La patronal del frigorífico Morrone viola la clausura

Escribe Laila Domínguez

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Después de las denuncias de vecinos y familiares a raíz de la muerte de un trabajador por coronavirus, la municipalidad de Quilmes colgó el cartel de clausura en el portón del frigorífico. Hoy, con la presencia de los fumigadores municipales -es zona roja de dengue-, la patronal violó la clausura y obligó a parte de los trabajadores -otros decidieron no ir- a ingresar bajo la amenaza del cierre de la planta. Una vez en la planta, los trabajadores respondieron con un paro dentro de las instalaciones. El miércoles también habían realizado un paro de algunas horas después del mediodía.

La patronal ha desarrollado los argumentos más absurdos y viles para justificar su accionar: “la enfermedad no es nada, es más la paranoia de la gente que otra cosa”, “el que murió seguro tenía SIDA; si se murió, se murió”, etc. Pero ante el repudio y la negativa de continuar con la producción por parte de los trabajadores, Morrone pasó a las amenazas e insultos: “no quieren entrar a trabajar, negros de mierda”, “voy a cerrar el frigorífico e irme a la mierda”, “los voy a despedir a todos, el que no trabaja no cobra”, amenazó a gritos. Una camioneta de la municipalidad, instalada en la puerta del frigorífico, no ha servido ni de lejos para garantizar que Morrone cumpla con la cuarentena.

Las condiciones laborales y de salubridad en el frigorífico son nulas. Luego de la muerte de uno de los compañeros por coronavirus, no se desinfectó el lugar, ni se les brindó a los trabajadores ninguna medida de higiene más que un solo barbijo.

El gobierno municipal, provincial y nacional deben garantizar que se cumpla con los protocolos de salud ante el riesgo de la vida de los trabajadores, su familia y los vecinos de La Paz -el barrio donde está situado el frigorífico-, e incluso para el resto de la población, ya que los trabajadores desde su lugar de trabajo hasta sus casas recorren buena parte del conurbano.

Mayra Mendoza -intendente de Quilmes- responde que está con “las manos en el asunto”. Sin embargo, Morrone continúa amenazando, extorsionando y exponiendo a gran parte de la población. La presencia de los funcionarios municipales no ha servido para garantizar ninguna medida de protección sanitaria o laboral, lo cual deja en evidencia el encubrimiento por parte del municipio en este crimen patronal. Por otro lado, el sindicato de la carne no se hizo presente ni se comunicó con ninguno de sus trabajadores, abandonándolos por completo ante la patronal.

Vecinos y familiares rápidamente se han organizado en apoyo a los trabajadores. Es necesaria la organización por protocolos de salubridad en el frigorífico con desinfección a fondo con cuarentena para todos los trabajadores y sus familias. El Estado debe garantizar de manera urgente testeos para ellos y todas las personas cercanas; garantía salarial y resguardo de sus puestos de trabajos hasta que se tenga claridad del contagio y las condiciones laborales sean las indicadas -indumentaria adecuada, elementos de higiene, distanciamiento social en las distintas zonas de trabajo, reparto de las horas de trabajo para garantizar la mínima exposición. En los barrios la garantía de los servicios básicos como el agua y los elementos de higiene personal, desde ya, revisten una gran importancia.

La necesidad de un paro nacional de la carne retoma mayor fuerza con los trabajadores del frigorífico Penta, a pocas cuadras de Morrone, luchando por la reapertura de la planta y el pago de las quincenas contra Bruzzese.

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