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A principios de septiembre el economista Alejandro Morduchowicz publicó un estudio que muestra la caída de los salarios docentes en todo el país. El relevamiento toma “la evolución de los salarios brutos nominales del 'cargo testigo' (un maestro de grado de jornada simple con 10 años de antigüedad) en todas las provincias entre diciembre de 2015 –el año de mayor inversión educativa– y junio de 2023. Para que las cifras fueran comparables, actualizó los salarios de 2015 al valor de 2023” (Infobae, 17/9).
Según este informe en los últimos ocho años la caída promedio de este cargo testigo es de un 10,9% en todo el país. Las provincias con mayor caída del salario son Santa Cruz con un 43,6%, Tierra del Fuego con 41,2% y Chubut con 40%. Distritos importantes como Mendoza, Córdoba y CABA registran caídas del 26,8%, 19,6% y 19,5% respectivamente. En la provincia de Buenos Aires el relevamiento registra una caída del 5,1%. Cabe destacar que el informe compara el salario con respecto a la inflación. Si se toma la canasta de alimentos (donde se consume la mayor parte del salario docente) la caída es mucho mayor. El relevamiento de Morduchowicz tiene un antecedente que confirma que la degradación salarial docente es sistemática en las últimas décadas, incluso durante “la década ganada”: “un estudio del Observatorio Argentinos por la Educación y el economista Javier Curcio ya había encontrado una reducción del 12,8% en promedio entre 2009 y 2018.” (ídem).
La caída de los salarios de los trabajadores de la educación en la Argentina es parte de una política sistemática del régimen que no admite grietas partidarias, geográficas ni temporales, y que tiene como fondo el objetivo de llevar a la educación en general a una degradación histórica. “Más allá del impacto del ajuste en el bolsillo de cada docente, el retroceso salarial tiene implicancias serias para la política educativa. Si el salario es un factor más dentro de aquellos que inciden para atraer y retener a buenos docentes, la caída atenta contra ello. Si bien no es lo único que podría estar afectando, no debe descartarse la posibilidad de que parte de la escasez de docentes en varias provincias esté influida por este hecho”, analizó Morduchowicz.” (ídem).
De la mano de la caída de los salarios viene la sobrecarga laboral: “Otro informe reciente del Observatorio de Argentinos por la Educación mostró justamente que el 30,5% de los docentes de primaria en el país trabajan en dos o más escuelas: una proporción muy superior al promedio de los países de América Latina (11,4%)” (ídem).
Entre los manotazos de ahogado que están tirando desde "Unión por la Patria" para intentar ingresar en un balotaje con el fascista Milei se encuentra el anuncio de un nuevo proyecto de financiamiento educativo para llevar del 6 al 8% del PBI las inversiones en educación. El anuncio tiene como objetivo polarizar con los planteos reaccionarios de Milei y sus vouchers, y es doblemente ficticio. Desde que se promulgó la ley de financiamiento educativo, que lo llevaba al 6% del PBI solo se llegó a ese número en 2009, 2013 y 2015 (Ambito, 5/2/2023), teniendo en cuenta que es un número sobre el presupuesto proyectado. Por ejemplo, el presupuesto 2023 de Massa contemplaba una inflación del 60% anual (hasta agosto la inflación acumulada es del 80,2%). En el marco de una perspectiva hiperinflacionaria y de disolución política el anuncio no pasa de una agitación demagógica. En paralelo Massa desarrolla otra parte de su programa en educación. Reflotando al Massa del 2015, cuando tenía como uno de sus principales enemigos a Baradel, sostiene en los canales de TV que si gana pondría un “presentismo” a la docencia, para atacar su derecho a huelga, obligar a los trabajadores a concurrir enfermos a las escuelas, es decir profundizaría las políticas precarizadoras del trabajo docente.
También Patricia Bullrich en el relanzamiento de su campaña de cara a octubre refrita al Massa del 2015. En uno de sus últimos spots sostiene que “tenemos escuelas públicas que hoy están tomadas por los sindicatos kirchneristas”. Otra estafa. Los “sindicatos kirchneristas” son los garantes de la degradación salarial y laboral de los últimos años con todos los gobiernos, nacionales y provinciales. Son los que acompañan la persecución a los docentes autoconvocados en lucha, es decir son sus mejores aliados.
Un dato que pasa desapercibido en el informe de Morduchowicz es que en el periodo analizado hay tres provincias en donde los salarios le ganaron a la inflación. Entre ellas Salta y Jujuy, donde en los últimos meses se desarrollaron importantes huelgas de carácter autoconvocadas, que, aunque con limitaciones, dejaron pintados a los “sindicatos kirchneristas”.
La perspectiva de la recomposición salarial de los docentes en todo el país tendrá que seguir estas experiencias y superarlas.
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