las “lavadas de cara” que se realizan a los establecimientos.
Sin profundizar en un balance del gobierno saliente el ex-secretario general llamó a votar a Massa, Kicillof y Moreira.
En los escasos tres minutos dados para intervenir, Política Obrera les recordó que incluso la Celeste en la Encuesta nacional realizada por CTERA en 2019 se reconocía “el alto porcentaje de docentes que trabajan en dos o más escuelas (en el caso de los profesores a siete escuelas o más) significa jornadas laborales fragmentadas que impactan en la salud de los/as trabajadores/as y en el proceso de enseñanza-aprendizaje” es decir sobrecarga laboral y deterioro educativo.
Planteamos que ningún trabajador podía votar salarios de pobreza, que no se diferencian de los que paga un Larreta o un Morales. Que un docente debe ganar un salario igual a la canasta familiar -$ 400.000- que debe ser indexado mensualmente. Además, vinculamos este ataque al salario con la crisis capitalista mundial en la que las patronales quieren hacer pagar a los trabajadores y concluimos denunciando los descuentos y la alianza del FR (Massa) en Jujuy con Morales lo que nos plantea abrir una salida propia ante este derrumbe.
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