Crisis climática, crisis migratoria y fascismo

Escribe Patricia Urones

Sobre el desastre ígneo en Grecia y su tratamiento por la derecha.

Tiempo de lectura: 9 minutos

Los incendios en Grecia, que ya son catalogados como los más trágicos de la historia europea desde que se tiene registro, se han combinado con la crisis migratoria que enfrenta la región mediterránea desde hace dos décadas. La crisis climática, en el marco de la crisis capitalista en Grecia y en el mundo, tiende a metabolizarse en salidas fascistas: la derecha en el gobierno responsabiliza a la “tragedia” del desarraigo, por la “tragedia” natural.

Calentamiento global e incendios forestales

El hemisferio norte ha atravesado el verano más caluroso de su historia con rupturas de récord sistemáticas de temperaturas altas en los últimos tres meses. El sur de Francia superó su marca con temperaturas por encima de los 43° C. En Europa se registraron hasta 10 días de estrés térmico “muy fuerte” con picos de hasta 30 días en zonas del sur de España. Estas sucesiones de días muy calurosos afectan fuertemente la salud y en forma mortal a la franja etaria más alta. Suiza tiene un nuevo récord de altitud para el punto de congelación en 5298 m., cien metros más que el año pasado. Los nuevos récords de altitud suponen una amenaza para los glaciares de altura y los picos nevados, vitales para los ciclos hídricos. La Organización Meteorológica Mundial ha planteado que esta ola de calor es principalmente impulsada por el cambio climático. Agregó también que un factor contribuyente ha sido la corriente en chorro, que se ubicó más al sur de lo habitual (public.wmo.int, 22/08). Las corrientes en chorro son corrientes de aire que rodean el planeta horizontalmente, con forma de cintas; surgen debido a las diferencias de temperaturas y presión entre las masas de aire de los polos y los trópicos, que generan vientos que viajan de oeste a este. La trayectoria de estas corrientes es utilizada por los meteorólogos para predecir anomalías meteorológicas. Existe una discusión acerca de la relación entre la emisión de GEI, el calentamiento global, el calentamiento de los polos y la ralentización de estas corrientes y su incidencia en la agudización del calentamiento lo que significa un ciclo muy negativo (ecmwf.int, 19/07).

La ola de calor favoreció la propagación de incendios forestales en la medida en que durante la noche los calores no ceden y la tierra no recupera humedad. Los incendios se concentraron en Canadá, y en Europa, en el cinturón mediterráneo: Portugal, Argelia, Túnez, España, Italia y Grecia, en la misma región donde se registraron los picos de temperatura. Según la Agencia Espacial Europea, a cargo del programa Copernicus, de observación de datos relacionados al medioambiente, a pesar de que los incendios son parte natural de los ciclos de algunos ecosistemas, son cada vez más frecuentes y más extensos (esa.int, 04/08). Canadá ha tenido un aumento de un 700% de los incendios en los primeros siete meses del año, en comparación con el mismo período del año pasado. La multiplicación de incendios supone la multiplicación de la emisión de CO2, redundando en el empeoramiento de la calidad del aire que respiramos. En Europa, al día de hoy, se han quemado 440.000 has. según el Sistema de Incendios Forestales Europeos. Sin embargo, Grecia ha sido la más perjudicada con casi 160.000 hectáreas en lo que va del 2023, es decir, más del 30% del total continental. Los incendios afectaron a varias islas y llegaron a la periferia de Atenas, obligando a la evacuación de varios barrios. El último y el más devastador, es el que se produce en la región del Evros, en la frontera con Turquía, aún sin controlar y que ha arrasado con 80.000 has. al 28 de agosto. El fuego comenzado el sábado 19 se acercó a la ciudad de Alejandrópolis. El Hospital universitario fue evacuado trasladando pacientes a ciudades cercanas y montando un hospital flotante. Extendido por el Bosque Dadia, afectó al mismo Parque Nacional, reconocido por ser uno de los pocos sobrevivientes de flora y fauna mediterránea. Al día de ayer, había más de dos docenas de personas muertas y varios heridos: se cree que 18 de ellos, incluidos niños, son inmigrantes cuyos cuerpos fueron hallados carbonizados en los bosques de Dadia. Para la organización Border Violence Monitoring Network, los profesionales forenses locales afirmaron que “fueron encontrados en un radio de 500 metros entre sí, cerca de un redil de ovejas y en grupos de dos o tres, lo que indica que intentaban huir o estaban atrapados en el granero cuando murieron quemados”.

