Justicia por Milagros González, víctima de una red de trata y del Estado

Escribe Bárbara Carrillo

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El miércoles 2 de agosto comenzó el juicio contra Gonzalo Ezequiel Aranda, uno de los proxenetas responsables del secuestro de Milagros González. El juicio oral y público tendrá lugar en la sala de audiencias de la Cámara Federal de La Plata. Un proceso que llevó diez años de lucha de parte de su madre, Silvia Mónica González, para que el caso de Milagros no quede en el olvido.

Milagros González, una niña de 14 años con retraso madurativo, fue secuestrada el 16 de marzo de 2013 de Burzaco, Almirante Brown, y reapareció diez días después, tras escaparse de sus captores. Durante esos diez días que duró el secuestro, Milagros fue víctima de lo que se llama "ablande" o "bautismo", que consiste en drogar, violar, golpear y quebrar psíquicamente a las mujeres secuestradas para incorporarlas a las redes de explotación sexual. En el lugar donde estuvo secuestrada Milagros, ubicado en el camino de Las Latas (Esteban Echeverría), se encontraban otras mujeres, niñas y hasta un bebé de meses. Allí esperaban para ser trasladadas a un prostíbulo en algún lugar del país, o fuera del mismo. En un descuido de los captores, Milagros logró escapar y después de caminar varias horas, llegar a la estación de Burzaco, donde la encontraron perdida y llorando. Desde el mismo día de su desaparición, Silvia llevó adelante una lucha incansable, recorriendo sola y buscando en cada barrio del distrito, llegando a enfrentarse con bandas narcos.

Luego de la aparición de Milagros, comenzó otra lucha, contra el Estado, responsable de que existan las redes de trata de personas. Milagros fue internada en un psiquiátrico para tratar las consecuencias de las torturas y violaciones sufridas a manos de sus captores. Mientras tanto, Silvia era señalada por los funcionarios del Estado como responsable de la desaparición de su propia hija, por el hecho de ser una madre soltera que debía salir a trabajar para darle de comer a sus hijos.

La lucha de Silvia contra las redes de trata y contra un Estado proxeneta, cumple diez años, en coincidencia con el juicio que comenzó este miércoles. En estos diez años, se han llevado adelante movilizaciones en el distrito de Almirante Brown exigiendo Justicia por Milagros González y exigiendo la aparición con vida de las niñas y mujeres desaparecidas del distrito, como Ailén López. En esas movilizaciones, una bandera hecha a mano por Silvia se hizo emblemática. Una tela, con los colores de la bandera Argentina, reza "Sin prostíbulos, no hay trata". Una consigna que muestra la comprensión política de parte de Silvia, al señalar todo un entramado mafioso, que al igual que el narcotráfico, mueve millones al año. Las redes de trata tienen un modus operandi muy aceitado. En el caso de Milagros, su captora fue estudiando la vulnerabilidad, los horarios y la rutina de la niña, en una iglesia evangélica de la zona, donde se acercó a ella, sin que la iglesia evangélica se hiciera cargo de nada después de su desaparición. En el caso del proxeneta, ex concejal de Florencio Varela Daniel Zisuela, se utilizaron merenderos para llevar adelante el proceso de investigación sobre las víctimas.

Organizaciones como Madres Víctimas de Trata, de la cual Silvia fue parte fundadora, han calculado que hay más de 1.200 prostíbulos sólo en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y 30 mil en todo el país. En estos diez años de lucha, Silvia ha llevado adelante una lucha para señalar y lograr el cierre de muchos de éstos prostíbulos, marcando que el Estado, debe hacerse responsable de que cada víctima pueda acceder a una contención integral que tiene que ser económica, psicológica y médica.

A pocas horas del comienzo del juicio, Silvia seguía siendo amenazada por los proxenetas, ya que solo uno de ellos estará en el banquillo de los acusados. Ni Milagros ni Silvia cuentan con una custodia, y como corolario, el traslado de Silvia, desde Almirante Brown hasta La Plata para asistir al juicio, será por sus propios medios, sin un móvil que la pueda llevar hasta el lugar.

Acompañamos a Silvia en su lucha. Llamamos a todos los trabajadores a solidarizarse y a unir todas las fuerzas, contra las redes de trata y contra el Estado proxeneta.

Aparición con vida de las mujeres, niñas y niños desaparecidos. Desmantelamiento de las redes de trata. Cierre de los talleres clandestinos.

Cárcel a todas y todos los tratantes, proxenetas y sus cómplices. Refugio para mujeres y sus hijos. Derecho a la vivienda propia y a un salario igual a costo de la canasta familiar.

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