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La asamblea de residentes y concurrentes de CABA resolvió convocar a una conferencia de prensa el próximo 24 de abril en el Hospital Durand. Allí daremos cuenta de nuestros reclamos y denunciaremos las trabas que la política de los gobiernos porteño y nacional interpone entre lxs profesionales de la salud y las crecientes necesidades de atención que tiene la población en el contexto de pandemia.
En estos días, los hospitales y centros de salud se convirtieron en el principal foco de contagio. El ministro Ginés González García desligó su responsabilidad y prefirió culpar a “los colegas que se sienten omnipotentes” y concurren a trabajar “a pesar de tener síntomas” (Infobae, 21/4). Es sabido, por un lado, que la mayoría de los infectados son asintomáticos. Hasta hace pocos días esa realidad era desconocida por los protocolos sanitarios oficiales, tanto de Nación como de CABA, con el único propósito de restringir el uso de EPP al personal asignado para atender a pacientes febriles. Además de no hacerse cargo, las declaraciones de GGG fueron un acto de encubrimiento.
Reclamos
Como quedó de manifiesto ante la propagación de contagios, la provisión de EPP e insumos no cuenta con la calidad y la cantidad adecuada para poder trabajar en condiciones. Es una situación presente en CABA y en provincia de Buenos Aires. En muchos equipos, lxs profesionales tuvieron que poner plata de su bolsillo, hacer “vaquitas” o pedir donaciones para garantizarse la protección necesaria. En distintas asambleas se debate el problema de interrumpir el servicio ante la falta de insumos. Frente a la crisis de contagios, el gobierno de Larreta debió anunciar el testeo masivo del personal de salud, un pedido que venía creciendo de parte de lxs trabajadores.
Otro punto que sigue al rojo vivo es la situación de lxs concurrentes, profesionales a tiempo parcial que accedieron a trabajar y a formarse en hospitales y centros de salud a través de un riguroso examen de mérito. El gobierno porteño sigue oponiéndose a considerarlos como trabajadores en relación de dependencia, negándoles un salario proporcional y el derecho -vital en este contexto- a contar con ART y obra social. Mientras tanto, en distintos servicios lxs compañerxs reciben aprietes para asistir a “formarse” (léase, cubrir puestos de trabajo) sin cobertura, bajo la amenaza de perder la concurrencia. El gobierno anunció para ellxs la ampliación de un “seguro de accidentes personales” que, sin embargo, no cubre enfermedades profesionales como el Covid-19.
De conjunto, es creciente el malestar frente a la ausencia de un plan de contingencia integral, la falta de capacitación acorde a los diferentes escenarios, la proliferación de directivas arbitrarias y cruzadas, la supresión de licencias (incluso para cuidar a lxs hijxs) y el manoseo constante a las condiciones de trabajo. La falta de garantías para el trabajo de más de 1.400 concurrentes es el punto más extremo adonde nos conduce la improvisación co-gestionada entre Larreta y Asociación de Médicos Municipales (AMM) -en sus dos variantes burocráticas, dependiendo el efector. Esta política produce un enorme desnivel en las cargas laborales, afectando, como es costumbre, a lxs residentes de los primeros años, que afrontan guardias eternas y no pagas, exponiéndose ahora doblemente a la falta crónica de supervisión y al contagio por Covid-19.
De espaldas a estas realidades, en algunos hospitales los CODEI (departamentos a cargo de la formación) difunden la idea de que en la Argentina “la curva se aplanó”. Pero lo cierto es que, sin testeos masivos, de todos modos, el ministro de Salud anunció el levantamiento progresivo de la cuarentena a partir del 27 de abril en línea con los reclamos patronales. Si la situación llegara a desmadrarse, es necesario que el tiempo preciado que hoy tenemos previo al “pico” de la curva se aproveche para realizar las capacitaciones necesarias para ampliar las salas de internación, las posibilidades de asistencia respiratoria, de rotación del personal, entre otras tareas impostergables.
Polémica
En la última asamblea de residentes y concurrentes de CABA se abrió un debate acerca de cómo abordar este nuevo escenario de crisis. La orientación de la fracción oficialista del PO fue centrar la atención en una campaña por “la centralización del sistema de salud”, a la que deberían subordinarse el resto de los reclamos. Así planteada, la centralización es una campaña ideológica a favor del Estado, justo cuando lo que está quedando en evidencia es el des-manejo del Estado de la salud pública y su complicidad con la privada. Apunta a las elecciones 2021 antes que a las necesidades del movimiento. Como ocurrió en otros países, la centralización podría imponerse como resultado de la crisis, no por exigencia de residentes y concurrentes, sino de las propias clínicas privadas que no quieren hacerse cargo de los costos crecientes que les impone la pandemia.
En CABA, una centralización sin control de lxs trabajadores no haría otra cosa que generalizar a todo el sistema la co-gestión entre Larreta y la burocracia de Médicos Municipales -ella misma constituida como camarilla empresarial de la salud. Tanto en el Estado como en los privados, lo que reina es la precarización de lxs trabajadores. Nuestro planteo fue que la consigna de la centralización debía estar subordinada al desarrollo de un plan de acción por todos los reclamos planteados, incluyendo la formación de comités de Seguridad e Higiene electos por lxs trabajadores y la votación de delegadxs para integrar los comités de crisis, con capacidad de veto. Defendimos la propuesta de ampliar las asambleas sumando a trabajadores de planta y de convocar a una asamblea unificada de residentes de CABA, provincia y Nación.
Acción
Para arrancarle al Estado la centralización de los recursos en salud es necesario “centralizar” la fuerza de lxs trabajadores, superando las trabas de las burocracias sindicales y las divisiones por jurisdicción, subsector, especialidad y forma de contratación. La forma de hacerlo es generalizando la deliberación a través de asambleas conjuntas, convocando a los privados (¡que muchas veces somos lxs mismxs trabajadores!) y a la formación de coordinadoras, que voten acciones de lucha por los reclamos más urgentes y elaboren un programa integral para enfrentar la crisis. Vamos por los EPP y los insumos, la reducción de la jornada laboral a 6 horas, el salario, la ART y obra social para concurrentes, el pase a planta de lxs residentes, el pago de las guardias y la urgente recomposición salarial. Por un plan de contingencia elaborado por lxs trabajadores, distribución equitativa de la carga laboral y capacitaciones acordes para todo el personal. Reconocimiento incondicional del Covid-19 como enfermedad laboral. Esa es la centralización que necesitamos lxs trabajadores.