Con su enfoque propio, la mayoría de los medios de comunicación terminan el relato de los hechos en este punto, apareciendo la tragedia de los refugiados como un elemento más del “paisaje” de una crónica policial. Pero la muerte de este grupo de inmigrantes que intentaba atravesar la frontera greco turca, contiene elementos que la alejan de todo acontecimiento aleatorio y la ubican en un lugar específico de la cadena de montaje de la decadencia del capital.

Nueva Democracia y la política del código penal

Frente a este desastre ígneo y a la trágica muerte de los inmigrantes, el partido de gobierno, Nueva Democracia, no solo ha mostrado una abominable falta de empatía sino una manifiesta incapacidad de enfrentar la crisis. El ministro de migración, Dimitris Kairides, en un comunicado emitido el 22/08 justificó las muertes en “los peligros de la inmigración irregular”, léase, murieron porque entraron de manera ilegal. Para añadir cinismo al agravio, el ministro de crisis climática y protección civil emitió otro comunicado el 24 de agosto afirmando que los incendios estaban siendo provocados y que los mismos eran considerados “un crimen contra el país”; “no te salvarás y rendirás cuentas ante la justicia”. La política punitiva, es decir, la utilización del código penal para resolver una crisis, es la última parada del régimen político democrático en el capitalismo, que individualiza en las personas las responsabilidades que le competen a un régimen social, refuerza las tendencias fascistizantes y agudiza la crisis, que solo puede ser resuelta transformando el propio régimen social. El partido Nueva Democracia, reelecto en la segunda vuelta de las elecciones parlamentarias de junio de este año, con un menor caudal de votos y en una elección poco concurrida, ya enfrenta su primera crisis de gobierno. La falsa salida propuesta por Mitsotakis intentó esquivar las verdaderas responsabilidades que le competían. Los productores y trabajadores de la provincia de Evros, reclamaron al primer ministro haber hecho campaña y destinado exuberantes fondos fiscales al reforzamiento del muro y de la vigilancia en la frontera con Turquía y vaciar los servicios de manejo del fuego, cuando todos los registros vienen advirtiendo de un incremento de los incendios y la necesidad de reforzar las herramientas de ataque. El desastre de Evros agravará la crisis de la región, fundamentalmente asentada en la actividad primaria y turística y ya golpeada por décadas de crisis y ajuste fiscal.

La política punitiva en materia de crisis climática se ha entroncado con la política punitiva en materia de migración. La justicia griega ha procesado a un grupo de migrantes “atrapados” por “patrullas civiles” fascistas, abonando la idea de que los mismos eran responsables por los incendios.

Crisis migratoria y fascismo

Los partidos y grupos de ultraderecha han salido a la caza de inmigrantes durante los incendios. Paraschos Papadakis, diputado de Solución Griega, llamó a sus “colegas” de Ainisio Delta, a “tomar medidas” contra los inmigrantes que obstaculizaban el trabajo de los bomberos. Ainisio Delta es una asociación de propietarios del Delta del Evros que, en los hechos, funciona como una organización paramilitar. Papadakis fue parte de ella. Durante la crisis migratoria de 2020, cuando Grecia cerró las fronteras y la situación se desbordó, esta asociación trabajó en colaboración con el ejército y la policía capturando inmigrantes, y expulsándolos de forma sumaria. Ha sido acusada, junto a otros grupos fascistas, por organizaciones civiles, de ejercer brutalidad contra inmigrantes. Por su parte, el jefe de bloque del mismo partido, Kiriakos Velopoulos, reivindicó estos métodos fascistas publicando en su cuenta de X un llamado a la organización de “patrullas civiles”, acompañado de un video donde simpatizantes de su partido apresan inmigrantes en un remolque de una camioneta, los mismos que fueron apresados por la justicia. Se acusa a los inmigrantes de provocar los incendios y se llama a la población a tomar la defensa de sus propiedades en sus manos. El discurso punitivista y el discurso fascista corrieron por el mismo carril la semana pasada, en pleno pico del pánico por los incendios, ambos provenientes del mismo parlamento.

Pero los métodos fascistas no se limitan a agrupamientos ultraderechistas “civiles”, propagandizados desde el propio parlamento y consentidos por el poder judicial. Hace años que la policía y el ejército griego son acusados por organizaciones de derechos humanos de ejecutar expulsiones sumarias de inmigrantes. Estos métodos consisten en la captura y expulsión de facto, violando el derecho de movimiento y asilo, sin esperar siquiera, en los limitados términos de la regulación europea, el rechazo o el otorgamiento de la visa por el organismo competente. Los inmigrantes que intentan cruzar la frontera por fuera del “muro” sufren todo tipo de vejámenes cuando son retenidos: robo de sus pertenencias y ahorros, palizas, humillación y violaciones. Existen denuncias de que los gomones en los que navegan el río, son pinchados y hundidos adrede. En medio de estas denuncias de brutalidad, la desesperación por huir de la miseria es tan grande, que los trabajadores se aventuran a cruzar el peligroso Mar Egeo, buscando las costas italianas. Aún se encuentra en veremos la investigación por la masacre de Pilos, en junio de este año, donde centenares de inmigrantes murieron ahogados por el naufragio del pesquero en el que se trasladaban. Una investigación llevada a cabo por periodistas y organizaciones civiles ha presentado evidencia de que el barco en cuestión estaba siendo remolcado por la guardia costera hacia aguas italianas, luego de habérsele averiado el motor. La responsabilidad, por la muerte en masa de lo que se estima en más de 500 personas, recaería enteramente en el Estado (wearesolomon.com, 31/07).

La incapacidad tanto de la UE como del Estado griego para dar salida a la crisis migratoria, ha agudizado las tendencias fascistizantes. La misma UE fue la primera en violar el derecho de libre circulación, deportando a los inmigrantes a Turquía, donde esperan el permiso para ingresar, en base a los acuerdos firmados en 2016. El reforzamiento del muro fronterizo de Evros, y de la vigilancia en los últimos años obligó a los inmigrantes a utilizar rutas más peligrosas como lo son el delta del Evros -también han optado por el Mar Egeo. Este desborde, que se produce en una sintonía mecánica con las crisis políticas y económicas de Medio Oriente y África, ha sido respondido con la brutalidad por parte de organizaciones fascistas y por parte de las propias fuerzas de seguridad. Volvemos, la crisis ambiental provocada por los incendios, se ha combinado con una crisis migratoria que lleva años agudizándose: los inmigrantes, huyendo de las garras fascistas, se adentran en los bosques devorados por el fuego, camino a una muerte casi segura. Todos los partidos gobernantes en Europa, de derecha, de centro y de izquierda, son responsables de esta tragedia social. Alexis Tsipras del partido de izquierda Syriza, no removió ni una púa durante el gobierno de la coalición, entre 2015 y 2019. En su campaña, lo ha catalogado como un muro “útil”. Esta incapacidad, ahora busca ser superada con la barbarie.

Los movimientos de población desde África, Asia, Oriente Medio o América central y del sur hacia los países capitalistas desarrollados son la consecuencia de las crisis capitalistas, que golpean con mucha más fuerza a los países subdesarrollados. El impacto de la crisis del medio ambiente sobre la clase obrera más explotada y empujada a la miseria empeora las condiciones de vida, empujando al desarraigo a grandes masas de población que no tienen nada que perder. La “regularización” de la inmigración pregonada por la UE, no ha servido más que para llenar de letras los papers de sus funcionarios. Cuando la crisis arrecia y la avalancha migratoria se vuelve imparable no hay norma ni ley que la detenga. En el marco de la crisis capitalista, que se perfila hacia una conflagración bélica y, por tanto, de un reforzamiento de la militarización y de las salidas punitivistas a los problemas que enfrentan los Estados capitalistas, incapaces de solucionar la crisis social, una defensa consecuente de la naturaleza no debe dejar de observar todos los elementos que se entrecruzan y sintetizan en la crisis ambiental, que no es más que una expresión de la crisis de la humanidad. Porque, como no puede ser de otro modo, con la misma apatía con la cual el régimen social capitalista ha transformado a las profundidades del cálido Mediterráneo en un cementerio de inmigrantes, trata a los últimos vestigios de la impronta natural, con sus bellezas autóctonas y su riqueza propiamente moral. Por la defensa incondicional del derecho de libre circulación y de asilo. Por el derecho a vivir en paz, por la revolución socialista.

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